Renata.

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Ha pasado ya una semana de el accidente, Germán a venido a visitarme todos los días, la pasa muy a gusto con el, platicamos de lo que nos gusta y me he dado cuenta que la apariencia de chico malo es solo para impresionar, ya que me ha ayudado a estudiar, ha pasar mis apuntes.

Hola hermosa cómo te encuentras el día de hoy?- me pregunta Germán cómo una sonrisa cálida.

Pues me encuentro ya mejor, hoy me retiran los puntos de la ceja y mi pierna, ¿Quieres acompañarme?- le dije con entusiasmo.

Claro si quieres te llevo, es lo mínimo que puedo hacer después de casi matarte.- me dijo  nervioso y con pena

Me levanté d la cama, tome mis muletas y me apresure a salir de mi recamara, detrás de mí salió Germán, caminamos a la salida pero me impresionó cuando abrí la puerta u ahí estaba parado Misael, se me quedó viendo muy serio, no hice más que esquivarlo y salir de la casa,  con ayuda me subí al carro de Germán, conducía al hospital en total silencio, estaba tensa ya que la mirada de Misael sobre mi era de molestia, enojo y desaprobación, pero lo que más miedo me daba era saber lo que pasaría cuando llegara a casa.

Después de un largo camino de silencio entramos al hospital, la enfermera me indico dónde es que tenía que ir, llegamos al consultorio del doctor y tuvimos que esperar un rato para que esté se desocupara, un silencio inundó el pasillo pero ese fue interrumpido hasta que Germán hablo.

Oye Renata  ¿Te puedo hacer una pregunta?.

Ya me la estás asiendoo- respondí con una sonrisa en la cara a lo que el sonrió y me dijo.

Bueno 2 preguntas- me dijo levantando los dedos de su mano ,yo asentí pero creo que no fue lo correcto ya que su pregunta me tenso por completo.

¿Por qué tu primo Misael d así contigo?.

Con los nervios al tope y con mis manos sudorosas lo vi a la cara, creo que se dio cuenta que estaba tensa ya que me tomo de la mano para tranquilizarme.

Estaba apunto de decirle que no pasaba nada, pero el doctor salió de su consultorio llamándome, por obra divina me salvó la campana.

Tome mis muletas y me levanté de la silla y me dirigí al consultorio, entrando tome asiento, no pasó la gran cosa ya que solo me retiraron los puntos y me hicieron un chequeo, me programaron para dentro de 2 meses para ver mi pierna y mi brazo, salimos del consultorio dimos la gracias y salimos del hospital, cantamos hasta el estacionamiento todo estaba tenso entre Germán y yo.

Oye Renata ¿Que para entre Misael y tú?

¿Porque tenía que hacerme esa pregunta?.

Nerviosa conteste - pues no pasa nada es que Misael vive con mi madre y conmigo desde que es un niño y pues me trata como su hermana me sobre protege eso es todo.- al terminar de hablar mire a Germán en su cara no se vía del todo convencido con mi repuesta pero creo que eso lo dejo en paz, transcurrió un rato en lo que llegamos a mi casa.

Bueno ya llegamos pequeña- me dijo bajando de su carro para ayudarme a bajar.

Salí de su auto el tomo mi mano y me ayudó a llegar a la puerta, sin más me dio un beso en la mejilla se despidió de mi, camino hasta su carro y se fue, me quede parada en la puerta viendo como se marchaba y rogando por qué Misael no estuviera, pero creo que hoy no era mi día de suerte ya que cuando estaba a punto de abrir la puerta alguien la abrió de golpe, me tomo de la mano u me jalo hacia adentro de la casa.

En un momento terminé en el suelo y enzima mío estaba Misael tomándome por el cuello y reclamandome.

A dónde carajo andabas con ese niñato.- podía sentir su coraje ya que me estaba apretando muy fuerte mente.

Apenas pude contestar- me acompaño al medico.

Sin previo aviso Misael me levanto por el brazo me cargó como un bulto de papas y subimos las escaleras ya sabía lo que me depara, no me quedo más que golpearlo y morderlo pero aún así el no me soltaba, llegando a su recamara cerró la puerta con fuerza, se quitó la camisa y el pantalón lo mismo hizo conmigo pero violentamente, trate de safarme, pero él era más grande y tosco que yo, le escupí en la cara cuando ya está encima mío, lo que el hizo fue abofetear me y tras ese golpe perdí la noción, ya no era nada extraño para mí, pero una cosa está segura si yo hablaba la vida de mi madre corría peligro, ya no supe que pasó solo sentía dolor en mi cuerpo y en mi alma.

Una noche más que el me hace suya sin que no quiera.

Un respiro...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora