El Proyecto Nerd Jortini (adaptada)

Capítulo 6

Capítulo 6 -"Ahora estamos juntos."

2 semanas más tarde

Tini narra

- Nunca me dijiste lo que pasó en el cine. - Dijo de pronto Diego, mientras miraba el conjunto de luces de Navidad colgados de la columna.

Me encogí de hombros, tirando de la manga del suéter. - No me sentía bien.

- ¿En serio? Pudiste habérmelo dicho. - Respondió.

- Sí, lo sé. Lo siento. - Contesté, y me estremecí cuando un viento frío comenzó a soplar.

Diego me sonrió y se bajó de la escalera. - Te llevaré a casa, vas a coger un resfriado. - Me agarró las manos y las frotó entre las suyas.

- Pero... - Empecé.

- No, no podemos permitir que te enfermes, ¿verdad? - Dijo.

Suspiré. - Iré a buscar mi chaqueta. - Diego asintió y caminé hasta el porche y luego entré en su casa. Agarré la chaqueta y me detuve en las escaleras. - ¡Adiós Sra. Carmen! - Dijo desde las escaleras. Comencé a hacer el camino hacia la puerta y escuché su voz.

- ¡Adiós cariño! - Contestó.

Salí corriendo de la casa, cerrando la puerta detrás de mí y alcanzando a Diego al final de la entrada. Fui de puntillas detrás de él, y soplé en su cuello. Él se dio la vuelta, con una sonrisa cariñosa en su rostro.

- ¿En qué piensas? - Le pregunté con curiosidad.

- En nada. - Suspiró y me tendió la mano.

La tomé y comenzamos a caminar por la acera.

- Um, Tini... - Dijo lentamente.

- ¿Sí? - Contesté mientras seguíamos caminando. Caminamos por todo el camino en silencio hasta llegar a la puerta de mi casa. Miré al cielo, todo estaba oscuro, y tan sólo eran las seis de la tarde. Odiaba la oscuridad.

- Uh... sé que voy a estropear todo esto, ya que hemos pasado un buen rato, pero... - Empezó, rascándose el cuello. - Sabes que te quiero, ¿verdad?

Por supuesto que me quería, éramos mejores amigos. Ahora, yo me quería hacer un poco la tonta. Yo le gustaba. Y él me gustaba. Levanté la vista hacia él, sus ojos coincidieron con los míos.

- Tú también me gustas. - Le dije la verdad.

- No, quiero decir. Te quiero. Siempre lo he hecho. Incluso cuando éramos niños. - Dijo nerviosamente.

Mi corazón dio un vuelco. - Diego... - Comencé, tratando de encontrar las palabras para no sonar como una tonta.

- Ahórrate la molestia, está bien si quieres que sólo seamos amigos. - Me dio la mano, cerrando los ojos y frotándose las sienes.

- No, Diego... - Extendí la mano, pero él me esquivó.

- Por favor, vamos a pretender que esto nunca sucedió. ¿Por qué te iba a gustar alguien como yo? Sólo quiero... - Lo corté poniéndome de puntillas y apoyando mis labios en los de él. Cuando me alejé, pude ver que sonreía en la oscuridad, mi corazón estaba a punto de explotar. ¿Qué acababa de hacer?

Dios mío.

- Bueno, eso fue una manera increíble de decirme que me callara. - Rió.

Me sonrojé. - Oh, ahora estás siendo muy modesto. - Me agarró del brazo con suavidad, me empujó contra su pecho y se inclinó hacia abajo lentamente. Al tiempo que sus labios estaban a punto de encontrar los míos, las luces del porche se encendieron y di un paso gigantesco hacia atrás, a punto de caer al suelo. Los rostros petulantes de mis padres aparecieron en las pequeñas ventanas a los lados de la puerta.