¿Cómo nos conocimos?

Capítulo XII

Armando ya no podía más, entrando al elevador de su edificio, tomó a Betty entre sus brazos y la besaba apasionadamente. Besaba sus labios, su cuello y sus manos la recorrían desesperado.

Be: Armando, espera, aquí no.

Ar: ¿Por qué no? Estamos solos.

Be: Arman mmm - era tanta la desesperación de Armando por poseerla que la cargo contra la pared del elevador enredándole sus piernas en su cintura haciéndola sentir su erección y Betty no pudo dejar de sentir ese deseo de que pronto le hiciera el amor. Finalmente se abrieron las puertas del elevador y Betty abrió sus ojos grandes asustada de que alguien entrara y los viera en esa situación - ¡Armando! - le grito y el volteo, de inmediato vio que era el piso de su apartamento así que sin dejar de cargarla la sacó del elevador dirigiéndose al sofá, era tanta su excitación que no podía siquiera esperar a llegar a su habitación para poder hacerla suya.

Ar: No sabes cuanto te deseo - le dijo mientras la tumbaba en el sofá y comenzaba a desabrochar su cinturón para dejarle ver su erección, para después comenzar a bajarle las mayas y bragas a Betty. Ella esta vez lo vio todo, y aunque estaba asustada de la premura que tenía Armando no lo detuvo en hacerlo. Recordó el día anterior como la beso con ternura y la tocaba con tanta paciencia, que verlo en ese estado fue un poco inesperado. Pero aún así ella también sentía tanto deseo de sentirlo que no lo detenía, hasta que se subió encima suyo e intento penetrarla.

Be: ¡¡¡Espera!!! - Armando se asustó, pues aún no lo hacía y le había gritado.

Ar: ¿Que pasa? - La veía con la cara desencajada.

Be: Tenemos que cuidarnos ¿Lo olvidas? - Armando hizo una expresión de sentirse estupido por no haber siquiera pensado en eso. Estaba tan perdido en su cuerpo que lo único que quería era hacerle el amor.

Ar: Perdóname mi vida - acercó su frente a la de ella y cerró sus ojos respiran muy agitado - espérame aquí ¿si?, voy a mi recamara.

Be: ¿Y porque no me llevas contigo? - lo beso y él abrió sus ojos sorprendido de la capacidad de excitación que le provocaban esas palabras. La levantó cargándola de nuevo sobre su cintura mientras ambos reían y se besaban. Armando la recostó sobre la cama haciéndola excitar más y más con sus besos sobre su cuello, bajando sobre su pecho desabotonando su blusa, para pronto dejarla sin ella. Betty no podía más, sentía una sensación extraña en la entrepierna y sentía la ereccion de el que le rosaba sobre su falda con cada movimiento que él hacía sobre ella - Te amo - buscó su rostro para llevarlo hacia ella y que la besara, Armando sabía que ella quería que ya la hiciera suya, así que sacó de su mesa de noche un preservativo para ponérselo. Ella miraba todo el espectáculo aún sin poder creer que estuviera en esa situación. Armando le quito la falda y de nuevo se subió encima de ella para por fin poder hacerla suya. Betty experimentaba tantas sensaciones que la volvían loca con cada movimiento que Armando hacía, él intentaba besarla pero ella estaba tan concentrada en no gritar que se aferraba con sus brazos al cuello de él, sus gemidos y respiración hacían que Armando lo pusieran cada vez más excitado. Finalmente, Betty lo soltó y lo vio a los ojos dejándole ver que estaba experimentando un orgasmo que la estaba dejando sin aliento, haciendo que él no pudiera más y terminara poco después de ver como ella disfrutaba de su feminidad. Cayó exhausto sobre ella tratando de poder respirar, miró a Betty, y parecía inconsciente, la beso en la mejilla y en la oreja.

Ar: ¿Estas bien? - miro que una sonrisa muy sutil se asomaba en sus labios y se dio cuenta que estaba bien. Tomó el extremo de la sábanas para cubrir a los dos y se recostó poniéndose de lado a ella con una mano sosteniendo su cabeza. Contemplaba como ella aún no recobraba el aliento - ¿Podemos repetirlo? - Betty lo vio con una sonrisa de oreja a oreja.