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Al momento de haber llegado a la cancha, Mingyu pidió al gruñon entrenador un balón prestado prometiéndole no estropearlo, el cuarenteño hombre no pudo negarse al hijo de uno de sus más fieles amigos y se lo entregó sin renegar. El pelinegro rebotaba una y otra vez el balón en el suelo, mirando al menor desafiante.

—¿Por qué me ves así?— rió el menor ante la desafiante, pero graciosa mirada de su contrincante.

—Por nada— canturreó sin dejar de rebotar el balón.

Dejó la pelota en el medio de su pie empezando a hacer técnicas bastante bien manejadas, lo que hacía ver que entrenaba duro. Jungkook lo observó impresionado, realmente era muy bueno.

—Intentalo— animó al castaño, lanzando el balón hasta verlo ser atrapado.

—Yo no puedo hacer eso, apenas y puedo patearlo.

—Oh vamos, no es tan difícil— tomó nuevamente en balón, esta vez de las manos del menor y lo colocó en la misma posición de antes— Sólo debes ponerlo aquí, hacerlo rebotar y moverte hacia donde vaya— explicó empezando una vez más con los trucos.

Jungkook asintió siguiendo sus pasos. Respiró profundo alzando el balón, haciéndolo rebotar en su pie mientras se movía a su dirección. Aunque era bastante si difícil si de un novato como él se trataba. Prefería el béisbol.

No se consideraba demasiado bueno en ese tipo de deportes como fútbol o baloncesto, aunque presumía serlo para verse superior. Se le daba mejor el baile y el ejercicio. Y a pesar que gustaba mucho del béisbol, tampoco era bueno. La última vez que lo intento, rompió la ventana de su vecina.

—¡Lo estoy haciendo!— exclamó con felicidad. Ni siquiera podía creer que le había salido con tanta facilidad. Aunque apenas llegó a 3, hasta empezar de nuevo.

—¡Wow, eres genial!

La pelota finalmente no pudo ser capturada por el pie del menor y se fue lejos de él, dejándolo de cinco como record. No era bueno, pero creyó sería peor.

—Eres muy ágil.

—Eso o tú me enseñaste bien— sonrió Jungkook.

—¿Partido de dos? — desafió Mingyu.

—Pero tú eres mejor, es injusto— puchereó luciendo realmente adorable.

—Seré amable— guiñó con una sonrisa.

—¿No nos podemos unir?— llamó una voz ajena a las de ellos.

Jungkook observó a Mingyu apretar los dientes, giró y observó a Taehyung y sus dos habituales guardaespaldas, Jimin y Yoongi, acompañarlo con grandes sonrisas burlesca.

—No, largo de aquí—  espetó Mingyu con la voz más grave de lo habitual. Ver a esa bola de presumidos le quemaba la piel de furia. Sobre todo por Taehyung.

—La cancha es pública, no veo tu nombre en ningún lado para decirnos si podemos quedarnos o no— inquirió Yoongi tomando una posición más firme.

—Ya nos vamos nosotros, no se preocupen— Jungkook tomó la mano de Mingyu fulminando a los tres con su mirada. No quería problemas, y peor con Mingyu ahí, su expediente era muy limpió como para mancharlo por tres idiotas

—¿Te vas con tu novia, Mingyu?— rió Yoongi.

—No son novios— intervino Taehyung bastante curioso.

—No lo arruines— Jimin golpeó los costados de Taehyung con el codo, éste lo miró sin gracia ninguna.

Fue a la cancha con sus amigos para jugar un buen partido, pero con aquella pelea que estaba empezando a crearse, sus ganas de jugar se habían esfumado como humo. Como siempre, Jungkook arruinando todo.

Ligando Al Capitán ❃ [RESUBIENDO - EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora