Despues de la partida de los hermanos/prometidos kuran, zero quedo solo. Por las noches al dormir, sueños tenia, podia divisar a una niña de cabellos plateados, piel blanca, que gritaba "Onii-chan". El alarmado estaba pues no recordaba ninguna herma...
Era de noche y Zero se encontraba en el salón de musica presionando las teclas del piano, recordando la melodía que su madre le había enseñado a tocar para su hermana.
Esa melodía que sabia perfectamente que tranquilizaría en cualquier momento a su hermana.
La sangre manchando la cara de su madre se proyecto en sus recuerdos, los gritos desgarradores de su hermana al ver a su madre ser atravesada por la espada empuñada por su padre, la mirada de amor que le dedico su mamá a el, el susurró de muerte que le dio.
Los perfectos labios rosas moverse y dar su último suspiró "cuida a tu hermana"
- Que triste melodia, kiryuu - hablo kaname desde el umbral de la puerta.
Zero se sobresalto del susto, no había sentido su presencia. Estaba muy metido en sus recuerdos. Recordando el angelical rostro de su madre.
- ¿Que mas da si es triste o no? ¿Que haces aqui, kuran?- cuestionó Zero mientras se ponía de pie sin mirarlo. Bajo la tapa del piano y acomodo la pequeña silla acolchonada. - Bueno escuche la triste melodía y me llamo la atencion, nunca pensé que serias tu tocando el piano. Tengo que admitirlo, eres mejor que takuma -
- ¿Aquí es donde yo te digo gracias? - pregunto sarcástico el peliplateado.
Kaname lo miro serio, admitía que había extrañado la fiereza de este cazador, pero algo en el había cambiado, el hecho de que ya no tuviera ataque de sed era una, su aspecto físico era jodidamente llamativo y sus ojos destilaban conocimiento antiguo.
Como el.
- Si te mueves puedo pasar y continuar mis rondas, no quiero verte la cara - las palabras de Zero eran tan venenosas como las serpientes.
Kaname se hizo a un lado en un pequeño movimiento y permitió dejar pasar al peliplata. Cuando Zero paso a lado de kaname, este pudo persibir el olor a pino, lavanda y chocolate.
Estampo al cazador contra la pared y lo miro a los ojos, su mirada borgoña comenzaba a brillar en un intenso rojo sangre, Zero se mantuvo quieto por la sorpresa. Pero en cuanto salio de esta tomo a su bloody rose y apunto entre ceja y ceja.
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- Dispara - demandó el castaño.
La mano de Zero tembló por unos segundo, inhalo fuertemente el olor de kaname, cerezas y vainilla. Abrió sus ojos mostrando determinacion, esta vez no dudaría en matar a el rey de los vampiros.
Zero fue lo suficientemente lento, Kaname agarro el arma y lo tiro lo mas lejos posible, dejando indefenso al cazador.
- ¿Que diablos crees que haces, kuran? Detente -
- Como detenerme con un olor como el tuyo - Kaname pegó su nariz al cuello de zero, inhalando el aroma alocador de zero - Es un olor unico, kiryuu. Tan único como tu -