A una semana de lo ocurrido con Belial en mi habitación doy por concluida una cosa; estoy realmente loca o lo estaba, pues desde esa vez ya no volví a verlo más rondando por mi casa o acosándome en la escuela. Tal vez y en verdad todo fue producto de mí retorcida y nada sana mente, o tal vez fue un sueño. Aunque debo decir que fue tan real... Aún puedo sentir sus caricias rozar mi piel, sus labios besar mi cuello y mejilla. Por las noches, siento que sus intensos ojos me observan con esa mirada tan erótica y asesina que sólo él tiene. No quiero admitirlo, pero lo extraño. Extraño su maldita insistencia para acostarme con él... Mis emociones ahora están todas revueltas, pues me siento intranquila e insegura. Mi primo Steven ha vuelto a hacer de las suyas al verme con la guardia baja. Ahora no me lo puedo sacar de encima y cada vez siento más ganas de matarlo...
Hoy en la escuela, el director se ha acercado a nuestro salón de clases para informarnos que la señora Romina, la maestra de historia, ha sido dada de baja por jubilación y su retiro es irrevocable. Por ello, un maestro suplente tomará su lugar en unos minutos. Genial. Más novedades en mi vida. Aunque el cambio seguro será bueno. Odiaba a la señora Romina... Ella siempre tan creyente, tan positiva no encajaba de ninguna manera con mi personalidad atea-suicida y casi que mejor que se haya marchado. Unos cinco minutos después de que el director anunciara la salida de la maestra, éste mismo se marcha y al poco rato, el nuevo maestro hace su maravilloso acto de presencia. Y digo maravilloso porque en cuanto puso un pie dentro del salón, un agradable aroma a hombre inundó mis fosas nasales y las de todo el mundo. Lo primero que se asomó fue una zapatilla muy elegante y bien lustrada, seguida de todo su hermoso cuerpo. El tipo era alto, muy alto. Todas las chicas suspiran al verle por completo de pies a cabeza y yo incluída. Lo que tenía de alto, también lo tenía de guapo. Sus ojos eran marrones y muy brillantes. Inexplicablemente, siento mi cara arder de la pena... o tal vez gusto.
—Buenos días —nos saluda. Su voz era realmente preciosa, pero sin duda alguna tenía un poco de escalofriante y no lo digo nada más por el tono en que nos habló, también por la mirada que nos dedicó a todos en general. Una mirada muy fría que de cierto modo, desconcertó a más de alguno. Pensé que sería el típico profesor apuesto que quería a todo el mundo y todo el mundo lo quería a él. Tengo el presentimiento que este hombre es todo lo contrario.
En lo que transcurrió la clase, el profesor Damián (así se llama, lindo nombre por cierto) nos hizo presentarnos a cada uno de nosotros y decir lo que queremos hacer en cuanto la escuela termine. Cuando fue mi turno de presentarme, las ganas de decir que mi meta era suicidarme no me faltaron, pero oye... iba a quedar como una loca ante el apuesto profesor así que implemente mi plan B; decir que quería ser una doctora especializada en Oncología por si algún día quiero seguir viviendo. Al terminar la clase de historia, también termina nuestra jornada escolar. Me dirijo a casa echa una verdadera mierda. Tengo tantas tareas por hacer y tan pocas ganas de seguir y aún así, no dejo de pensar en Belial. Seguramente se lo llevó el diablo.
Al llegar a casa, por fortuna, mi primo Steven no está y comienzo a hacer mis tareas sin parar. Cuando ya no puedo más con mi vida y mi mano suplica piedad, me arrojo al piso, justo donde se rompió y unas garras se llevaron a Belial. Suspiro pesadamente y coloco mi oído en la madera.
—Espero que no regreses idiota, porque si lo haces, te mataré por querer matarme — me quedo esperando ahí como una idiota con la esperanza que el piso se rompa de nuevo y de él aparezca aquel tenebroso demonio, pero no pasa nada. Estoy realmente loca por desear ver nuevamente a un imbecil que quiere matarme.
Una semana más y poco a poco me he integrado con mis compañeros de clase y no es por mero gusto, sino por mi apuesto profesor de Historia que a menudo nos pide trabajos grupales o en pareja. Tal y como era de esperarse, otra vez nos carga de tarea en pareja. Mi compañero de trabajo es un chico llamado Tyler Meyson que a simple viste parece que no sabe ni escribir su nombre. Me lanza una mirada curiosa y sonríe con suficiencia. Acercándose a mi con sus cuadernos, se sienta a mi lado y murmura:
—Tengo libre hoy por la noche, los fines de semana trabajo todo el día así que será mejor que hagamos hoy el trabajo.
Arrugo mi entrecejo, pero asiento no muy convencida de aquello.
Tyler apunta algo sobre la pasta de mi cuaderno y levantándose sonriendo dice:
— Te veo a las 8 en esta dirección nena, se puntual.
Sin darme tiempo a cuestionar o preguntar si quiera si esa dirección es de su casa, aquel chico con pinta de vago se va y yo maldigo. Tengo un mal presentimiento de esta noche.
Cuando salgo de la escuela son las tres de la tarde. Me voy a casa echa una bala para cerciorarme que el piso de mi cuarto no esté roto y como era de esperar, no ha pasado nada. Belial sigue sin aparecer y yo comienzo a dudar nuevamente si ese demonio alguna vez se apareció en mi vida o realmente perdí la razón por algún lapso de tiempo. Es todo tan confuso... es como si realmente no hubiera aparecido jamás en la escuela o en mi casa si quiera.
Llegadas las 7:30 de la noche, tomo mi mochila con mis cuadernos y emprendo mi camino hacia el lugar acordado con Tyler. Como no tengo una mísera idea hacia donde voy, pido un taxi y le entrego al chófer la dirección. 20 minutos después, me deja en frente de un bar de mala muerte. Tyler está sentado en la entrada de este mismo fumando sabra dios que cosa junto a otros revoltosos y cuando me ve, sonríe a sus amigos mientras les murmura algo.
—Hola linda —me saluda encantado. Arrugo la nariz por inercia.
— será mejor que empieces con la jodida tarea porque no tengo tu tiempo —siseo por lo bajo.
El chico este asiente y sin permiso alguno, rodea mis hombros con su brazo y me lleva al interior de aquel horrible lugar que si bien se ve espantoso por fuera, por dentro es muchísimo peor. Hay muchos más chicos bebiendo y fumando y una que otra chica haciendo lo mismo. Tyler me arrastra hasta la barra y me ofrece un trago. Me cabreo.
—Mira idiota, no vine acá a divertirme contigo —siseo sujetando el cuello de su camiseta— así que si no vas a colaborar con la tarea, será mejor que me vaya a la mierda.
Dicho esto, me doy media vuelta y comienzo a caminar fuera del bar. Intento tomar un taxi, pero ninguno se digna a pararle a una pobre e inocente chica en apuros, por lo que decido caminar unas cuantas cuadras a un lugar donde no parezca que viven pandilleros. Al pasar por una callejuela solitaria, me percato de unos ruidos extraños. De reojo noto que cuatro sujetos me persiguen disimuladamente. Apresuro mi paso y pido al diablo que por favor Diosito me ayude. Ellos al ver que empiezo a correr como una desquiciada, corren mucho más rápido que yo y uno logra sujetarme del cabello.
—¿Estas perdida cielo? —pregunta con voz juguetona. Es Tyler.
—Su-sueltame —tartamudeo.
— Eres tan aburrida... — jadea suspirando — pero eso no quiere decir que debajo de esa ropa no se esconde un delicioso cuerpo y que mis amigos y yo no podamos divertirnos contigo, ¿cierto chicos? — los otros tres ríen encantados y asienten entre silbidos.
Grito, grito como una loca con la esperanza que tal vez alguien me escuche y me ayude, pero no parece que una alma ronde por los alrededores. Tyler me empuja contra la pared e intenta besarme, pero le doy una patada en la entre pierna que lo hacen jadear. Sin embargo no me suelta y lo único que logro es que me rompa la nariz de un puñetazo.
—Quédate quieta mocosa asquerosa y no importa que tanto grites, nadie va a ayudarte.
Tyler me arroja al suelo y sus amigos comienzan a tocarme por encima de la ropa. Intento golpearlos, de verdad lo intento y comienzo a llorar como una niña. Estoy segura que van a violarme y posterior a eso, descuartizarme para que no los delate. Cuando la brisa gélida me dice que estoy completamente desnuda pienso en todo. En todo lo que he vivido y lo ridículo que mi primera vez sea una violación por cuatro imbéciles y que al final, la promesa que Belial hizo, no se cumplirá.
—Mis labios serán los primeros y los únicos que la van a besar — sisea de pronto una escalofriante voz. Siento un líquido caer sobre mi cara y me quedo congelada al ver la macabra expresión de Belial, quien sostiene la cabeza de Tyler entre sus manos.
—Belial... —jadeo horrorizada.
El rostro de Belial se transforma y otra vez sus ojos se encharcan de sangre y me observa con una maliciosa sonrisa.
—Hola amor.Mil años después se que vengo a actualizar pero realmente tuve serios problemas chicas :( las veré más seguido por acá:3
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Belial (Angel Caído)
General FictionParecía un ángel... Un hermoso ángel caído del cielo que me hacía tener pesadillas por las noches. Pesadillas en las que él me poseia y luego me asesinaba. Pero en realidad era una bestia sin corazón que parecía calmarse con mis besos y caricias. Me...