Capítulo 5: Amanecer
Suspiro sintiendo un agradable cosquilleo a lo largo de mi cuello. Identifico unos suaves labios recorrer mi piel y soy consciente de unos dedos haciendo cosquillas en mi estómago. Río abriendo mis ojos y volteando a ver al responsable.
El castaño me sonríe y puedo comprobar que en las mañanas se ve muy bien. Su cabello está despeinado, tiene unas leves ojeras, los ojos hinchados y sus ojos se ven muy brillantes. Me sonríe y acaricio sus labios correspondiendo.
—Es injusto que te veas tan bien al despertar.
—Pelirroja ardiente, tú te ves como si acabaras de tener sexo —Rio. Supongo que eso es un halago. Pero no es mentira, hace unas pocas horas que acabamos y eso se debe notar en mí—. Me gusta tu cabello, es hipnotizador.
—¿Te gustan las pelirrojas?
—No tengo un tipo —murmura besando mis labios y atrayéndome para que descanse sobre su musculoso pecho. Esta posición es algo tierna y eso me incomoda un poco, pero no digo nada—. Pelirroja ardiente, ¿dónde te ves en cinco años?
Me quedo en silencio. ¿Quiere tener una charla profunda a esta hora de la mañana? Yo esperaba un mañanero. Supongo que no me matará tener una conversación que no implique sexo; además, puedo escuchar su voz sexy.
—Creo que, viajando por el mundo, fotografiando lugares, personas y culturas —respondo acariciando su pecho. No tiene vellos, pero supongo que es algo que le exigen en su trabajo—. Probablemente asistiendo a la boda de alguna de las chicas y… no lo sé… Creo que teniendo mucho dinero por mi trabajo en algún lugar importante —Lo escucho suspirar y eso me hace sentir un poco extraña mientras siento que acaricia mi espalda—. ¿Dónde te ves tú?
—En pasarelas, frente a las cámaras. Quizás en alguna película… ya sabes, a los modelos a veces los llaman para esas cosas —Toma la mano que tenía en su pecho y juega con ella—. Tenemos un hotel familiar en Dinamarca y, a veces, pienso que yo podría acabar trabajando ahí porque…
—¿Por qué? —pregunto intrigada. No estaba interesada en tener esta conversación, pero ha despertado un poco de mi curiosidad.
—Porque a veces soy pesimista y creo que no voy a conseguir llegar tan alto.
—Pero si eres candente y joven —Ríe y me incorporo un poco para mirarlo a los ojos—. En serio, ¿cuántos tienes?
—Veintiocho.
—Y estás en buena forma, seguro tengas unos quince años de pasarela sin problemas —comento sentándome y peinando mi cabello. No puedo soportar que siga siendo un desastre—. Espera… ¿Dylan no tenía veintiocho también?
—Somos mellizos, pelirroja ardiente —Asiento pensando en ello. No he visto a Dylan, pero Ari dice que tienen un gran parecido entre sí. Acomodo mi cabello pensando en que al final no tendré el mañanero—. ¿Qué tal si nos damos una ducha juntos?
Volteo a verlo con las cejas alzadas. ¡Y yo pensando que no tendría mañanero! Sonríe de lado y se incorpora para luego besarme con pasión metiendo su mano entre mis cabellos. Las alejo de mi cabeza y sonrío negando antes de ponerme en pie.
—Odio que toquen mi cabello, no lo hagas —Lo escucho reír y me estiro antes de caminar hacia el baño—. ¿Tienes fantasías en el baño? —pregunto volteando a verlo justo cuando se pone en pie y se acerca a mí totalmente desnudo. Este hombre tiene muy buen cuerpo.
—¿Ahora cumplirás las mías? —pregunta besando mis labios de nuevo.
—Bueno, es tu turno —murmuro antes de que me alce en brazos y me lleve al baño sin dejar de besarme.
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Corazones solitarios #2. Rotos
Romance𝑺𝑬𝑮𝑼𝑵𝑫𝑶 𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 No tener pareja en San Valentín es un poco deprimente, aunque no tanto si disfrutas de la soltería. Pero no puedes besar un par de chicos y beber algunos tragos en la pomposa fiesta de tu mejor amiga si ella es una romántic...