Séptima carta

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20 de Diciembre

Hey Jude, la vida es dura.

Recuerdo la primera vez que oí esa frase, fue de los labios de mamá. Yo era pequeña, apenas tenía unos 9 años y no entendía nada del mundo, vivía en mi castillo con el príncipe azul. Aun así lo recuerdo, y tú sabes mejor que nadie que tengo una muy mala memoria.

Fue un día cálido de marzo, lo sé muy bien porque a los días había cumplido años mamá. Papá estaba con nosotros, pero ese día, de una forma milagrosa, estaba sobrio. Le pregunté a mamá porque papá estaba tan feliz, cuando en realidad se estaba comportando como un padre normal, cosa que nunca hacía y por eso lo consideraba muy distinto. Ella me dijo que era probable que fuera porque le había ido bien en el trabajo o por un simple milagro, a eso último le dije que porque los milagros no ocurrían más seguido. Y ella lo dijo, que la vida era dura y que no podemos estar esperando que las cosas buenas caigan del cielo, debemos aprovechar esos pequeños milagros porque tal vez nunca más vuelvan a repetirse. Y así fue, porque desde ese día nunca más volví a ver a papá sobrio, si es que llegaba a verlo. Nunca más volvimos a hacerlo. Claro que lo recuerdas, ¿verdad? Aunque nunca te conté de esa conversación, si recuerdas ese día. Fue nuestro último día en el que de verdad nos parecimos a una familia unida.

Hoy me lo he dicho a mí misma, sin penarlo, y he recordado ese día. Fue después de haber visto a Clove en su casa. Si fuera por ella, no la hubiera visto nunca más. Como hace días que no asistía al instituto, cuando salí de clases fui a verla a su casa. Ella lloró en mi hombro, también lo hice yo, me sentí muy mal por ella ¿Qué puedo hacer cuando mi mejor y única amiga se siente mal consigo misma? ¿Cómo puedo animarla si ni siquiera yo estoy conforme con la vida que llevo?

Cuando salí de ahí, lo hice con un plan para mi vida. De ahora en más ayudaré a los que lo necesiten. Ayudaré a que mi madre deje de beber, a que mi hermana deje de sollozar en silencio por ti algunas noches y a que mi mejor amiga deje de hacerse daño a sí misma. Me ayudaré a mí misma.

Di algo, estoy perdiendo la fe en ti. 

Con amor, Emily.

Hey JudeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora