Título: Libertad
Personajes: Samuel y _______
Tipo: Sad
Ac: TheCamixZomber—Mírame a la cara y dime qué no es verdad, Nano. Mírame a la cara, y dime qué no es verdad.— le dijo Samuel a su hermano al borde del llanto.— ¿Dónde coño está!— una de sus lágrimas comenzó a descender de su ojo derecho.
—Samu, tranquilízate, ella me prometió que iba a estar bien.
—¿Y aún así le diste tu coche?
—Necesitaba despejar la mente.
—¡Iba fumada!
—¡No me di cuenta, joder!
—¡Eres consciente de lo que le puede haber pasado?— gritaba Samuel con desesperación.
—Me dijo que no iría muy lejos.
—¿¡Y DÓNDE COÑO ESTÁ ESO!?
—¿TE CREES QUE YO LO SE! ¡TÚ eres su novio, Samu! ¡No yo!
—¿Y por qué coño te lo pidió a ti?
—Estaba hasta el coño de todo, Samu. Debes entenderla.
—Madre mía...— Samuel chasqueó la lengua, cogió su chaqueta vaquera y después de ponérsela salió por la puerta con aire decidido.
Fuera dónde fuera, debía encontrar a ________.
Ella siempre fue una chica de clase alta, pero aquello nunca la hizo diferente a las demás.
O por lo menos, eso era lo que ella pensaba.
Aún tras varios meses de noviazgo, las locuras repentinas de ________, era algo con lo que Samuel había aprendido a vivir.
Pero aquella vez era distinto.
Llevaba unos días muy rara, su comportamiento era extraño, y se sentía indiferente ante todos y todo.
Samuel ya se había enterado de que Omar le había pasado varios gramos de Marihuana, y la advirtió de todo lo que eso podría conllevar, pero aún así _______, decidió ignorarlo.
Y no es que no lo quisiera, sino que se había cansado de que siempre hubiera alguien diciéndole lo que hacer.
Limitandola tanto.
Y solo la maría le hacía sentir libre.
Libre en un mundo sin prejuicios, libre en su propio mundo.
Pero aquel día fue un paso más allá.
_______ siempre se había llevado muy bien con Nano, así que le pidió como favor el coche para despejarse.
Nano al principio se negó, puesto que la chica solo tenía dieciséis años, y solo había conducido en los parkings para probar.
Pero acabó aceptando, porque se dejó llevar ante aquel cariño que le tenía.
Y efectivamente.
Allí le vio.
Se llevó las manos a la cabeza, abrió sus ojos como platos, y tras comprobar por tercera vez que aquel coche que se hallaba estrellado contra un árbol era el de su hermano Nano, comenzó a correr en su dirección.
—¡_________!— gritó en llanto.— ¡_________, vamos venga! No me hagas esto, por favor...
Se acercó a la ventanilla del conductor, la cual estaba prácticamente rota.
_________ se hallaba inconsciente, con la nariz sangrando, una brecha en la frente, el labio partido en varias partes, y varias heridas en las manos y por los brazos.
—¡AYUDA!— gritó Samuel— ¡AYUDAAAA! Vamos _______, por favor, no me hagas esto. ¡AYUDA, POR FAVOR!— auxiliaba mientras sacaba a su novia del coche.
Finalmente se decantó por abrir la puerta y comprobar si su cuerpo yacía con vida.
Respiró hondo, y se lo pensó dos veces.
La observó por unos instantes, y automáticamente las lágrimas comenzaron a coger velocidad.
Ella era su perfección, a su lado Samuel no necesitaba nada más, y sin embargo, por una estúpida gilipollez inmadura, se estaba debatiendo entre la vida y la muerte.
Posó una de sus manos en su mejilla.
—Te quiero, ________. Pase lo que pase, por y para siempre.— dijo cuando una de sus lágrimas finalizó en la frente de la chica.
Presionó no muy fuerte dos de sus dedos sobre el cuello de ________, por varios segundos.
Su rostro ahora se mostraba inexpresivo, no daba crédito ante aquello.
Besó su mejilla y se acercó a su oído.
—Nunca me importó ninguna de tus locuras, pero esta...— sollozó— Está no te la voy a perdonar nunca.
Se alejó varios metros del vehículo, y cogió su móvil.
Marcó el 112.
—Una ambulancia para el tramo final de la carretera de las afueras del pueblo, por favor. Ha habido un accidente.
—¿Hay heridos graves?— preguntó el señor de el otro lado del teléfono.
—Hay un fallecido.
Fin