Querido Siri:
Hoy me he levantado como un día normal, pero no sé porque estaba feliz. Hice el desayuno como siempre y me fui a casa de Amaia para que vayamos juntos al colegio. Llegue a su casa y me abrió ella bastante sorprendida, se fue a preparar para poder irnos y su hermano vino a hablar conmigo.
- Hola Alfred ¿que haces aquí?
- He venido a buscar a Amaia para ir juntos al colegio.
- Gracias por cuidarla tanto, lo ha pasado mal y necesito a una persona que no sea yo que ya me tiene muy visto.
Con ese comentario me hizo reír bastante hasta que me acorde de nuestra conversación de ayer y decide hablar con el de eso.
- Sabes que llevo enamorado de tu hermana desde que nació ¿no?
- Ya lo se chaval, y yo sé que ella también lo está de ti.
- Pues eso espero, una cosa le puedes dar estos papeles a Amaia a mi me da mucha vergüenza.
- ¿Que esto?- dijo cogiendo y leyéndolo- es muy bonito Alfred, tengo una idea ahora vuelvo.
Se fue no sé a dónde y después volvió.
- Ya está, oye sabes que mi hermana solo contigo.
Mire la hora y vi que era tarde, nos teníamos que ir ya. Fui a la habitación de Amaia y la abrazo por detrás, ella se apoyó en mi pecho me hubiera gustado estar así siempre pero no nos teníamos que ir. Fuimos cogidos de la mano todo el camino y hablando de nuestras cosas.
- Me encanta ir cogido de tu mano.
- Y a mí Alfred es genial
Justo en el momento en el que llegamos al colegio se abalanzaron todas las chicas sobre mí que pesadas que son pero lo peor es que Amaia me soltó la mano, yo no sé cómo lo había esta chica pero es que era perfecta y la iba a besar, la iba a decir que me gustaba y que la quería y si ella no estaba preparada o no le gustaba yo estaba dispuesto a amar por los dos, pero como siempre las chicas pesadas tuvieron que venir a molestar, cuando estamos solos me cagó y no la puedo decir lo que siento y cuando se lo quiero decir siempre hay alguien que molesta. Necesitaba a hablar con su hermano, que ha sido mi único amigo cuando éramos pequeños, y ahora nada a cambiado. Y yo siempre cumplo mi promesa... Esa promesa que hice cuando tenía 6 años y ella 5 años, la prometí que me casaría con ella y lo voy a cumplir. Se lo di, lo mas tierno y delicado que pude. Las chicas se pusieron a gritar como locas, incluso en un momento llegaron a insultar a Amaia , eso si que no lo toleraba. La cogí de la mano y me la lleve, la vi que tenía lagrimas en los ojos, llegamos a un sitio apartado de los demás, y sin pensármelo la abracé, ella en un momento se dio la vuelta y quedo apoyada en mi pecho y yo la abrazaba por detrás mientras entrelazaba nuestras manos. Estábamos ahí los dos, sin decir nada pero a la vez diciéndolo todo, pensé que ese era el momento perfecto para decírselo, estuve pensando un rato en como decírselo, se lo decía del tirón o la expresaba todos mis sentimientos, estaba muy rallado, no sabía como hacerlo hasta que me interrumpió una voz, su dulce voz.
- Gracias por estar ahí
- No hagas caso a lo que te han dicho, si te he dado el beso es porque me apetecía y eres especial.
- Me ha encantado y gracias por estar aquí aguantándome.
- ¿Como que aguantándote?- era el momento- Estoy aquí porque quiero, porque te quiero.
Ya esta se lo había dicho,la había dicho lo que tanto tiempo llevaba esperando, espere un rato pero no tuve respuesta. Estaba ahí mirándome pero sin decir nada, es que soy subnormal, como me querer alguien a mi, si no me quieren ni mis padres, nadie me quiere y normal con lo raro que soy. Empece a notar húmeda la cara y salí corriendo de allí tan rápido como pude, fui a los baños y me encerré en uno y me puse a pensar en que iba a hacer, porque estar sin ella, sin tenerla en mi vida si que no iba a pasar, la he cagado, pero la iba a recuperar costara lo que costara.La primera opción que tenía era ir a hablar con su hermano, al fin al cabo de pequeños eramos mejores y gracias a el conocí a Amaia, me acuerdo como se fuera ayer de ese momento. Su hermano y yo nos conocimos en un parque cuando estamos jugando, me cayo bien desde el primer momento y nos hicimos amigos. Un día vino su hermana a jugar con nosotros, porque ella no tenía amigos. Y desde el primer momento que la vi supe que era especial, me acuerdo perfectamente el primer día que nos besamos, mi primer beso, nuestro primer beso. Fue en el mismo sitio donde nos conocimos y estamos los dos sentados solos, jugando en la arena y nos miramos, me acerqué un poco más a ella y hablo:
- Alfred, ¿me das un abrazo?
- Claro que si Amaia.
La di un abrazo y ella cómo hacía siempre, enterraba su cabeza en mi cuello, en ese momento éramos pequeños y no sabíamos muy bien lo que iba a significar eso para nosotros. Nos separamos del abrazo y la bese sin pensármelo dos veces, fui un piquito pero suficiente para decir las palabras que ahora no paraba de repetirme, de ese momento no parábamos de decirnos "Te quiero" y estamos todo el tiempo juntos, no nos separamos para nada ni para bañarnos, solamente para ir a clase pero siempre acaba llorando porque la echaba de menos. El peor momento de mi vida sin duda fue cuando me dijo que se mudaba a Pamplona, ahí se me rompió el corazón, los días siguientes estábamos todo el día abrazados y intentamos que ella se quedara, pero no funcionó y se mudó. El día que se mudó, dormimos juntos, nos dejaron nuestras madres porque sabían que íbamos a estar muy tristes los dos y las acabaríamos echando la culpa a ellas, aunque ahora que lo entiendo todo no era su culpa si no del maldito país, el mítico porque el que se mudaron fue que a su padre le trasladaban de Barcelona a Pamplona y como ganaba mucho más dinero que su madre pues se mudaron todos. Cuando me desperté estaba ahí Amaia aún dormida y la abracé muy fuerte, tanto que se despertó. Yo me puso a llorar y ella me empezó a darme besitos por toda la cara y me hizo prometerla una cosa:
- Alfred, me prometes que siempre nos querremos- pregunto ella empezando a llorar.
- Te lo prometo Amaia
Ahí estamos los dos llorando, como nunca lo habíamos hecho, los niños normalmente lloran porque se caen y se hacen daño, pero yo no yo lloraba porque la quería y la iba a echar mucho de menos.
Estaba llorando en el baño recordando bonitos momentos así que decidí ponerme a pensar en otra opción por si acaso ese plan no salía bien. Estaba pensando cuando escuché la puerta del baño, como yo estaba dentro de un baño con el pestillo puesto no me vio, pero sorprendió bastante quien había entrando.
- Alfred, Alfred- dijo una voz dulce.
Yo me quedé de piedra no podía ser ella, mi pequeña, era ella podía reconocer su voz hasta a 100 km ¿pero porque está aquí? seguro que la ha mandado un profesor.
- Se que estás aquí, he estado buscando en todo el colegio y solo puedes estar aquí.
Espera había escuchado bien que me había estado buscando por todo el colegio, eso es imposible, igual la ha mandado un profesor, hay dios que rallada mental más grande tenía en la cabeza, oí unos pasos acercarse a donde yo estaba.
- Alfred, siéntate en la puesta porfavor
Porque quería que me sentara en la puerta hay madre mía que rallada mental enserio porque estaba tan rallando, quería a Amaia y la pensaba recuperar pero no sé si ella está dispuesta a tener una relación, no quiero perder su amistad así que no iba a darla yo el primer beso, quiero que me lo de ella.
- Te quiero, mi príncipe, nunca lo olvides Alfred se que la he cagado pero eso espero no volver a hacerlo porque eres importante para mí.
Me quería, era importante para ella, no me lo puedo creer. Volvieron a caer lágrimas por mis ojos, necesitaba ahora mismo abrazarle lo más fuerte que podía, la quería y la necesitaba en mi vida, ella para mí era lo mas importante y no necesitaba a nadie mas en la vida. Estaba decidido a decirle lo que sentía por ella, se lo iba a decir, esta misma tarde. La iba a besar y la iba a pedir si era mi novio, aunque no sé si va a aceptar, tenía mucho miedo, porque igual perdía su habitación, necesitaba a su hermano, se lo quería preguntar, le iba a preguntar si le gustaba a Amaia.
Estaba pensando en cómo lo iba a hacer, cuando escuche otra vez la puerta del baño, también me sonaba mucho la voz de esa persona, en realidad eran dos personas, me costó reconocer las voces pero al final acabé sabiendo de quien era, no me podía creer quien era y lo estaba diciendo ya me ponía de los nervios, como una persona podía hablar de mi pequeña, de mi Amaia. Me llene de rabia y abrí la puesta cabreado.
- ¡¡Que narices dices!!- dije muy cabreado
- Acabó de decir que me pienso follar a la nueva y que tiene un culo increíble.
- Tu eres un asqueroso de mierda como puedes hablar así de una persona como Amaia. Lo primera la gente no solo tiene un cuerpo bonito, ella es dulce y una persona increíble, es un ser de luz y no voy a permitir que solo veas eso y la segunda cosa antes de tocarla tienes que pasar por mi, no te voy a permitir, eres un puto asqueroso, te juro que primero que me tienes que matar a mi, pero aún así te atormentare todas las noches así que ni se te ocurra tocarla.
Creo que jamás había sentido tanto las palabras, las dije con todo mi corazón y fueron muy sinceras. Ricky era un asqueroso, siempre piensa en el aspecto de las chicas y nunca en sus pensamientos o su interior. Ya había intentado follar con alguna chica y no sé si lo consiguió o no lo que se es que es un tío muy peligroso, no tiene piedad y tiene bastante fuerza a mi ayer casi me deja cae con un simple puñetazo. La otra persona que venía con él era Roí, no entiendo como se juntaba con Ricky. Nunca había hablado con Roí pero siempre me ha parecido un tipo agradable, el a diferencia de Ricky no se fija en el aspecto de las personas y no va por la vida diciendo que se las va follar.
- Pues me la voy a follar así que prepárate para tu muerte.
El me quedó un puñetazo, no tan fuerte como el de ayer pero si lo suficiente como para caer al suelo, esta vez está bien, bueno estaba sangrando pero no me encontraba mal así que salí del baño pero para mí buena o mi mala suerte me encontré con el directo que se alarmó al verme sangrando.
- Pero bueno chico ¿que te ha pasado?
- Nada que me he dado un golpe- mentí.
- Vamos a al despacho y llamamos a tus padres.
Fuimos andando al despacho y yo pensaba que no íbamos a conseguir nada, ayer no se preocuparon por mí cuando les llamaron del hospital, que se van a preocupar de mí si llaman desde el colegio, además de que no estaba muy mal solo sangraba un poco eso se podía curar en casa perfectamente y no como un misterio no lo cogieron, por mi hermana ya pasaban de llamar había causado tantos problemas y mis padres siempre la apoyaban en cambio a mí no y eso me ha afectado, he estado solo mucho tiempo por eso soy tan cariñoso con la gente que me quiere de verdad y muestro mis sentimientos por miedo a que este mal y no lo sepan, si necesito ayuda necesito a alguien o si no podría darme un ataque de ansiedad muy fuerte y podría hasta morir si no me cuidaba.
- Bueno pues como tus padres no lo cogen otra opción es tu hermana ¿en qué clase está?
- Esta en la misma clase que yo en 4B.
- Pues vamos a verla.
Estábamos andando hacia la clase y yo con una sonrisa tonta en la cara, cualquiera que me viera pensara que soy jilipollas porque ver a un chico que esta sangrando y sonriendo no es lo más normal, pero si vas a ver a lo que más quieres en el mundo pues todo cambia. Llegamos a clase y el director llamó a la puesta, no me enteré mucho de lo que le dijo a la profesora porque sólo estaba mirando a Amaia que no quitaba el ojo de mi, parecía preocupada pero no se.
- Yo lo llevó a mi casa y le curo- saltó Amaia de repente
El directo accedió y nos fuimos a casa en un silencio muy incómodo, el único contacto que tuvimos fue que ella me cogió la mano pero era diferente al resto de veces. Llegamos a su casa rápido, aunque la costó un poco abrir la puerta.
- Siéntate en el sofá mientras voy a por las cosas para curarte.
Yo sólo hice lo que me mandó y me sentó en el sofá, al rato vino ella con las cosas necesarias para curarme y se sentó. Me estaba curando muy cerca de la cara me daban unas ganas de cogerla la cara y darla un beso, pero eso no era lo correcto. En un momento Amaia guardo todo y se acercó a mi oreja para susurrarme "ya estás curado mi príncipe", me entró un escalofrío en todo el cuerpo. Amaia quería hablar conmigo, no sabía de que pero me entró miedo, me temía lo peor.
- Alfred, ¿que ha pasado?- dijo acariciando la mejilla
- No ha pasado nada.
- No soy jilipollas, porfavor Alfred.
- Ya se que no lo eres, yo no he dicho eso.
- Pues cuéntame qué narices te ha pasado.
- No te interesa.
- Pues claro que me interesa, me preocupas.
Acababa de decir que le preocupaba, alguien estaba preocupado por mi, no me pude aguantar y empece a llorar, al principio sólo eran lágrimas pequeñas pero después era imposible pararlas no dejaban de salir de mis ojos así que agache la cabeza para que no me viera pero fue en vano porque me vio y se acerco a darme un abrazo. Un abrazo que lleno todo mi corazón, me hizo volver a vivi, era sincero, y lo necesitaba, necesitaba uno suyo solo que fuera suyo. Cuando yo ya estaba había dejado de llorar nos separamos del abrazos y me dio un beso en la comisura del labio y nos quedamos a centímetros, era el momento perfecto, la aparte el pelo que tenía en la cara delicadamente, estaba dispuesto a besarla, me acerqué un poco más pero no sucedió nada porque escuchabas la puerta abriéndose y nos separamos al instante.
Entró su hermano y se sorprendió al vernos pero se alegró de verme bien después de lo de ayer. Sentía que ahí sobraba así que dije que me iba y la di un beso en la mejilla a Alfred, se lo di tierno y suave porque después de todo lo que ha pasado hoy me podía raparse cualquier cosa.
- No te vayas Alfred porfi- me suplico mi pequeña
- No quiero molestar
- No molestas, hago la comida para tres y pasáis la tarde juntos- comentó su hermano
- Eso porfi Alfred quédate, hazlo por mi.
Ese "hazlo por mi" me mato, no me pude negar, era superior a mis fuerzas, todo lo que decía ella o lo que pedía en verdad era superior a mi. Su hermano se fue a hacer la comida y nos quedamos ella y yo solos.
Me acerqué a ella por detrás y la di un abrazo, mientras ella se apoyaba en mi pecho.
- No te vayas nunca por favor, sabes que eres lo más importante para mí, siento mucho todo lo de hoy la he cagado mucho soy consciente de ello pero te quiero y necesito que lo sepas.
- Sabes una cosa Amaia, bueno en verdad dos cosas- la di la vuelta para que me mirara y junte su frente con la mía.- la primera cosa tú no tienes que disculparte de nada, no has hecho nada malo y quiero que eso te quede claro y la segunda cosa es que eres lo más bonito de este mundo y pase lo que pase, siempre voy a estar para todo lo que necesites, quiero que lo sepas y tú también eres lo más importante y a lo que más quiero.
La di un besito en la nariz y ella sonrió pero justo como siempre arruina nuestros momentos, yo le quiero mucho pero como siga así le mato yo ya la digo: Javier Romero Arvizu muerto por ahorcamiento debido a interrumpir los momentos bonitos que tenían su hermana, Amaia Romero Arvizu y su mejor amigo, Alfred García Castillo. Yo en ese momento me empece a reír de una manera que no podía, ella ya no estaba porque se había ido. Su hermano me miró con cara rara y me pregunto:
- ¿Porque te reías?
- Porque nada importante ¿y tu hermana?
Está poniendo la mesa deberíamos de ir yendo para comer.
Yo asentí y nos fuimos hacia la mesa. Yo y Amaia estábamos sentados al lado y no parábamos de mirarnos aunque también nos reímos mucho y me lo pasé bastante bien. Cuando terminamos de comer nos subimos Amaia y yo a la habitación y nos pusimos a hacer los deberes. La estuve explicando las matemáticas y no sé cómo acaba haciendo una canción sobre ellas.
- Hola chicos ¿queréis merendar?- dijo su hermano entrando en la habitación.
Nos bajamos los dos para merendar y con las manos entrelazabas, quería mucho a Amaia.
Yo prepare la merienda y hice un bocadillo y un café para cada uno, en el café de Amaia dibuje un corazón que ella vio y me dio un beso en la mejilla. Nos subimos a terminar los deberes y nos dispusimos a ver una película.
- ¿Que peli quieres ve cuqui?- me pregunto Amaia.
- La que tú quieras, a mí me da igual.
- Tu mismo lo has dicho, túmbate en la cama.- me ordeno susurrando- Pero déjame espacio entre tus piernas.
Yo no dije nada y hice lo que me dijo me tumbe en su cama y la dejé espacio, ella encendió la tele y vino y se tumbó apoyada en mi pecho. La empece a acariciar el pelo y vi como ella me sonreía, solamente con una sonrisa nos decíamos que nos queríamos. Ella puso high school musical es que esta chica parece un niña pequeña. Yo me pase toda la película mirándola mientras la acaricia el pelo y la cara, vamos que no me entere de nada de la película. Nos bajamos para despedirnos, salíamos a la puerta y ella se tiro a mis brazos.
- Gracias por todo, mi príncipe
- A tu pequeña
- Lo tenemos que repetir
- Todos los días
Ella me dio un beso en la comisura de los labios y entró en su casa despidiéndose de mí con la mamo, yo me fui a casa.
•
Este es el capítulo más largo que he escrito y espero que guste mucho💗
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Junto a ti|Almaia
Teen Fiction1 temp de LA RAZÓN Una chica y un chico, se gustan ¿que podría salir mal?