Capítulo ocho.

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Shinkawa había estado buscando en internet una cosa muy en específico.

Describir a Shinkawa como inteligente le quedaba corto, era mucho más que eso.

Al ver que Shino no había llegado, no le dio la más mínima sospecha de que ella había pasado la noche con Kazuto.

Y eso es justamente lo que estaba buscando: Kazuto Kirigaya.

Tecleaba con la furia de otro mundo, estaba desesperado por saber quién era, donde vivía o al menos donde trabajaba ya que Shinkawa tenía un solo objetivo.

Matar a Kazuto Kirigaya.

Lo mataría rápido y sin dejar pruebas, no lo torturaría o lo secuestraría ya que eso le costaría más trabajo, además de que Shino se daría cuenta inmediatamente.

Ella no podía ser tan inteligente como Shinkawa, pero sin duda alguna el corazón de Shino le decía muchas cosas que su cerebro no.

Si Kazuto llegaba a desaparecer misteriosamente, puede que ella no quisiera aceptar lo evidente, pero su corazón se lo insistiría.

-Date por muerto hijo de puta.

Shinkawa imprimió la foto de perfil de Kazuto de su Facebook y la pegó en su sala de entrenamientos.

Ahí es donde tenía las barras, las mancuernas, todos los aaparatos para hacer pesas y además un maniquí de entrenamiento.

Él siempre supo pelear, que fuera débil y perdiera era otra cosa.

Pero ahora era muy fuerte, casi podía derribar a un toro usando todo el peso de su cuerpo, (había un japonés que podía matar toros usando únicamente sus manos, así que esto no tiene exageración).

Por eso, ahora entrenaría lo más maniáticamente posible para poder matar a Kazuto con sus propias manos, no lo dejaría ver a Shino un solo día más.

Ya sabía dónde trabajaba, solo era cosa de esperar a su llegada.

-Eso es todo lo que tiene, su estado de salud es bastante bueno. –Explicó Kirito mientras se quitaba el estetoscopio.

-Muchas gracias Dottore, ¿regreso en una semana? –Preguntó el anciano con el que estaba.

-Esta vez serán dos semanas. Como le dije su salud está perfectamente.

El anciano salió del consultorio de Kazuto, dejándolo solo.

Kazuto cerró la puerta y marcó a Shino, quería verla después durante su descanso.

-Hola cariño, ¿Qué tal si vienes cuando acabe el trabajo?

-Está bien Kazuto, solo hago unas cosas aquí en casa y voy de inmediato.

-Ya quiero verte, no tardes mucho por favor.

Al abrir la puerta, una mujer joven entró con un niño en brazos.

-Buenos días, pase por favor.

Shinkawa estaba llegando a la clínica donde Kazuto daba consultas, solo tenía que sacar una cita y pan comido.

Llevaba consigo su navaja higonokami en caso de que Kazuto pusiera resistencia.

Se encargaría que su bata blanca se tornara de color rojo.

-Buenos días señorita, quiero sacar cita con el Doctor Kirigaya.

-Claro, en un momento, tiene otra consulta ahora mismo, ¿puede esperar una hora? –Preguntó la secretaria de Kazuto.

-Sin duda, lo espero el tiempo que sea.

Shino estaba en casa, no encontraba a Shinkawa por ningún lado, algo que se le hacía extraño.

El Dottore y la ConejitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora