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Louis se despierta pronto, a las nueve de la mañana ya que no hay universidad y puede permitirse dormir más; ha pasado la noche en la cama de la habitación de invitados por orden de Harry y gracias al mullido colchón ha tenido sus ansiadas horas d...

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Louis se despierta pronto, a las nueve de la mañana ya que no hay universidad y puede permitirse dormir más; ha pasado la noche en la cama de la habitación de invitados por orden de Harry y gracias al mullido colchón ha tenido sus ansiadas horas de descanso.

Louis se levanta de la cama enérgicamente, emocionado por la idea de prepararle el desayuno a su amo, que es como debe llamarle de ahora en adelante, y de usar las ropas que ha dejado para él en el armario; no sabe cómo son, pero está deseando descubrirlo. Al abrir las puertecitas de madera se sonroja viendo una bata de satén blanco junto a unas braguitas de encaje negro perfectamente dobladas en la parte inferior del armario.

Pudoroso, se quita su pijama infantil y su bóxer y toma con delicadeza las braguitas. Son muy pequeñas, pero presupone que la idea es que le queden ajustadas. Cuando las coloca en sus partes nota como tapan perfectamente por delante, pero dejan las nalgas al descubierto, coronando la tela del lugar con un elegante lacito. Las bragas hacen que sus piernas parezcan más largas y su trasero más redondo, así como acentúan sus caderas al abrazarse a ellas. Cuando se coloca la bata de satín y la anuda a su cintura, los colores suben a su rostro de nuevo una vez se ve reflejado en el espejo. Sus pezones se transparentan a través de la delgada tela, así como su ropa interior oscura; la forma de la prenda hace ver su cintura diminuta y su figura esbelta, así que se siente bien con su cuerpo y eso lo anima a salir y prepararle un delicioso desayuno a Harry.

Puesto que Harry se ejercita y necesita muchas proteínas, Louis cocina tostadas con crema de cacahuete y un huevo frito; también hace un café porque los besos de Harry la noche anterior sabían a café y lo mantuvieron despierto gran parte de la noche.

Escucha el crujido de los últimos escalones y corre para tener la mesa servida para cuando Harry haya llegado. Cuando Harry entra por la puerta principal ve su desayuno humeante recién colocado y Louis sosteniendo el sándwich vegetal que ha hecho para él y sonríe. Louis ha estado esperándole y ha preparado todo a tiempo.

Él ama la puntualidad en los sumisos, los hace tan complacientes. Se acerca a él y lo toma de la nuca para atraerlo y darle un corto beso en los labios. Louis quiere desayunar siempre eso.

Harry se sienta en la silla y cuando Louis va a imitarle es detenido por la voz del dominante.

—De rodillas. Podrás usar sillas a veces, pero no ahora. Recuerda que ayer rompiste un plato, así que esto es parte del castigo.

—Sí, amo. —musita él postrándose a su lado. Espera a que Harry dé el primer bocado y haga un ruido de aprobación para que él pueda comer. —Amo... —lo llama, Harry se voltea masticando el pan con una completa mueca de gusto. —¿Cuál será mi castigo?

—Lo sabrás tan pronto como termines tu desayuno. Eres nuevo, pero eso no significa que vaya a ser suave contigo, espero que lo sepas. —Louis asiente, tomando otro bocado. No tiene mucho apetito tras oír eso, pero sabe que debe comer bien para hacer a Harry feliz.

7 días de sumisión [EN AMAZON] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora