Capitulo 9.

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En algún lugar de uno de los mundos ignorados por lo humanos, los dioses festejaban el reencuentro de los hermanos.

Contentos hablaban del futuro que ellos tenian, por fin serian felices, claro que para eso tendrían que acabar con la maldad que los acechaba desde hacía mucho tiempo.

Aleyda apareció en el mundo olímpico donde habitaban los dioses.

- Guardiana de las puertas del cielo, comandate #14 de las armadas celestiales, aleyda garces ¿A que se debe su visita? - pregunto un hombre barbudo y de musculoso fisico, ojos azules y piel acanelada.

- Dios del rayo zeus, necesitamos Guardianes para los príncipes resplandecientes, saben que están en peligro y su padre ya debe de haber sentido su poder descomunal - explicó la castaña mirando a todos los dioses preocupada.

- ¿A quienes necesitas? - pregunto zeus con su mirada seria y sus ojos azules resplandecientes.

- Zero pidió a Hércules y Perseo, en el cielo tambien he pedido ayuda y van a mandar a uriel, zacarhias y a Mikael.

- Perfecto los arcángeles mas fuertes del cielo, pero sabes que también necesitas reclutas del mundo humano y del infierno... Lucifer podría brindarnos unos cuantos demonios para la protección de los gemelos y satanás... A el tendrán que convencerlo de que son dignos de ser los príncipes del ying y el yang, el todavía no cree que ellos sean los indicados para llevar ese poder - habló una mujer de cabellos largos y ojos azules al igual que su cabello, piel blanca y de pequeña estatura, pechos muy pocos desarrollados, en pocas palabras pasaría por completo como una niña de 12 o 13 años.

La diosa de acerco a donde estaba aleyda y extendió dos objetos metálicos

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La diosa de acerco a donde estaba aleyda y extendió dos objetos metálicos. Un collar de corazón morado y un brazalete con un corazón de igual color.

- Guardiana de las puertas del cielo, encargada de verificar que las almas lleguen y entren al paraíso de dios. Estos son objetos creados por mi con mi poder, cuerpo y alma para proteger a los hermanos resplandecientes. Soy athena, a partir de ahora tu y yo trabajemos juntas para evitar que ellos sufran - hablo agarrando la mano de la chica-diosa, aleyda estaba sorpendida de que alguien de tal tamaño se ofreciera a trabajar y colaborar con ella.

Aleyda agarro los dos objetos extendidos por la diosa y los guardo en su gabardina. Se puso de pie y se marcho, al pasar por las puertas doradas dos hombres absolutamente guapos y sensuales.

Alto de cabellos largos y blancos agarrado en una coleta de lado, piel blanca, ojos grises, de cuerpo fornido y nariz respingona, pestañas largas y espesas.

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