—Odio hacer esto.
—¿Por qué? Es divertido hacer compras —dice Kyle mirando los paquetes de fideos—. Tienes tanto para elegir y hay cosas que necesitas y no lo sabías.
Arqueo las cejas y me apoyo en el carro para mirarlo mientras elige fideos.
—Sí, creo que tu diabetes necesita todas estas gomitas y galletas y no lo sabíamos —comento y rueda los ojos—. Quizás tu doctor nos llame para decirnos que en cualquier momento morirás intoxicado por el azúcar.
—Es tierno que pienses que el doctor va a llamarte a ti también por una emergencia mía.
—¿Por qué no habría de hacerlo? Le diste mi número como treinta veces. —Ríe tomando dos paquetes de tallarines y agregándolo al carrito—. Lo recuerdo bien y seguro que Fred también.
—Dijiste que no te molestaba ser mi contacto de emergencia.
—Y sigo firme en esa posición —murmuro mirando una lata de tomates y tirándola al carro—. No tenías que acompañarme a comprar.
—Claro que sí. Tú comprarías solo comida basura.
—Al menos es comestible. Todo esto que compras para que cocine, tendrá un sabor horrible si es que tiene alguno.
—Yo puedo cocinar —dice y suspiro entregándole el mando del carrito para devolver unos cuantos dulces a las góndolas y reemplazarlo por frutas—. Tú no comes tan mal. Mantienes el balance, aunque no sé cómo con toda esa comida chatarra que compras.
—¡Oye! —Golpeo su brazo bueno y se queja—. Más respeto con mi comida, lleva unas semanas alimentándote.
—O llenándome de grasa.
—¿Estás de dieta de nuevo? —inquiero poniendo latas de legumbres. No la llevamos tan mal a la convivencia, pero la comida es un poco problemática porque soy un asco cocinando y a Kyle le gusta comer balanceado y saludable—. Estás muy quejoso últimamente, ¿te duele el brazo?
—Solo siento comezón. —Asiento volviendo a revisar las cosas que puso en el carrito. Frunzo el ceño al notar champiñones—. Son un buen condimento para las salsas.
—Si lo que quieres es matarme —murmuro devolviendo las latas a la góndola—. Soy alérgica a los champiñones.
—¿Por qué yo no sabía eso?
—Porque nunca me preguntaste y no es como que al ser mi novio debas saberlo todo sobre mí. —Asiente lentamente y tiro del carrito para ir al sector de limpieza. Lo bueno es que Kyle es ordenado y separó los comestibles para dejar espacio a las cosas de limpieza—. Sabes lo necesario, no te preocupes.
—¿Cuándo es tu cumpleaños? —Me detengo frente a los desinfectantes y lo miro. Parece curioso por mi respuesta—. Has evitado bastante ese tema.
Respiro hondo y vuelvo a observar los productos antes de agarrar un par y ponerlos en el carrito. Tacho esos puntos de la lista que Kyle hizo antes de venir.
—Fue el día en que Ari quiso dejar a Ashton —comento antes de tirar del carrito con él para ir al sector de jabones—. Por eso Ari hizo la fiesta. La pintura de las paredes era una excusa para mí, a ella le encanta organizar fiestas para todo, pero sabe que no quiero una fiesta. Así que, al menos me obliga a ir a una fiesta y no pasar el día sola.
—Ahora me siento un poco mal por no saber que era tu cumpleaños.
—No lo hagas. Odio mi cumpleaños —murmuro leyendo las características de los productos. Kyle se acerca a mí, pero no digo nada. No lo va a dejar estar. Él va a seguir preguntando, lo sé.
ESTÁS LEYENDO
Corazones solitarios #2. Rotos
Romance𝑺𝑬𝑮𝑼𝑵𝑫𝑶 𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 No tener pareja en San Valentín es un poco deprimente, aunque no tanto si disfrutas de la soltería. Pero no puedes besar un par de chicos y beber algunos tragos en la pomposa fiesta de tu mejor amiga si ella es una romántic...