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Esa manía de fingir y aparentar pensamientos, como método de defensa. Reírme de todo lo que me provoca dolor. ¿Funciona? No, claro que no. El sufrimiento se multiplica por diez.

Vulnerable, no es una palabra que sea de mi agrado, pero me define casi a la perfección.

La presión en la garganta, pecho y estómago. Las lágrimas colman mi rostro, caen sin cesar, cada una con el sabor del dolor.

Pasó como una ilusión, en segundos se derrumbó.

HundidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora