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—Y bien...¿Qué hacemos aquí?— miró a su alrededor analizando el lugar. Muchos libros viejos, estanterías despintadas, polvo. Un desastre.

Después de que las clases acabaran Taehyung lo citó en la biblioteca, un lugar al que Jungkook no acudía si no era para cosas interesantes. Cosas que amaba con sin corazón, que disfrutaba a más no poder. ¿Saben a que me refiero cierto?

Leer la biblia y ser buen cristiano, obviamente.

—Quería...uh, hablar sobre lo que dijiste de Min y Park.

—¿Y por qué no les preguntas a ellos?— bufó desganado, no quería estar ahí para un asunto de tan poca relevancia, al menos para él. Encima, las pruebas ya no existían, había muerto junto a su celular.

Taehyung carraspeó mirándolo con cierta incomodidad. No le gustaba hablar de los demás, o en todo caso, saber de sus vidas por otras personas. Pero Jungkook era el único que podía decirle la verdad, porque tenía la certeza que Jimin y Yoongi no lo harían. Claro que sabía perfectamente cuando mentira, pero solo saber que mentian no le serviría de mucho.

¿Por qué debería creerle a Jungkook? Quién sabe, pero algo le decía que si había algo entre sus amigos.

Su responsabilidad como capitán era mantener al equipo unido, y una de las reglas era no guardar secretos. Y claro, el solo hecho de estar a solas con un acosador profesional como Jungkook lo ponía en mal estado.

—Dime qué ocurre, esto no es un juego, niño conejo— frunció el entrecejo. Solo pensar que compartía aire con Jungkook le provocaba náuseas.

Jungkook lanzó una sonora carcajada tomando un libro al azar. Aquella risa tan chillona taladro los oídos del menor de una manera espantosa.

—¿Quién te crees?— interrogó ojeando el libro. Ni siquiera leía, solo pasaba las páginas una y otra vez sin parar—. Bombón, lo que yo sepa me lo quedo yo. No pienso decirte nada.

Una sonrisa maliciosa acompañada de una refrescante mirada de lujuria se posó en su cuerpo, atrapándolo completamente. Un escalofrío recorrió la piel del mayor, erizándola hasta incluso hacerle doler. Eso no era nada bueno. Jeon planeaba algo.

—A no ser... Que obtenga algo a cambio. La vida no es gratis, guapo.

—¿Estás chantajeándome?— Jungkook se detuvo un momento a pensar, torciendo los labios. Pronto un brillo descarado abarcó sus lujuriosos ojos, asintiendo—. No niño, eso no va conmigo.

—Créeme que lo que sé sobre ellos es oro, y en caso de que llegarás a dudar de mi palabra, tengo suculentas pruebas—. guiñó sin borrar la curvilínea.

No tenía una mierda de pruebas, pero al menos podía atraerlo de esa manera, hacer su curiosidad crecer y verse en la necesidad de aceptar.

Taehyung lo mira desconcertado, sin duda el castaño era muy inteligente, aunque no lo pareciera. Su propuesta claro que era tentadora, pero ¿Qué podría darle? Jungkook era difícil de convencer, sobre todo si venía de parte de Taehyung. Le pediría algo que él se negaría a darle, como un beso o que lo tocará.

—Es una treta, tesoro.

—¿Y qué quieres? Porque no pienso darte nada además de un puñetazo.

Jungkook dejó el libro de lado, acercándose con pasos bastante coquetos hacia el mayor. Era una grandiosa oportunidad, no podía desaprovecharla.

—Bueno, ya que eres demasiado difícil de ligar, ayúdame con una persona— tomó asiento cruzando las piernas—. Hay un chico que está en tu aula, es lindo y tiene un buen cuerpo, quiero que me ayudes a ligarlo. Su nombre es Lee Jooheon.

Ligando Al Capitán ❃ [RESUBIENDO - EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora