Capítulo 12.

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El silencio era tan inquietante, la clase nocturna miraba al pelirrojo que respondía al nombre de Satanás.

- Imposible, se supone que tu estabas encerrado en el primer infierno - hablaba sorprendido el peliplata.

- Soy un rey, akihiko - contestó con una sonrisa. Algo dentro de zero se crispo.

- Zero-sama - escucho un murmuro algo suave y lleno de nostalgia.

Zero volteó para ver quien le llamaba, se fijo en un peliblanco pequeño, era muy lindo y se le hacia conocido...Como varios de los que estaban ahí.

- Tu....Tu eres...¿Lucifer? -

- Si...Zero-sama usted...Usted se ve tan igual que hace...Por nuestro padre - lucifer estaba conmocionado, no podia creer que frente a el estuviera esa persona que el adoraba, a la persona que mas podría amar en ese mierdoso mundo.

- Lucifer - zero nombro al susodicho con una sonrisa tan perfecta como todo en el. Abrió sus brazos y los dirigió a el peliblanco, el chico no hizo esperar a zero y se lanzó a sus brazos, cual niño pequeño.

Satanás miraba a su hermano, sabía que ante los reyes era tan débil y olvidaba que era uno de los seres infernales más fuerte, por no decir el segundo.

Lucifer lloraba mucho, le había extrañado, su olor aun cuando era la séptima vez que reencarnaban seguia siendo el mismo, su calidez era tan envolvente como siempre y su siseo por calmarlo le recordaba a el día en que lo conoció.

Yuuki y la clase nocturna no entendían que estaba pasando, ¿Satanás? ¿Lucifer? ¿Que no se supone son la misma persona? Había un angel y muchas personas en la residencia y todos miraban a zero como si fuese uno de las 7 maravillas del mundo.

- Ya luci, ya paso...Aquí estamos de nuevo - susurro.

- Lo estuve esperando pacientemente - dijo el chico bajito - ¿Acaso no soy un buen chico? - la mirada del peliblanco demostraba el afecto que tenia hacia zero.

- Claro que si -

- No estoy entendiendo nada - hablo yuuki llamando la atención.

- No es necesario que lo entiendas - habló con ironía satanás - Es más, ni presten atención a esto, ustedes no comprenderian ni aun que se les explicara con peras y manzanas -

- Zero viene siendo una persona especial para todos ustedes - habló aidou llamando la atención de satanás que lo miraba curioso - Algo asi como un... -

- Dios - completo aleyda - Zero viene siendo nuestro dios -

- Habla por ti misma querida - dijo hablando por primera vez Uriel quien mostraba su unica pupila a la vista, como daga penetrante en el alma - Eres un chico inteligente - con rapidez se acercó al rubio.

Aidou se sobresalto, sabia que ese chico era peligroso, su instinto de supervivencia se lo advertía. Y aun así, se sentía totalmente atraído hacia ese peliblanco.

- Uriel alejate del chico - advirtio zacarhias.

- Uriel, el angel maldito como híbrido tras haber asesinado a sus hermanos en un intento de ser como Dios padre creador - aidou había hablado sin darse cuenta, llamando la atención de tanto demonios como ángeles.

Uriel lo miro sin parpadear, ese chico, era interesante. Le quería, quería meterse a su cabeza, pero si lo hacia seguramente mikael le estaria jodiendo sobre el por que invadir la mente del chico vampiro.

- Aidou alejate de el, ahora - de manera cautelosa akatsuki se acercó a su primo para poder alejarlo, pero Uriel fue mas rápido y halo hacia su cuerpo al rubio.

- Lo siento, no he terminado de hablar con el - y siendo después de ese momento, ambos desaparecieron.

- Uriel/Hanabusa - fue el grito de mikael y akatsuki.

- Jajajaja maldito seas Uriel, robandote siempre a los que saben tu historia - habló alto satanás.

°°°°°°°°°°°

Aidou veía todo de manera rápida, estaba aferrado al cuello de Uriel, sentía de una manera diferente el aire en su cara, era tanta la presión del aire que cuando vio que Uriel tomaba vuelo hacia arriba, cerro sus ojos.

- Ya, puedes estar tranquilo sanguijuela - dijo Uriel en su oido, sin notarlo Aidou se estremecio de pies a cabeza.

Poco a poco abrió sus ojos y noto la vista mas hermosa que había visto en sus 18 años de vida. Desde el cielo todo se veía mas pequeño y hermoso, las nubes que apesar de ser aire en capsulado hacia ver todo tan hermoso, el sol cayendo de manera tan gracial en el norte listo para alumbrar el otro lado de la tierra, las luces de las casas que a la distancia a la que iban parecial luciérnagas. Era tan hermoso.

- ¿Te gusta? - pregunto de nuevo Uriel. Aidou no argumento nada, solo se limito a asentir, seguía tan impactado por la vista.

Llegaron a un santuario, que apesar de estar abandonado, seguía bien conservado.

- Bueno rubia, dime exactamente ¿Que tanto sabes de mi? - Uriel tomo asiento encima de una de las estatuas de zorro del santuario.

Aidou lo medito un momento y contesto.

- Se que asesinaste a varios de tus hermanos ángeles para redimir el "pecado" que según tu, ellos traían, pero realmente solo tratabas de llamar la atención de tu padre. Este al enterarse de las atrocidades que habias cometido, te expulsó del cielo, pero no te hizo lo mismo que a...¿Satanás...Lucifer? Aún no comprendo si son la misma persona o son diferentes. Bueno, el caso es que solo te castigo haciendote lo que tu mas odiabas, lo que mas aborrecias de las creaciones de Dios...Mitad humano - Uriel no quitaba su vista de Hanabusa, si bien la había cagado en ese tiempo, el no esperaba que alguien supiese la historia semi-completa.

- Hanabusa Aidou...Eres interesante - lo dijo con una sonrisa que estemecio el cuerpo del vampiro - Solo por eso...No te matare, no me gusta que la gente sepa mi historia pero contigo haré una excepción, ya que...Me gusta como lo explicaste sin tartamudear ni temer -

Algo dentro de aidou suspiro de alivio, hasta el sabia que si luchaba contra Uriel, ni cosquillas le haría.

- Pero - habló de nuevo el angel, haciendo que el rubio retomara su posición de guardia - Me asegurare de que no divulges mas de lo que debes - y en un movimiento rápido, los labios del rubio estan siendo besados por el ángel, quien aprovechando la sorpresa, infundio su lengua en la boca del vampiro.

Cuando se separaron, el rubio seguía sin entender bien que habia pasado, pero de algo estaba seguro.

Y fue de que ese beso...Le había fascinado.

Mi otra mitadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora