Capitulo 2

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Abrí mis ojos desconocida del lugar en donde me encontraba. Había luz pero no era tan fuerte por lo que adiviné que debía haber un velón prendido cerca. Al moverme, me di cuenta que estaba en una cama, pero no la mía. Esa cama en la que estaba era más amplia. Miré a mi alrededor y esa definitivamente no era mi habitación. Estaba adornada elegantemente, con cuadros de bosques y uno que otro adorno de cristal. La cama era bastante amplia y con sábanas grises en las que yo estaba cubierta. ¿Dónde carajos estaba?

Me alteré aún más cuando en el rincón de la habitación vi una soga tirada en el piso. ¡Oh dios! ¿Había estado atada? Respiré hondo y traté de calmarme.

Con cuidado me levanté y sentí un fuerte dolor en mi hombro derecho, espalda y un dolor de cabeza horrible. Me dolía todo el cuerpo. Mierda ¿Tan fuerte me había lastimado? El dolor disminuyó cuando estuve parada por completo pero al dar un paso lo volví a sentir.

Caminé despacio hacia la mesita de noche y tomé el velón. Ignorando la molestia en todo mi cuerpo, salí de aquel cuarto a la velocidad en la que mis heridas me permitían ir.

Al salir de la habitación, caminé o más bien estaba cojeando por el pasillo desconocido apenas iluminado por unas pequeñas lámparas que tendían de las paredes cubiertas por un tapiz de colores oscuros. Seguía caminando sin rumbo, pero me detuve en seco al sentir pasos detrás de mí.

No sabía qué hacer. Estaba completamente paralizada por la intriga y temor de saber quién estaba detrás de mi. Lo único que se me vino a la mente fue correr.

Corrí, o si se le puede llamar eso porque apenas podía caminar, pero lo hice lo más rápido que pude. El velón que sostenía ya se había apagado debido al viento que generaban mis movimientos. Podía oír y sentir sus pisadas detrás de mí. Volteé mientras corría y logré ver una silueta siguiéndome. Traté de seguir corriendo pero las pisadas se oían cada vez más cerca hasta que una fuerte mano agarró mi hombro logrando que me detuviera.

Te salvo la vida y ni siquiera me das las gracias. dijo el desconocido y probablemente mi futuro asesino.

Me sorprendí al oír esa voz. Era tan profunda que me hizo sentir un cosquilleo en todo el cuerpo, no se si de buena manera pero tenía algo en ella que no pude descifrar. Aún no lo había visto a la cara ya que estaba mirando al otro lado. Lo más lejos de él que podía mirar. Dicen que en estos casos es mejor no verle la cara a tu secuestrador, si quieren dinero es posible que te dejen ir si no puedes identificar sus rostros con la policía. Ahora que si lo que no quieren es dinero, pues entonces te llevó el diablo.

Su agarre se fue disminuyendo hasta soltar mi hombro. Temblaba del miedo y él lo notaba. "No debes ver su rostro" me repetía en mi cabeza sin parar.

La curiosidad mató al gato.

Me giré lentamente y mis ojos se abrieron tanto que estoy segura que pudo ver mi cerebro tras ellos. Era el hombre más guapo que había visto en mi vida. Cabello marrón, una leve barba muy bien recordaba. Su rostro era totalmente perfecto. Pero no pude mirar el color de sus ojos a la perfección ya que él evitó mirar los míos y las sombras por el desgaste de iluminación lo hacían difícil.

¿Quién es usted? ¿Qué hago aquí? pregunté cuando terminé de mirarlo por un buen rato. Mi voz estaba débil y temblorosa por el tremendo susto que me había dado.

Tu salvador.

Estoy hablando en serio. Voy a llamar a la policía si no me dice que hago aquí y como llegué a esta casa. le advertí, con valentía falsa. No estaba para juegos estúpidos.

¿Con qué teléfono? dijo con una mirada tenebrosa.

Estoy muerta, este demente me va a matar.

Los TormentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora