Paseo por Viena en grupo

6 0 0
                                    

Al día siguiente el grupo se levantó y luego del desayuno, fueron a esperar el colectivo que los llevara a la estación de tren. Como luego de este paseo, Fernanda tenía que tomar el bus para Suiza, ella llevo su valija y como salía del Flixbus, pregunto si había algún casillero en el que pudiera dejarla para no estar acarreándola todo el viaje.

Al llegar a la ciudad comenzaron su paseo por los puntos que habían sido pensados desde Buenos Aires.

Como estaban cerca de llegar al fin de su viaje, Hernán que en cada momento que pudo compro un pretzel que compartió con sus compañeros, otra de las cosas que deseaba era escuchar algo de ópera o música clásica, por lo que estuvieron averiguando por las diferentes opciones que allí hubiera.

En el centro cerca de la casa de ópera, pero en diferentes puntos, había hombres vestidos de época ofreciendo conciertos, a algunos era difícil quitárselos de encima con decir que lo iban a pensar porque te insistían, lo que te hacía recordar a cuando un pobre hombre o mujer te llama al teléfono fijo de tu casa queriendo venderte algo y espera que tu respuesta inmediata sea un sí.

El primer lugar al que el grupo se dirigió, fue al palacio Hofburg, de la emperatriz Elizabeth (Sissi)luego de pagar la entrada les entregaron las guías en audio, y todas les fueron entregadas en habla hispana, lo que a Agustina no le cayó del todo simpático, porque siempre que hay algo que ella puede hacer en inglés como escuchar una grabación o un video, lo prefiere de ese modo.

Sin embargo, cuando uno está en un grupo, no siempre se logra lo que uno desearía y se tiene que amoldar a lo que sus compañeros quieren, ni pensar en que hacer un viaje en soledad por más que en el camino te hagas amigos, es aburrido, escucho la visita en castellano. Al pasar por las tiendas de regalos que había en el lugar, a Agustina le llamaron la atención y le dieron ganas de comprarse una coronita de Sissi emperatriz, que le gusto y una muñequita estilo Barbie, pero se resistió a hacerlo, lo único que los hermanos compraron allí fue un prendedor para su madre.

Todo pensando que ese domingo, en Argentina era el día de las madres y que a la suya pudiera gustarle algo de Viena y de aquella emperatriz con la que todas las niñas de más de treinta años, en algún momento soñaron.

Pero al escuchar la vida sufrida que ella tuvo, por lo menos a Agustina que comprendía un poco más, que la vida de las princesas en la realidad, no es como la de los cuentos.

Saliendo del palacio buscaron un lugar para almorzar encontraron un lugar en el que los hombres comieron unos sándwiches, y Agustina un plato de salmón con papitas, a modo de recobrar fuerzas para continuar el recorrido.

Como unos días antes de viajar, a Agustina le habían colocado un perno en uno de sus dientes, en todo momento en este segundo día en la ciudad de Viena, los amigos vieron un lugar que llevaba el nombre de Mozart, como estaban cerca de la casa museo de Sigmund Freud, el padre de la psicología, los amigos fueron hasta allá y de los cinco solo entraron los hermanos.

Como Santiago que a cada momento recibía mensajes de la gente con la que estaba alquilando la casa en la que iba a vivir en Madrid, por asuntos del contrato de alquiler, es psicólogo y estaba en Viena, no podía dejar de pasar por la casa del padre de la psicología, aunque no fue lo que él esperaba y la cámara que estaba usando no era tan buena.

De todos modos, al entrar en la tienda de regalos del museo, se compró un llavero con el muñequito de Freud para su casa nueva. Cuando se reencontraron con Ana Inés, Hernán y Fernanda, fueron hasta el rio Danubio, en el que Strauss se basó para su conocida y más famosa pieza de vals, el Danubio azul.

En otro momento pensando en ver una función de algo, entraron a la casa de la ópera de Viena que tenía las entradas para las funciones de esa noche, agotadas. Al rato en la plaza se les acerco uno de los hombres vestidos de época para ofrecerles un concierto que incluía vals y valet en el palacio de Hofburg y que duraba una hora y media.

Pensando en el tiempo que tenían decidieron escuchar un concierto de órgano en la catedral, este duraba una hora y estaban más cerca. Por lo que sin mucha vuelta se decidieron por el de piano, unos ratos antes buscaron un lugar para comer y consiguieron uno en el que comieron unos kebabs.

Luego a buscar un lugar para tomar un café antes del concierto y al llegar nuevamente pasaron por la santería. Donde como Agustina pensaba, había imágenes del Niño Jesús de Praga, por lo que se compró una sin necesidad de estar en esa ciudad.

Como es la costumbre, en cada iglesia a la que entraron durante el viaje, Ana Inés, Fernanda y Agustina pidieron tres deseos. Pensando en algunos de sus compañeros, que desde Argentina le enviaron algunas cosas que ella pidiera o no, a las postales del representante de la humanidad, se le sumaron unas cruces y a la hora del concierto, los amigos ocuparon sus lugares. Durante una hora escucharon diversas piezas tocadas órgano, lo que al acabar dejo a uno de los amigos con gusto a poco.

Acabado el concierto los amigos emprendieron el regreso a la institución, a la mitad del camino se despidieron de Fernanda que volvía a Suiza y como cuando llegaron al final, a esa hora no había buses, nuevamente recurrieron a Uber que los llevo de regreso a la casa.

Al llegar a la casa, Santiago que al día siguiente regresaba a Madrid, se despidió de su hermano que le dio todo lo que necesitaba que llevara a Argentina, entre ropa y objetos. Lo que más tarde junto a Ana Inés iba a acomodar en la valija.

Durante todo ese tiempo, Agustina deseo que Santiago se llevara la computadora que ella hubo llevado para el congreso, para no cargar mucho más peso. Lo que este no hizo pensando en comprarse una nueva en Madrid.

Las mochilas entraban una adentro de otra, para que no se cargara con más peso que el que tenía.

Fue muy lindo para ambos que no se veían desde abril, poder coincidir en Europa en esos días y a los compañeros de Agustina que lo conocían poco por los pocos momentos que se cruzaran en proyecto Meulen, les sirvió para conocerlo un poco más, incluso a Fernanda que lo veía por primera vez y en un momento le contó sobre el seminario de biografías que estaba haciendo junto a Doris.

Relato de un viaje soñadoWhere stories live. Discover now