Capítulo Nueve: El Encuentro

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You're Always Sorry, Charles

Capítulo Nueve: El Encuentro

Erik respiró profundo mientras el coche atravesaba la avenida hacia la entrada principal de la Mansión X. Si no hubiera sido por la noticia del hijo que Charles esperaba jamás habría regresado a ese lugar. Como otras tantas veces, vio a los jóvenes disfrutando en pequeños grupos de los jardines soleados y, por costumbre, buscó a Peter con la mirada. De inmediato parpadeó, mitad para quitarse la idea y mitad para que lo ojos no se le humedecieran. Raven tenía razón: Peter estaba muerto.

Sin embargo, al ser su padre, Erik se resistía a aceptar. Su hijo había sido la persona más veloz y existía la ínfima posibilidad de que se hubiese salvado.

-Llegamos – informó Raven, estacionando el vehículo -. Baja y yo llevaré el coche al garaje.

Erik abrió la puerta del acompañante y salió. Estudió la fachada de la mansión y detuvo la vista en el balcón que daba a la recámara de Charles. Si estaba guardando reposo, seguro que se encontraba allí y ya había percibido su presencia.

-¡Erik! – saludó Hank, bajando los escalones.

Magneto le estrechó rápidamente la mano y entró.

Hank intercambió miradas con Raven. Lo había notado más flaco que de costumbre y tan alicaído como Charles.

Sin protocolos y excitado como estaba, Erik quería cumplir el trámite cuanto antes así que atravesó la sala principal y subió por la escalera para enfilar derecho a la recámara. Por el corredor se cruzó con Kurt que, todavía asustado por la reacción de Bobby, juntó fuerzas y lo saludó.

-Buenos días – contestó Erik sin mirarlo siquiera y se detuvo junto al picaporte del dormitorio.

Magneto sentía un torbellino de ideas y emociones. A su rechazo al Charles soberbio que había provocado la perdición de Peter, se transponía el recuerdo del Charles solidario y amoroso del cual, sin darse cuenta, seguía enamorado. Además comprendía que no podría dejarse llevar por la bronca porque Charles estaba preñado y no sería conveniente iniciar una discusión en su estado delicado. Tenía que contener su furia, su resentimiento y tratar de que el dolor no le ganara si iban a platicar. Debía dominarse. Con determinación y calmando las emociones lo mejor que podía, bajó el picaporte y empujó la puerta.

Charles se había sentado en la cama y lo estaba aguardando ansioso. Pensaba que después de todo Raven había hecho lo correcto al ir a buscarlo porque mientras antes confrontara a Magneto, antes podría quitarse esa preocupación de la cabeza y enfocarse en su hijo. Las emociones de Erik lo apabullaron. Rencor, curiosidad, tristeza, ansiedad, y dolor, el dolor de un padre y el dolor de una persona traicionada. También soledad y amor. Charles trató de no sentir el amor porque creía que era el que le guardaba a Peter y sentirlo le haría daño, pero la sensación era tan potente que igual debió percibirla. Pero no solo era amor hacia Peter sino hacia él, Charles, y una mezcla de afecto profundo y esperanza por la criatura que ambos habían engendrado.

Charles parpadeó y los ojos se le llenaron de lágrimas.

-Buenas días, Erik – musitó, secándoselas.

Erik permaneció en el umbral estudiando cada detalle de la habitación. La conocía de memoria y había vivido momentos tan intensos que el solo verla lo hizo suspirar. Miró a Charles a los ojos.

-Buenos días – contestó escuetamente.

-Entra – invitó Charles.

Erik ingresó despacio. No tenía ganas de hacerlo pero, por otra parte, moría de curiosidad por observar la barriga de su ex amante. Llegó a una distancia de dos metros del lecho y la pudo notar ligeramente abultada a través de la colcha que la cubría.

You're Always Sorry, Charles (Cherik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora