El Proyecto Nerd Jortini (adaptada)

Capítulo 17

Capítulo 17 -"Te quería, te quiero y te querré por siempre."

Jorge narra

No...

Abrió los ojos poco a poco, luego completamente. Se apartó un poco de mí, subiendo una mano hasta su cabeza.

- Lo siento... - Tragué saliva.

- No. Me duele la cabeza. - Balbuceó dolorosamente.

La miré, su cara estaba pálida, sus labios estaban rosas casi morados.

- ¿Estás bien, Tini? - Di un paso hacia ella.

- S-sí, estoy bien, sólo... necesito descansar. - Se sentó en el suelo con la cabeza entre las manos.

El pánico inundó mis entrañas. Había estudiado mucho... ¿por cuánto tiempo? Dudo que incluso hubiera dormido por la noche. Apoyó la cabeza en la fuente, me agaché y toqué su frente. Tenía fiebre.

Intenté levantarla, pero ella se alejó. - No... - Murmuró.

- No puedes quedarte aquí, tienes fiebre... vamos. - Tomé su mano y la levanté.

La llevé por el Centro Comercial, desviándome de las personas, manteniendo a Tini cerca de mí. ¿Por qué demonios tenía que enfermarse ahora?

La ayudé a sentarse en el asiento de copiloto de mi Mustang. Rodeé el coche y entré, cerrando la puerta y marcando el número de Cande.

- Hey, Tini no se encuentra bien, así que la llevaré a su casa. - Dije, maldiciendo en mi cabeza mientras metía las llaves.

- Oh, está bien. - Reflexionó ella mientras encendía el motor. - ¿Quieres que vaya a comprar medicamentos o algo? - Preguntó.

Volví a mirar a Tini, respiraba con fuerza y sus ojos estaban casi cerrados.

- ¿Tienes medicinas en casa? - Le pregunté.

Tini abrió los ojos para mirarme y asintió.

- No te preocupes, tiene ella. Adiós. - Colgué y aceleré por el aparcamiento.

Miré a Tini de reojo, se incorporó en el asiento y comenzó a quitarse la chaqueta, luego se quitó el suéter, quedándose tan sólo en una camisa de tirantes blanca y muy apretada.

- ¿Pero qué estás haciendo? - Le pregunté, estupefacto. Después entré en un ataque de nervios cuando la vi mover las manos hasta el botón de su pantalón.

- Hace calor... - Gimió, comenzando a quitarse los pantalones vaqueros.

- ¡Tini! ¡No puedes desnudarte en mi coche! - Exclamé, suspirando profundamente.

Ella estaba como delirando, y pronto empezaría a delirar yo también si no se detenía. Ella me hizo caso y se detuvo, relajándose en el asiento. Gracias a Dios.

Quince minutos después llegué a su casa, me tomó unos segundos volver a ponerle la ropa, no sabía cómo reaccionarían sus padres si ven a su hija con aquella estampa. La cogí en mis brazos y apoyó la cabeza en mi pecho.

Así que así es como se sentía el cielo.

Llamé al timbre y su madre abrió.

- Tini... dijo que le dolía la cabeza, tiene fiebre y... se quedó dormida en el trayecto hasta aquí. - Le expliqué todo rápidamente, quedándome casi sin aliento.

Ella asintió abriendo la puerta con fuerza del todo. Entré y subí las escaleras, caminando hacia su habitación, la senté en la cama y le quité la chaqueta.