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Mi cuerpo permanece perezoso sobre la silla, mientras mis ojos siguen constantemente el movimiento de mano que el profesor hace mientras escribe cientos de letras y números. Su mano se mueve en un suave compás que distrae por un buen rato mi pensar.

La pizarra está llena de números y ecuaciones en las cuales no pongo la más mínima atención, solo a su mano moverse por todos lados. Escucho al maestro Shin hablar y hablar sin parar una vez termina de escribir, pero apenas puedo entender lo que dice. Mi mente esta tan desconectada de mi cuerpo que no sé si estoy aún en la realidad, Yoongi me observa con una mirada extraña y Jimin a su lado también, se miran entre sí y murmuran cosas que no escucho por la distancia.

Una bola papel cae sobre mi mesa, la visualizo por unos cortos seis segundos y mi vista viaja automáticamente hacia Jimin y Yoongi. Ellos me hacen algunas señas para incitarme a abrir la bola arrugada sobre mi pupitre, regreso mi vista a la pequeña bola y la abro.

«¿Estas bien?» tiene escrito con tinta azul, pero algunos espacios de específicos caracteres no estaban pintados tanto como otros, y algunos más han sido repintados con esmero, lo cual me hace suponer que la tinta del bolígrafo esta acabándose.

Arrugo la bola de papel con un bufido y la lanzo en su dirección, regresándola a sus dueños originales. No tengo tiempo ni ganas para leer tonterías.

La campana del primer recreo me saca de mis desorbitados pensamientos, salgo rápidamente sin esperar a Jimin y Yoongi y me voy a la cafetería de una vez. El día no había empezado precisamente bien, pues Jungkook y Mingyu se habían encargado de arruinarlo. El mocoso número uno y personaje principal, acá Jungkook, molestandome por su actitud tan unida a Mingyu. Y el mocoso número dos, acá el señor cero relevante, por su insistencia con Jungkook.

Llego a la cafetería observando como pirmera cosa, la inmensa fila que se forma conforme pasa el tiempo. Estudiantes hambrientos se empujan entre sí para llegar lo más rápido posible al mostrador y pedir su comida, entre ellos se encuentran Hoseok y Jungkook. Jeon empuja a medio mundo para adquirir un espacio grande y tanto Hoseok como él, estén más cómodos y la gente deje se caer sobre ellos debido a los empujones.

—¡Deja tomar tanto espacio, Jungkook! —grita una chica formada detrás de él.

—¿Qué tal si me obligas, estúpida? —ríe—. Hazlo tonta, oblígame.

Hoseok mueve a Jungkook delante suyo, disculpándose con la chica por el altercado con Jungkook. Como siempre dando problemas.

Mis ganas se van conforme la fila es más y más grande, pero realmente no quiero meterme allí y tener que esperar tanto.

—Una fila demasiado larga —suspiro.

Un momento, soy el capitán del equipo de fútbol, ¿por qué debería esperar? Estaba tan perdido en mis pensamientos, que incluso olvide mis beneficios como estudiante.

—Permiso, pasaré —anuncio metiéndome en la fila hasta ser el primero.

Escucho los quejidos de todos manifestarse como una nube de humo, aunque me importa un carajo que se quejen. Yo no pedí beneficios los obtuve y ya.

—¡Oye! no es justo que esté aquí haciendo fila como un estúpido y tú sólo llegues y te metas como si nada —rezonga—. Hoseok, arrójale un cupcake.

Y allí está quien imagine que sería el único en enfrentarme, Jeon Jungkook. Hoseok se tapa el rostro con ambas manos, deduzco que está muriendo de vergüenza ajena. También lo haría.

—Un energizantes de limón y una ensalada de pollo —entregó mi orden ignorando a Jungkook.

La cocinera alista mi pedido y lo entrega en silencio observando a Jungkook con enfado, es una mujer muy temperamental, así que ese tipo de acciones a menudo le provocan sus conocidos dolores de cabeza. Pago mi comida y me alisto para salir de la fila, no sin antes pagar un cupcake para la chica detrás mío, pues había interrumpido su pedido cuando estaba a punto de salir.

—Lo siento —me disculpo con una sonrisa.

Sus mejillas se vuelven inmediatamente carmesí, bajando la mirada.

—Sunbae, no se preocupe.

Mi boca se mantiene cerrada sin responder nada más, entregándole una segunda sonrisa, y posteriormente, retirándome de la fila.

Jungkook me fulmina con la mirada y se acerca mí a paso firme, y es evidente que nada bueno saldrá de esto. ¿Qué pasará el día de hoy? Muero por saberlo.

—Eres un aprovechado —espeta cruzándose de brazos—. Siendo tan molesto y creyendo que eres el maldito rey del mundo.

Ignoro cada una de sus alborotadas palabras martillando mi cabeza, siendo tan desagradable que estoy soportando como puedo no tirar mi bandeja y que termine estrellándose contra su cara.

—¡Oye! estoy hablándote.

—Habla con mi culo entonces. No me importa lo que tengas que decir, niño conejo.

Y como dije anteriormente, tratándose de Jungkook es imposible que esta situación resulte en algo bueno, un encuentro pacífico que no sea conllevado al apocalipsis.

—¿Qué te parece si pides tu comida de nuevo —gorjea con la mirada destellante.

Mis sentidos entran en estado de alerta al momento en que aquel juguetón tono de voz, entra en contacto con mis tímpanos.

—Será mejor que te quedes quieto, Jeon Jungkook.

Ni siquiera tengo tiempo para reaccionar cuando la bandeja es arrebatada de mis manos, siendo sostenida por las suyas firmemente.

—¿Debería? —ríe.

Deja caer la bandeja abruptamente, la comida se esparse por todo el suelo, cayendo sobre mis zapatos también.

—Vaya, se me resbaló.

—Maldito hijo de... —inhalo y exhalo.

Un laboratorio científico de malvadas ideas forman una potente explosión en mi cabeza una vez me harto de la situación, y de esa manera, aquellas ideas me invitan a agarrar parte de la comida esparcida por todo el suelo. Observo la actualmente gran cantidad de sucia lechuga colgar de mis manos como si fueran una pieza de ropa en el tendedero.

En ese momento, tomo a Jungkook por el cuello e inserto agresivamente el vegetal en su boca, el cual una vez entró, fue empujado por mis dedos hasta el fondo de su garganta.

—La comida no se desperdicia —susurro juguetón—. Y si sigues actuando de esa manera tan mezquina y desagradable, puede que no sólo mis dedos lleguen hasta tu garganta, puto idiota —gruño soltando su cabello—. Come bien.

La mirada de todos recae sobre mí, pero es obvio que tratándose de Jungkook, les importa un carajo y desistiran de acusarme. Lo tomaran como un escarmiento para él por lo vulgar e igualado que es.














Epicarda la forma en que estoy actualizando muchísimo.

Atte:

—Xenia❤

Ligando Al Capitán ❃ [RESUBIENDO - EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora