La hora más larga de toda la noche.

665 41 88
                                    

—Dime la verdad, chico, ¿qué intenciones tienes con mi niña?

Rancis suspiró con miedo y resignación. Era la hora, no hay vuelta atrás, era el momento de la charla con el padre de la chica que le gusta... O algo parecido a eso.

—Creo que ya no me puedo salvar de esta ¿no? —Ralph asiente con una expresión seria— Ralph, no hay otra manera de decir esto. Me gusta Vanellope, me gusta mucho Vanellope —confesó con la vista fija en el suelo—. Y sé que no soy digno de ella, que merece algo mucho mejor y sé que tú también lo piensas. Pero la quiero, la quiero mucho y mi deseo es hacerla muy feliz.

—¿Y sabes cómo hacer eso?

—Hemos sido mejores amigos por mucho tiempo, se mucho sobre ella, me gusta pensar que sé cómo hacerla feliz. Me duele cuando llora, siento alegría cuando ríe, mi mundo se ilumina cuando ella aparece —ya estaba perdido en sus pensamientos—. No puedo imaginar la existencia sin ella. Y sé que es completamente independiente, que no me necesita —Ralph escuchaba atentamente—, pero estoy dispuesto a estar siempre para ella, protegerla, defenderla de todo, darle su latte con vainilla cada mañana y ver películas de terror con ella hasta tarde, hacer que se sienta querida, amada, tratarla como a una princesa —risita— aunque ella deteste ese título. Es lo que ella merece —finalizó con una sonrisa.

Ralph igual sonrió, una sonrisa sincera.

—Chico, dijiste justo lo que quería escuchar.

—¿En serio? —preguntó el rubio sorprendido.

—Sí. Hace un rato, al llegar, intercepté al chico Coca-Cola, le hice la misma pregunta y solo dijo alguna estupidez sobre su corazón latiendo y no sé qué, pero no dijo nada de cómo hacer feliz a Vanellope —Rancis hizo una mueca de desprecio—, todo lo que dijiste es exactamente lo que necesito que diga quienquiera que busque pretender a mi niña.

—O sea que... Estoy ¿aprobado? —el pobre chico seguía confuso.

—Así es enano. Tienes todo mi permiso para salir, o al menos intentarlo —rió—, con mi niña.

—Wow, Ralph, no sabes lo que significa para mí —Rancis pasó de confuso a emocionado—. De verdad, no te defraudaré.

—Eso espero —dijo Ralph estrechando su mano—. Ahora, ¿por qué las chicas están tan raras y te miran a ti, a Vanellope y al intruso? —dijo mirando a todos lados, efectivamente las chicas tenían una actitud sospechosa.

"Ja, intruso, ese nombre me gustó"

—Siéndote sincero no lo sé, también me lo pregunto.

—Hmmm, bueno, ya lo sabremos. Vamos, la niña nos está esperando —dijo comenzando a caminar.

—Sí, va- —en eso suena su teléfono—. Adelántate, yo debo contestar.

—Muy bien —se va.

Contesta:

- ¿Taff?

- Rancis ¿dónde estás?

- Cerca de la escalera, estaba en una charla... Muy extraña con Ralph.

- ¿Estás solo ahora?

- Sí, él ya se fue.

- Muy bien. Mira, a Crumbelina y Minty se les ocurrió un plan para esta noche.

- ¿Qué? ¿Le dijeron a Minty?

- Crumbs lo hizo, ella se dio cuenta de nuestro actuar raro y juró no decir nada. Además, fue a ella que se le ocurrió.

Sapito | A Vanillabutter storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora