—¿Naomi está haciendo el desayuno? ¡Esto es un milagro! —exclamé mientras bajaba las escaleras.
—Es tu día de suerte. —dijo mientras volteaba el filete en el sartén. Apoyé mis codos encima de la isla— ¿Te dejarán entrar con ese vestido de verano al trabajo? —preguntó en broma. Sabe muy bien que eso no es un problema en el trabajo.
—No iré a la agencia hoy. Saldré a comer con alguien. —respondí con una sonrisa rogando que no estuviera interesada en saber más.
—¿Con alguien? No creo que Doña Francisca esté en condiciones de salir.
Maldita payasa.
—Claro que no iré con Doña Francisca, tonta. Iré con Sebastián. —dije mientras tomaba un pedazo del filete que ella había puesto al frente de mí.
La carta de anoche aún me tenía un poco aterrada. No quería creerlo. Incluso esa mañana me había levantado pensando que era solo un sueño y que ese pedazo de papel nunca llegó a mi puerta, pero al verlo en la mesita de noche en donde lo había dejado la noche anterior, supe que no era un sueño, simplemente la pura realidad.
—¿Dr.Sexy? ¡Angie! ¿Acaso estás loca? —preguntó un poco alterada.
—¿Por qué lo dices?
No entendía su reacción.
—No lo sé. Me da mala espina ¿No te parece extraño que él haya estado en el mismo lugar y a la misma hora donde estábamos nosotras? ¡Es un creep!
Naomi piensa que todo el mundo me quiere hacer daño por lo que es muy sobre protectora conmigo. Aunque nunca había salido con un chico la cantidad de veces que lo he hecho con Sebastián. Ella siempre me advertía del peligro.
—Su casa está muy cerca del lugar, Naomi. Igual que la de nosotras. Son muchas las probabilidades de que estuviera ahí ¿A que se debe tu actitud? —a veces se puede pasar con sus sospechas.
—Nada, es solo que... es prácticamente un extraño. —se sentó en la mesa con su plato en mano.
—Bueno, por algo se empieza ¿no?
—¿Por algo se empieza? ¿Ósea que quieres que se vuelva en algo más huh?
—¡Claro que no! —me defendí— Solo somos... amigos y me cae muy bien. Además tu también eras una total extraña cuando te conocí, y aún así me ayudaste y abriste las puertas de tu casa.
Naomi había hecho mucho por mi. Si no fuera por ella, probablemente estaría en la calle.
—Lo sé, y lo siento. Es solo que no quiero que te pase nada. A veces puedes ser muy confianzuda.
—No te preocupes. El no me hará nada. —me levanté para ir a lavar el plato del cual ya había devorado su contenido.
—Más le vale, porque le corto los huevos y después los recorto y su último paradero será en esta estufa enfrente de mí. —expresó sin ningún pudor.
—¡Naomi! —le reproché.
—Está bien, está bien. —levantó los brazos en forma de rendimiento— No le cortaré los huevos... —sonreí— Le arrancaré los ojos para después metérselos por el cu..
—Me rindo. —la interrumpí entre carcajadas las cuales también fueron interrumpidas por el sonido del timbre— Debe ser Sebastián. —rápidamente, puse el plato en su lugar y me sequé las manos— Ya me voy.
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Los Tormentos
RomanceEn plena tormenta, el destino los había unido. Angélica Monroe quedo impresionada con lo guapo que era el hombre que le había salvado la vida. Nunca espero volver a verle. Para su desgracia, el destino estaba empeñado con que se vuelvan a ver. Ella...