Breitenfurt, otro lugar de encuentro

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Al día siguiente antes de ir a desayunar, guardaron las últimas cosas que iban dentro de la valija y las cerraron, luego del desayuno, los amigos dejaron sus cosas ordenadas y cerradas para cuando regresaran a buscarlas.

Luego del desayuno Flavio llevo a los amigos a Breitenfurt, el centro en el que trabajaba Leonardo, quien en ese momento no se encontraba allí. Al llegar conocieron a la gente, incluyendo al otro argentino que sabían que estaba, que les conto lo que hacían en madera y les mostró algunas cosas.

En ese lugar se desarrollaban los talleres de alfarería, arte en el que se encontraron nuevamente con Stephan el artista de la casa, en pleno trabajo y carpintería. Todo esto hizo que Agustina les comentara a sus compañeros que era algo de eso, lo que ella hubiera querido hacer, al ser lo que más le gustaba y en ocasiones en su casa, cuando no está tejiendo, hace manualidades que luego intenta vender.

En otro de los talleres se encontraron con Michael, un joven que ellos conocieran en Rusia y con el que hicieran amistad al estar en el mismo hotel. Se tomaron una foto con él aprovechando que volvían a encontrarse después de tanto tiempo y este les indico que aún tenía la foto de la fiesta del año anterior en el lugar del congreso, un hermoso encuentro en el que también se le pregunto por su amiga a la que no vieran allí.

Al mediodía regresaron y almorzaron en la institución, luego del almuerzo los argentinos buscaron sus cosas y se despidieron de la gente, y emprendieron el viaje al aeropuerto, donde Ana intento nuevamente ver si cambiaba su pasaje de vuelta, pero para ello tenía que pagar mucho más debido al tiempo que había transcurrido desde que sacara ese primer pasaje.

Finalmente decidió ir a Paris y relajarse un poco, por lo que los amigos se despidieron, Hernán y Agustina se dirigieron a la puerta donde tenían que ir. Al llegar al mostrador en el que despacharon las valijas y en un instante la señorita les pregunto si viajaban juntos, porque estaban en asientos separados.

Al ser un viaje corto, estar separados no iba a ser tan malo hasta que llegaran a Frankfurt, la señorita los puso juntos a los dos. Como despedida en un momento Hernán nuevamente compro pretzels y los comieron esperando que saliera su vuelo.

Allí se comunicaron con la familia de Agustina quien iba a ser quienes los buscaran al día siguiente, que en un instante les aconsejo hacer los traslados de una puerta a otra en carrito, el cual no se les ocurrió pedir desde Argentina.

En Frankfurt se reencontraron con Doris que viajaba en el mismo vuelo que ellos a Buenos Aires y también la notaba a Agustina cansada, pero dispuesta a hacer un último esfuerzo para llegar a Argentina. Fue un viaje maravilloso y a pesar de todo se disfrutó, aunque quedo en el aire la idea de ir a trabajar un año a Europa.         

Relato de un viaje soñadoWhere stories live. Discover now