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IMPORTANTE LEER: A partir de este capítulo, Taehyung tendrá una voz mental con la cual entablará muy cortas conversaciones respecto a dilemas en su vida, y en muchas ocasiones, la voz será la influencia en varias de las acciones que Taehyung haga, pero no en todas.

Todos tenemos una voz mental —aunque los casos varían. Puede ser una voz común, o una muy molesta—, que sería como la voz de nuestros pensamientos, y está tanto ahí, que nos llegamos a confundir y creemos que esa voz somos nosotros, aunque no es así. Es una voz con la cual entablas diálogos contigo mismo, incluso discusiones, cosa que nos hace parecer dementes, una situación que no nos deja respirar. Pero, realmente, esta voz no es nuestra como dije anteriormente. De hecho, gracias a esta muchas personas son mayormente influenciables; responsable de que acabemos creyendo cualquier cosa que nos digan. Pero ojo NO ES ESQUIZOFRENIA. Ambas son cosas distintas, ya que esta voz puede desaparecer. Sin embargo, puede convertirse en un problema de igual manera.

Es un tema bastante complejo, pero es para que entiendan.

Disfruten.













—Jungkook, ¿Dondé diablos estabas? Te estuve buscando. Ni siquiera fuiste a clases.

Jungkook observó al mayor con enfado, pues aún no se le olvidaba que lo dejó ser arrastrado por Taehyung, y todo por un pedazo de pastel que seguramente no le duro nada.

—Estaba con Taehyung ¡Porque cierta persona no me ayudó a liberarme de esa bestia religiosa!— lanzó aquella indirecta más que obvia.

Hoseok jugó con el empaque de galletas en sus manos, fingiendo no entender a que se refería. Su boca decidsilbar, y sus ojos mirar a otra dirección.

—Sabes que me refiero a ti, estúpido, ¿Te haces una idea de la cantidad de cosas que me dijo?— señaló recordando la molesta discusión—. La traición, la decepción hermano.

—Jungkook, hay tres cosas muy importantes y fundamentales en esta vida— guardó el empaque en su bolsillo. Alzó la mano y levantó tres de sus dedos— Uno: la comida gratis— dobló el dedo medio—. Dos: Las galletas saladas— esta vez dobló el anular—. Y tres: Las chicas— el último dedo en doblarse fue el meñique, entonces su mano se volvió un puño que pronto se extendió, liberando los cinco dedos.

Caminó lentamente hacia delante, Jungkook lo vio curioso y cuando menos lo esperó, Hoseok corrió lo más rápido que pudo hacia algún lugar, alejándose de Jungkook.

El castaño cerró los masajeando sus sien, dejando que el mayor escapara. No tenía humor para absolutamente nada. Taehyung le había provocado una desagradable sensación en el estómago, que no sabía cómo quitar. ¿Quién le había enseñando a ser tan desalmado? Porque realmente era un desalmado. Y más allá de eso, era un metiche. Parecía que su vida se basaba en meterse en vidas ajenas y críticarlas.















Taehyung POV

Después de una larga, muuy larga ducha, salí de los vestuarios. No tuve más opción que lavar yo mismo mi pantalón, no planeaba acercarme otra vez a ese bicho raro que lleva por nombre Jeon Jungkook. ¿Qué tal si se abalanzaba de nuevo hacia mí? ¿Y si me manoseaba? ¡No, no, no! Me da grima solo pensarlo.

Camino por los pasillos atento a cada una de las personas y rostros que pasan al lado mío en dirección contraria, o se dirigen hacia la misma dirección que yo. Gracias al cielo ninguno es Jungkook. Suspiro pesadamente yendo hacia mi taquilla, abro la puerta metálica color rojo, revisando con la mirada mis cosas. Un papel doblado color rosa se encuentra sobre uno de mis libros llamando mi atención. Rápidamente lo tomo sin pensar de quién podría ser.

Ligando Al Capitán ❃ [RESUBIENDO - EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora