- ¡Nilus! ¡Alto! – Nilus había salido disparado hacia el bosque. ¿Qué demonios hacía? ¿Acaso quería huir?
Aun con la boca abierta Gáriel tardó unos momentos en reaccionar.
- ¡Atrapadlo!
Los cuatro elfos montados se lanzaron hacia el bosque a la persecución de Nilus.
- Una jugada hábil niña. No hubiera imaginado nunca que un humano podía controlar de esta manera los bongos.
Suna se giró justo a tiempo para ver como con una agilidad inhumana el elfo desenvainaba su espada y se le tiraba encima. Su habilidad fue tal que no necesitó ni golpearla de veras, con un par de movimientos la tenía de rodillas al suelo y apretaba el filo de su espada contra su cuello amenazadoramente.
- No dudes que lo cogerán, y cuando lo hagan las cosas no serán tan agradables como hasta ahora. Tengo la misión de llevaros a Narthil, y lo haré al precio que sea.
- ¿Qué sucede aquí? - Su padre había llegado al lado de Éslir y los demás elfos.
- El chico ha huido. Éslir ve a buscarlo, vosotros retened a este hombre.
--- --- --- --- ---
El bosque se movía a toda velocidad a sus lados, notaba el viento pasar furioso cuando debería haber estado en calma. El bongo, en vez de realentizarse por el obstáculo que presentaban las gigantescas raíces, se movía entre ellas como si resbalara y las utilizaba con las patas traseras para impulsarse incluso a más velocidad. Inclinado sobre su cuello Nilus se sentía como si se hubieran fundido en un solo ser y juntos tensaban músculos de todo el cuerpo y se lanzaban adelante a toda velocidad. Todavía los frenaban un poco los arbustos y pedruscos, así que cuando fueron lo suficientemente rápido se impulsaron hacia arriba y empezaron a moverse a tres metros del suelo, donde las raíces quedaban horizontales al suelo para ir a buscar la base del árbol. Sin que nada los parara ya, cogieron tanta velocidad que las raíces se difuminaban bajo sus pies y perdieron de vista el suelo. El bosque a su alrededor se transformó en un mar de inmensos troncos que subían perfectamente rectos hasta un techo verdoso con miles de claraboyas por donde entraban los fuertes rayos de la luz del sol.
Tiró y tiró hacia adelante sin parar a pensar en nada hasta que oyó unos gritos detrás suyo. Giró la cabeza y se encontró a cuatro bongos con sus jinetes que les estaban ganando terreno. Por un instante se dio cuenta de lo que había hecho, era un prisionero y se había escapado dejando a Suna y Beorn atrás. Incluso si ellos también lo habían capturado se sintió culpable, les había conocido lo bastante para saber que eran buena gente, le caían bien. Sin embargo cuando fue a ordenarle al bongo que se pararan notó su excitación, que lo contaminó y se volvió a perder otra vez.
Saltaban de raíz en raíz y se movían haciendo zigzag i cambiando de dirección sin sentido alguno para intentar dejarlos atrás. A ratos lo conseguía, pero aluna vez se le habían acercado tanto que un poco más y lo cogen solo con estirar la mano. Siguieron y siguieron, dando giros y saltos, cambios y fintas, hasta que perdieron la noción del tiempo además de la de la realidad.
En algún momento un quinto perseguidor se unió a su caza. Cuando estuvo lo bastante cerca le gritó algo que hizo que el bongo frenara un poco, pero esta vez era él quien no quería parar y continuaron adelante. El elfo volvió a gritar algunas veces más, pero ya no tuvo ningún efecto. Volvían a estar los dos completamente perdidos en el frenesí de esa persecución.
Llegó un momento en el que los cinco estaban muy cerca. El quinto perseguidor les gritó algo a los demás, y súbitamente todos excepto él se alejaron a la vez. ¡Bam! Un muro invisible los había parado de golpe. A esa velocidad el impacto fue tremendo y quedaron medio inconscientes en el suelo tras la caída. Entre el atontamiento y el dolor Nilus notó como una manta también invisible los aplastaba contra el suelo. Poco a poco recuperó la razón, había quedado boa arriba en una posición bastante incómoda y se sentía muy mareado.
Los elfos lo rodearon, él seguía sin poder mover un solo pelo y estaba demasiado cansado para intentar hablar. Le quemaba el cuerpo del esfuerzo que había hecho y sabía que mañana los músculos le dolerían como demonios, dolor que se añadiría al que ya sentía ahora. Cuando el elfo se inclinó sobre su cabeza vio que se trataba de Éslir, sus ojos se habían vuelto de un profundo color violeta.
- interesante - dijo.
Y le dejó caer algo en la boca. Nilus reconoció el sabor, "el nictum está de moda" pensó antes de quedar profundamente dormido.
---
ESTÁS LEYENDO
Auri
FantasyNilus tenía una vida tranquila con su abuelo y sus hermanos. Digo que la tenía porque la perdió, o mejor dicho se la quitaron. Tras despertar medio aturdido en un bosque gigantesco y desconocido se encuentra atado de pies y manos y acusado de usar m...