Serena y Darien
una vida no basta para amarte...por ti esperaría una eternidad.
él deambula entre dos mundos, sus memorias se pierden a medida que pasa el tiempo hasta que cruza con ella y no resiste verla caminar hacia su perdición. En un inten...
cierro mis ojos pensando en él, sus ojos azules como el inmenso cielo; sus negros cabellos como la noche Darien susurro su nombre y mi corazón palpita con fuerza como si respondiera a ese nombre a ese llamado.
Darien...¿por qué me aferro a pensarte?, de alguna manera un rubor se dibuja en mis mejillas -no te conozco pero no puedo sacarte de mis pensamientos Darien te llamo suplicante.
si tan sólo pudiera mirarte, sentirte y saber más de ti.
siento una calidez recorriendo mi rostro como si el viento me acariciara...pero es diferente de alguna manera.
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lo intuyo de alguna manera todo este tiempo he esperado por ti.
la veo acariciar su rostro y no dejo de preguntarme; ¿será que me ha sentido?.
esa sombra acecha por las noches pero desde aquella ocasión solo se limita a vigilarnos a distancia mientras permanezca a su lado no se atreverá a acercarse, pero, ¿por qué?, me siento tentado a cuestionarle.
el vacío en las cuencas donde deberían estar sus ojos se fija en mí- tu amor no podrá salvarla por siempre - le escucho reír de una manera siniestra.
¿mi amor?.
vuelvo mis ojos a ella Serena Tsukino su nombre destaca en la tabla de datos al pie de su cama.
ella ha cerrado los ojos se ha quedado dormida, me acerco para besar su frente y la escucho murmurar mi nombre.
ahí esta ella; esperándome a mitad de la noche en medio de ese puente empedrado rodeada por las sombras de la oscuridad que se esparcen durante la noche.
me acerco con el ceño fruncido trato de parecer molesto pero, ¿cómo podría molestarme con ella?, la veo sonreírme y llamarme por mi nombre de esa manera tan dulce sus celestes me desarman y ahí bajo la luz de la Luna no resisto a sus encantos.
-¿Qué haces aquí?, te pedí que no vinieras más sabes que es peligroso - le digo mientras que la tomo por los hombros y ella dirige sus celestes colmados de amor hacia mi mirada.
-¡Quería verte!- pronuncia esas palabras en un tono tan suplicante que me desarma por completo.
-si serás, cabeza de chorlito, ¿qué pasará si un día decido tomar otra ruta o no volver a tiempo?
siento su dedo índice posarse sobre mis labios - se que no me dejarías esperando también tu esperas tanto este encuentro...
es verdad lo anhelo cada día cuento las horas para volver tras mi guardia y encontrarla a ella mi delirio - sabes que no esta bien alguien podría vernos, estas comprometida y yo...
-y yo...- trago saliva, sus ojos amenazan con desbordar en llanto siento su cálida piel en la palma de mis manos y la siento estremecerse entre mis brazos- y yo muero por tenerte- cedo ante ella como cada noche no soy capaz de alejarla de mi abrazo.
la rodeo con mi brazo atrayéndola hacía mi pecho y ahogo su llanto con mis labios - Darien, escapemonos, quiero estar contigo a cada momento del día quiero que me tomes entre tus brazos y que me hagas tuya y solo pertenecerte a ti, por siempre a ti- la escucho mientras la abrazo con fuerza llenándome de su aroma, de su cálida esencia de toda ella.
-¿a dónde iríamos Serena?, eres la prometida del príncipe nos perseguirían sin cansancio y de encontrarnos - no, no quiero ni pensar las cosas terribles que te harían hacerte mía lo deseo con locura pero no seria capaz de mancharte y condenarte a la deshonra.
nacimos para encontrarnos mi amor solo puede ser de ti pero no nos pertenecemos...y eso me parte el alma.
-no podemos seguir viéndonos, no me perdonaría si algo te sucediera escúchame esta es la ultima vez - le susurro con ternura en el tono más dulce que puedo decirlo mi voz se quiebra con cada palabra la veo estremecerse seco su llanto - escúchame bien algún día te prometo volveremos a encontrarnos, quizás no en esta vida pero...
-no quiero...mientras este a tu lado no temeré a nada, no me apartes de ti te suplico - solloza mientras sus manos me estrechan con fuerza y yo hago por alejarla -
quiero estar contigo.
puedo sentir un viento helado golpeando a mis espaldas el sonido de varios pasos rodeándonos y me aferro con fuerza a ella tratando de protegerla.
-¿con que es aquí dónde está zorrita viene cada noche? - escucho decir a uno de ellos Serena ha guardado silencio al reconocerlo se coloca detrás de mi mientras que yo busco mi espada y doy una mirada para contarlos cuatro de ellos.
-¿por qué tan pocos?- suelto seguro de mi mismo.
una sonrisa llena de sarcasmo se forma en él, aquél quien debiera de ser el escolta de la princesa le infunde un gran temor - no debería estar cortejando a la prometida de su amo General - suelta mientras hace girar su espada jugando con el mango de esta.
-y usted no debería referirse de esa manera de su princesa- siento mi Sangre hervir a medida que acaricio el mango de mi espada.
-touche General, me disculpo su majestad, ¿querría volver con nosotros al palacio?- incluso su manera de hablarle con respeto suena tan irónica y falsa.
ella enmudece temblorosa a medida que ese sujeto Alan extiende su mano hacia ella, puede notar el rechazo y sus alargados y ovalados ojos se encienden de ira- ya veo...- suelta con molestia
-de ninguna manera permitiría que ella se marche con ustedes; esta claro que ella no se siente a salvo con tan patética escolta - respondí mientras estrechaba con mi mano izquierda la de ella tratando de tranquilizarla - cuando esto termine nos marcharemos juntos como lo deseas.
una lágrima resbalo por la mejilla de Serena; no estoy seguro si por felicidad o de temor la vi asentir y sonreí para reconfortarla.
Alan el guardia real de la princesa Serena hizo un gesto de desagrado era evidente que se sentía atraído por ella y a la vez despreciado verla escapar para violar su compromiso y conmigo su mayor rival del reino contrario.
ya nos habíamos enfrentado antes en duelos de espada solo para el entretenimiento de la realeza ha sido ahí dónde conociera a la princesa Serena.
esta claro que Alan no era rival para mí por esa razón se había hecho acompañar de sus hombres; aún así tenia la certeza de que no eran rivales para mi.
hasta que vi esa siniestra sonrisa sobre salir, elevo su brazo derecho e hizo tronar sus dedos se acomodó los castaños cabellos y al instante dos hombres se acercaron a mis espaldas uno de ellos sujetó a Serena con fuerza.
-no te atrevas a tocar a mí mujer - grite lleno de irá mi reacción había sido lenta el otro sujeto yacía apuñalando mi espalda casi al mismo tiempo
-Darieeeeeeeeeeeen....
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