Capítulo 20

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Padre había cargado la bestia detrás suyo y habían retomado la marcha. Se habían salvado de una buena, unos pasos más y la manada les habría caído encima. Ahora serían carne picada en los estómagos de esos dirus si Nilus y Tulipa no los hubieran detenido.

Le daba vergüenza reconocer que ella se había quedado bloqueada, se había relajado demasiado con la protección de los elfos, y la habían cogido totalmente desprevenida. No había sabido reaccionar. Había intentado preguntar a Nilus qué había sucedido exactamente, pero padre les había ordenado enfadado que hicieran silencio hasta llegar a la costa. Seguramente se culpaba a si mismo de lo sucedido, probablemente estaría pensando que deberían de haber seguido bordeando el bosque en vez de cruzar campo abierto. Pero la verdad es que lo mismo podría haber sucedido allí. Más allá del río no, pero a este lado seguramente los dirus eran los animales dominantes. No le dijo nada, en general lo mejor era dejarlo en paz.

En solo una hora ya empezaron a percibir el salado olor del mar, y no mucho después el rumor del mar. Suna tenía todavía la imagen de esos cuatro ojos dorados clavada en la retina como si justo hubiera sucedido. Había estado dándole vueltas y había sacado algunas conclusiones; no había habido más muestra de magia que los ojos, así que en su opinión Nilus no había realizado un hechizo per sé, más bien ante el peligro algo había sucedido con la unión que tiene con Tulipa para poder enfrentar el peligro. Aunque no se le ocurría cómo.

Subieron un último repecho en el pequeño monte y, efectivamente, al otro lado encontraron el mar. Estaban en una larga playa que se alargaba por la derecha y curvaba por la izquierda para dibujar un pequeño cabo. La luna blanca se reflejaba majestuosa en el agua. No se había percatado hasta ahora, pero había luna llena. La luna negra también, esa siempre está llena y exactamente igual, ni siquiera su posición cambia.

- ¡Así que esto es el mar! ¡Es inmenso! – exclamó.

- ¿No lo habías visto nunca? – dijo Nilus incrédulo.

- Claro que no, mi pueblo está muy hacia el interior, y yo no había viajado nunca tan lejos.

- ¿De verdad? Que fuerte, la casa del abuelo está tan cerca del mar que siempre se puede oír el romper de las olas en las rocas.

Padre desmontó del caballo.

- Por aquí ya no debería de haber peligro, Suna y Nilus, id a dar una vuelta para ver si encontráis algo con lo que encender un fuego. Yo empezaré a montar el campamento. Pero no os alejéis demasiado y que Tulipa vaya con vosotros, ha quedado claro que tiene buenos ojos.

- ¿Podías ver perfectamente? ¡Uau!

Mientras buscaban leña, o por lo menos ramillas, había preguntado a Nilus por lo sucedido. Ni siquiera él estaba seguro, pero, como ella había deducido, la magia había actuado en su unión con Tulipa y los había unido más estrechamente mientras había durado. También le había dado visión nocturna y una gran sensación de fuerza. Que pasada, en ningún momento Éslir les había dicho que esto pudiera suceder. Tal vez esta fuera una de las diferencias que él se había esforzado en vano en descubrir con respecto a las uniones "habituales"...

- Sí, pero tengo que reconocer que ha sido muy extraño. Mientras ha durado era yo mismo, pero más animal, más instintivo.

- Bueno el caso es que nos has salvado el pellejo. – Le dijo dándole unos golpecitos en la espalda. - ¡Mira! Parece que tenemos suerte hoy.

A unos pocos pasos se podía ver la silueta perfilada de un árbol caído, posiblemente obra de alguna tormenta. La madera estaba seca y pudieron romper buenas ramas solo con un par de golpes. Hicieron varios viajes, al último padre ha había preparado el campamento y se ocupaba despellejando el dirus. Ya solo quedaba encender el fuego.

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⏰ Última actualización: Oct 27, 2018 ⏰

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