➵ Guzmán & Nano

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Título: 23:00

Personajes: Guzmán y Nano
Tipo: De fiesta
Ac: -lordcamacho

—¿Qué hacen ellos aquí?— preguntó Guzmán algo cabreado.

Era la fiesta de cumpleaños de Marina, habían invitado a todos sus amigos de siempre, e incluso a gente que no conocían de nada.

Pero aquella era la fiesta de Marina, su propia fiesta, y no vio la razón de no poder invitar a los nuevos integrantes de las Encinas.

Samuel, Nadia, Christian junto con Ander se abrían paso entre la multitud.

—Les he invitado yo.— respondió Marina mostrando seguridad.— ¿Algún problema?

—¿De verdad quieres que gente como esa entre en nuestra propia casa, Marina?— discutió su hermano.

—No son diferentes a nosotros, Guzmán. Es gente cualquiera.

—Es gente de barrio, sin modales, de verdad que no te entiendo.

—Guzmán, vete a la mierda.— le insultó Marina para dirigirse a ellos a saludarlos.

—Me cago en la puta...— maldeció Guzmán chasqueando la lengua.

—¿Tanto asco te da esta gente?— preguntó Polo acercándose a su amigo.

—No todos son iguales, lo sé. Pero esta gente nunca trae nada bueno, Polo. El cutre camarero que solo sabe servir mesas y llorar un poco, el influencer que o se mete donde lo le llaman, o se va de botellón al cementerio con sus amigos los camellos y bueno, de la otra ni te cuento

—Tampoco es justo que los trates así, Guzmán.

—¿Tú también estás de su parte? ¿Os lavan el cerebro o que os pasa?

De lejos el frenazo de un coche resaltó entre los murmullos de la multitud.

Las luces se apagaron y un hombre bajó decidido del coche abriéndose paso entre la gente hasta llegar a Samuel.

Le cogió de la muñeca y le hizo girar.

—Va-mo-nos.— Samuel miró a su hermano sin comprender.

—¿Qué dices, Nano?

—Es la casa del constructor, Samu. Va-mo-nos.— le repitió.

Samuel miró a Nano sorprendido.

Ambos se voltearon para dirigirse a la puerta.

—¡Hey! ¡Vosotros!— exclamó Guzmán.—¿Algún problema?

—Solo que eres un...— comenzó a decir Nano acercándose a él.

Pero hizo una pausa para sonreír de forma irónica.

—Ninguno rubito.— cambió de opinión.— Es más, vengo a animar a la fiesta.

(MULTIMEDIA)

Nano se acercó a la mesa de mezclas y se puso unos cascos.

Comenzó a poner varias canciones, cada una más bailable que la anterior.

Y parecía mentira, pero realmente consiguió animar la fiesta.

Todos bailaron las canciones, e incluso Guzmán, después de un par de cervezas se unió a la celebración.

Parecía que todo el mundo se divertía, lo cual puso a Marina de lo más contenta.

Se acercó a agradecérselo a Nano con un beso en la mejilla.

—Luego si quieres...— dijo algo pícara a lo que Nano le sonrió.

—Nena, hoy no es mi día. Céntrate en ti, esta niñata ricachona cumple diecisiete años, eso no se ve todos los días.— ambos rieron.

Pero solo a ellos dos parecía haberles hecho gracia, porque cierta persona, la cual observaba todo desde no mucha distancia había dejado de sonreír y pasárselo bien desde el minuto uno de aquella conversación.

(FIN MULTIMEDIA)

[...]

—¿Como puede estar un rubio de ojos azules preocupado por algo, pensaba que tenían la vida solucionada?— dijo Nano acercándose a Guzmán, quién se hallaba en la piscina observando las vistas pensativo.

—¿Por qué has cambiado de opinión?— preguntó Guzmán.

—¿Perdón?

—Se que ibas a irte porque te habías dado cuenta de que era la casa del constructor, pero... Fue verme y decidiste quedarte.

—¿Te has rallado por eso?— Nano empezó a reírse solo.

—No tiene gracia, no sé de qué te ríes.— dijo Guzmán fulminante.

—¿Te gustó, Nunier?— preguntó Nano vacilante.

—Tampoco pasaría nada, mira a Ander.

—A ver, rubito, si me gustaras, el problema no sería que fueras un tío, me preocupan más cosas como que eres un pijo de mierda, y eres hijo de un ladrón.

—Créeme que a ciertas horas de la noche eso es de lo que menos te vas a acordar.

Nano sonrió ante aquello.

Guzmán aprovechó para besarle de manera fogosa y desesperada, dando paso rápidamente a su lengua en la boca de Nano. Éste, quién no tardó en corresponder puso sus manos sobre sus mejillas.

Bueno, solo una, por qué la otra la tenía bastante ocupada intentando desabrochar la evilla de su pantalón.

Una vez conseguido, hizo paso de su mano dentro del calzoncillo de Guzmán.

El rubio soltó un ligero gemido.

—¿Con que soy un pijo de mierda, eh?— le preguntó ahora Guzmán con cierta sonrisa

—Eso a cierta hora de la noche no importa.

—Solo son las once.

—Por mi como si son las dos.— le respondió Nano con una sonrisa sin dejar de besarlo.

 

𝑬𝑳𝑰𝑻𝑬 • 𝙊𝙣𝙚 𝙎𝙝𝙤𝙩𝙨 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora