Capítulo doce.

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Estaban en casa de Kazuto, un lugar que podía decir que era seguro para ambos ya que Shinkawa no conocía la dirección.

Pero aun así Shino estaba muy furiosa y no tenía intención alguna de dirigirle ni la mirada a Kazuto.

La había llevado a su casa sin explicación alguna y sin entendimiento del por qué lo hacía.

Pero no solo estaba furiosa, también estaba muy preocupaba ya que Shinkawa buscaría a Kazuto para matarlo en cuanto supiera que Shino no llegaría aquella noche.

-Muy bien...¿no piensas hablar después de todas esas cartas? –Preguntó Kazuto, disgustado.

Ella solo aparto su mirada de los ojos de aquel hombre tan curioso.

-Ten en cuenta que no puedo vivir sin ti, Shino. –Kazuto la tomó de las manos. –Tú eres todo para mí.

-Y tú también lo eres...Kazuto si Shinkawa te llega a hacer algo...ten por seguro que yo me muero.

-Él no puede hacerme nada...he estado practicando, aquella vez me tomó por la espalda, por sorpresa. Pero la próxima vez que nos veamos las caras lo matare.

-No, él es muy fuerte, no puedes hacerle nada...por favor Kazuto déjame ir.

-¿Por qué no podemos ser felices tu y yo?

-Porque mientras Shinkawa esté vivo...tú y yo no podremos llegar a ser nada.

-Bien...puedes irte. –Kazuto se levantó del sillón donde estaba sentado, fue hasta la puerta y la abrió. –Si eso es lo que quieres no te puedo mantener aquí a la fuerza.

Shino se lo pensó por un instante, hace tiempo que no veía a Kazuto llorar. Porque eso es lo que hizo tras pedirle a Shino que se fuera.

-Puede que...en realidad no me quiera ir. Aún hay una solución...si es que podemos llamarlo así.

-¿Una solución?

-Shinkawa me amenazó diciendo que prefería verme muerta a con alguien más...yo podría, no se...simplemente desaparecer.

Kazuto se lo pensó un momento, estaba entendiendo bien lo que Shino le quería decir. Únicamente cerró la puerta.

-¿Entonces no a la opera? –Kazuto siempre sabía que decir en los momentos más inadecuados, cosa que hizo reír a Shino.

-No, baka...hoy no habrá opera.

Si Shino desaparecía de la nada y sin dejar rastro pues...podría funcionar, además de que Kazuto podría ir al cabaret para no levantar sospechas.

Si Shinkawa se ponía rabioso le podría mentir diciendo que estaba buscándola en el cabaret...que él pensaba que Shino estaba trabajando en el cabaret.

-Sabes...aún hay una carta que quiero entregarte, es muy valiosa y creo que con esto podemos dar por terminado el trabajo de Eugeo. –Dijo Kazuto.

-Sorpréndeme. –Pidió ella.

El sobre era muy delgado, parecía ser que solo era una hoja únicamente...pero sin duda esa hoja resumiría todas las anteriores en una simple pregunta.

Shino abrió la carta, como lo esperaba solo era una hoja. Por lo cual no tardó mucho en desdoblarla...sin embargo notaba que Kazuto estaba muy ansioso.

La carta solo tenía una línea.

Shino: cariño mío, luz de mi vida...¿Quieres casarte conmigo?

Cuando Shino despegó los ojos de la carta, veía a Kazuto sonreír tontamente.

Eso era todo lo que anhelaba en la vida, ver la tonta sonrisa de Kazuto todos los días de su vida, hasta el final de ella.

El Dottore y la ConejitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora