Capítulo Siete: El Mensaje

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You're Always Sorry, Charles

Capítulo Siete: El Mensaje

La segunda semana de reposo fue más difícil que la primera. Charles esperaba que la costumbre de estar en la cama la volviera más soportable, pero se equivocó. Lo positivo fue que al cumplirla, Strange fue a visitarlo y encontró al padre y a la criatura, saludables. Le recomendó continuar subiendo de peso pero no le gustó su espíritu desanimado. Sin indagar el motivo, recomendó a Hank que si no mejoraba su ánimo, deberían buscar a un especialista porque temía que Charles estuviera a un paso de caer en la depresión, lo que no sería beneficioso ni para él ni para su hijo.

La mañana siguiente a la visita de Strange, Charles trataba de distraerse con programas banales de la televisión, cuando Hank entró a darle la noticia de que Robert Drake, también conocido como Bobby o Iceman, acababa de llegar y estaba en un salón atendido por Raven.

Charles se alegró de escuchar noticias de su exalumno, al que no veía desde hacía al menos seis meses, y se frustró por encontrarse confinado y no poder bajar a saludarlo.

Hank se acomodó el puente de las gafas, nervioso.

-Hay algo más, Charles. Bobby preguntó por Peter, parece que era su pareja.

-¿Bobby? – repitió Charles, sorprendido.

Hank asintió.

-Dice que estaba en Alaska cuando se enteró de la noticia y recién ahora pudo juntar el valor para venir. Está destruido – estudió a Charles para ver el efecto de sus palabras. Charles pasó saliva pero se mantuvo firme -. Dice que apenas hace unos días se sintió mejor para viajar hasta aquí.

-No sabe del niño, ¿cierto?

-Peter no se lo había podido decir – recordó Hank -. No, no lo sabe todavía, Charles, y no sé si estará en condiciones de saberlo.

Charles se masajeó la frente. Mientras trataba de sanar, y él sabía lo que se esforzaba por lograrlo, aparecían nuevos indicios de la dimensión de la tragedia.

-Si solo lo hubiese dejado hablar esa noche – murmuró para sí. Hank lo escuchó y se mordió el labio -. Estaba excitado por darme la noticia y mi reproche lo llevó a actuar sin pensar. Ahora me entero de que Bobby – se frotó los ojos -. Dios mío, Bobby.

-Charles – llamó el joven con persuasión -. Por favor, no sigas echándote la culpa. No es bueno para ti, ni para el niño, ni para nadie.

Charles respiró hondo para calmarse.

-Tienes razón, Hank. Por favor, baja a atenderlo con Raven. Dale mis saludos y explícale que estoy haciendo reposo pero lo recibiré más tarde.

-Sí, Charles – obedeció y se retiró, cerrando la puerta.

Abajo, sentado en un sofá, Bobby se encontraba con la cabeza baja, masajeándose las manos. Se notaba lo alicaído de su aspecto con solo mirarlo. Tenía los ojos enrojecidos y circundados por orejas. El pelo rubio revuelto y la ropa sucia aumentaban su semblante desahuciado.

Raven estaba de pie en silencio. Hank se les aproximó y se detuvo al lado de Mystique. Bobby lo miró y saludó, asintiendo.

-Charles te envía sus saludos pero tiene que guardar reposo – le comunicó -. Sin embargo, si más tarde quieres subir, va a recibirte.

-¿Qué opina Charles de todo esto? – preguntó Iceman, observándose las manos. Su voz sonaba apagada.

Hank y Raven intercambiaron miradas, dubitativos, pero antes de que pudieran responderle, Bobby añadió.

You're Always Sorry, Charles (Cherik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora