Ser amable con todos, ¿no es esa una tarea terriblemente agobiante?
Intentar no lastimar, debes hacer a todos felices, ¿qué? Una mierda.
Decir no, eso es verdaderamente difícil para mí, aunque solo conste de dos letras.
Tantas veces me he alejado de mí misma y de mi escencia, tantas veces he sido yo la que ha quedado rota por intentar completar a los demás.
Siempre tan complaciente, tan ingenua.
Dañándome una y otra vez, a ras del bienestar de otros.
¿Alguna vez pensaré en mí? En lo que me hace feliz y no sufrir.
Sí, lloré, sufrí, grité y sangré por quienes nunca debí.
Me dejé caer en un abismo interminable. Horas de sueño perdidas, lágrimas constantemente derramadas, gritos inaudibles, heridas llameantes, miradas sumidas en la nada.
Un ciclo que aún no termina y no sé cuándo piense acabar.