Título: Ese mismo momento.
Personajes: Nano & Antonia
Tipo: Celos Hot🔥🔥
Ac: FuckingSpaceship—¡Ya estoy aquí!— exclamó Nano una vez dentro de la casa llegado de trabajar.
—Llegas media hora tarde.— repuso Antonia frunciendo el ceño.
—Cariño, me entretuve con Samu de camino, nada más.— dijo Nano con tranquilidad.
Pero Antonia sabía la verdad, y aquello solo hacía que molestarla más.
Se paró de brazos cruzados mientras se apoyaba en el marco del salón.
—¿Qué pasa?— preguntó Nano extrañado.
—Nano, vi a Marina ir a la cabaña.
—¿Me espiabas?
—Venía de casa de Guzmán, de hacer el trabajo. Te dije que iría hoy.
—Tienes razón, pero...
—Iba a entrar yo para saludarte— se adelantó Antonia.— Pero vi a Marina hacerlo y sabes que no me cae bien.
—No te cae bien porque sabes que tuvimos algo.
—Porque es una zorra mala.
Nano rió ligeramente.
—Ha venido a ver a Samuel para hacer el trabajo con él.
—¿Y si se ha quedado con tu hermano haciendo el trabajo, porque dices que te has entretenido con él?
—¿Te oyes? Parece que estás loca.— bromeó Nano yendo al dormitorio
La chica comenzó a seguirle por la casa.
—Si me eres infiel mejor que me lo digas ya, que dentro de dos años.
—Antonia.— se paró enfrente mía.— Les estuve ayudando con el trabajo, na-da mas. ¡Nada!
—¿Y por qué no te creo?
—Porque estás celosa.
—¿Celosa? ¿Yo?
—El primer paso ante las adicciones es admitirlo.
—Tú eres mi única adicción, Nano. No estoy celosa y por mucho que insistas no lo voy a admitir porque no es verdad. ¿Y ahora de que te ríes?— dijo observando a su novio.
Nano posó sus manos sobre sus caderas.
—Eres lo mejor que me ha pasado nunca y te aseguro que no voy a dejar que estés así por nada, ni siquiera por mi.— antes de que la chica pudiera contestar, le plantó un buen beso para terminar.
Antonia
Posé mis manos en su cuello mientras nos besábamos, no tardamos en dar paso a las lenguas, y mientras una de las manos de Nano seguía en mi cintura, la otra ya andaba jugando en el encaje de mis bragas.
Noté un leve consquilleo en mis partes bajas, lo que me hizo soltar un pequeño gemido.
Nano, al oír aquello, metió su mano al completo por dentro de mi braga, jugando con su dedo en mis labios.
Me sentó en la mesa de la cocina, y me abrió un poco las piernas, acto seguido, introdució uno de sus dedos dentro de mi.
Mientras una mano seguía en mi mejilla, la otra se hallaba en los más profundo de mi ser, haciéndome sentir mejor que nunca.
Comencé a gemir más y más fuerte, ya no era uno, ahora era tres los dedos que se me movían dentro de mi.
Miré a Nano a los ojos.
En el fondo sabía que él sería incapaz de hacerme daño.
Él me quería, se notaba, y aunque en su época también había estado enamorado de Marina, sabía de sobra que ahora estaba para mí, y aunque alomejor no para toda la vida, en ese momento si.
En ese mismo momento.