5. Profectio

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Los años pasaron y el tritón creció en compañía de su nueva familia. Sus diferencias con las ballenas no tardaron en hacerse notar a través de su gran capacidad cognitiva.

A sus diez años de vida, estaba seguro de que no formaba parte del grupo en el que se encontraba, y una creciente curiosidad comenzó a nacer en él. Los sueños fueron el principal motor de su progreso. Con el tiempo se dio cuenta de que, en realidad, eran recuerdos.

A los doce años fue enseñado a cazar en compañía de su hermano, en la zona abisal. Ambos hicieron un gran equipo y lograron traer buenos festines para las grandes hembras, pero eso no fue lo más importante del viaje. En ese entonces, el tritón descubrió que su sonar era un poco diferente: producía luz, una luz dorada que sólo él podía ver. En sus sueños, la llamaba energía.

A sus quince años de edad, estaba convencido de que pronto tendría que marcharse. Mientras las hembras permanecían juntas, los machos solían irse a buscar su propia suerte. Su hermano estaba listo, pero él no.¿Qué es lo que ataba a Aeternum al grupo? Su madre. Esa ballena que lo ayudó a crecer durante toda una vida, ahora era más débil que antes. Las cicatrices dejadas por la vida en todos sus intentos por alimentarlo y defender a los suyos de las orcas, estaban marcadas en su piel de forma evidente. El joven tritón sentía un gran lazo con ella, no quería dejarla, pero las dudas de su pasado, de su origen, lo motivaban a continuar.

Fueron varias noches las que el joven pasó meditando, sumido en las dudas, hasta que se dio cuenta de algo. ¿Cuándo uno existe? Cuando se siente impulsado a hacer cosas nuevas. Llevaba años sin hacer otra cosa más que vagar por el mar, divirtiéndose o cazando, y era momento de ir más allá.

Una mañana, Aeternum decidió que se iría. Su hermano esperaba con ansias el momento, así que se alegró al enterarse de la noticia. Ambos partirían juntos, a buscar su razón de ser. Y así, con un emotivo ritual conformado por bailes y melancólicas codas, los despidieron.

Aeternum dejó a su grupo con tristeza, pero convencido de que era lo correcto. Estaba listo para nuevas aventuras, y lo primero que tenía en mente era seguir el rastro de esos misteriosos sueños que lo habían perseguido durante toda su vida.

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