Capítulo XXIII

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Dudas

Charlie había acompañado a Norman a su sesión de quimioterapia. Era la tercera dosis del tratamiento. En las dos primeras Norman había ido solo, incluso había salido caminando sin problema del hospital e ido a casa sin mayor drama. No había sufrido malestar la primera vez, pero la segunda al llegar a casa sintió que el estomago se le volteaba; no se quiso arriesgar con la tercera de seis tratamientos.

Norman estaba claro que esto era sólo para ganar tiempo; las posibilidades de vencer al cáncer eran pocas, por ahora sólo necesitaba tiempo. Y eso compensaba todas las consecuencias, complicaciones, efectos secundarios e inconvenientes que provocaría el tratamiento. Estaba Norman sentado en la sala de recuperación, en una o dos horas podría salir del lugar. Charlie a su lado revisaba en una tablet la información solicitada por el tío putativo.

—Te agradezco el favor tío Norman; —ya por costumbre, y sobre todo al estar en presencia de terceros, Charlie y Norman se trataban mutuamente como sobrino y tío.

—Alcahueta es lo que soy, —decía el viejo gordo sonriendo. —Mira que permitir que ese mulato y su hijo muden su carromato detrás de la casa, sólo para tú y él puedan tener sexo todas las noches, alcahueta definitivamente.

—Eso no es cierto, ... aún, —protesto Charlie. —Bueno y te lo estoy pagando, mira que eso que estoy haciendo en la bolsa a mi me parece algo ilegal, hacerme pasar por corredor de Bolsa y fingir que compro acciones para una serie de clientes, cuando eres tú quien realmente está atrás comprándolas todas.

—No es ilegal comprar acciones en la Bolsa de Valores.

—Pero eso de interpretar a un agente de bolsa, eso no es muy legal.

—Tienes una agencia montada, —aclaró el hombre mayor, lo que era cierto; Charlie tenía un título de Ingeniero Economista y por tanto podía ejercer como agente libre. Norman le había alquilado un pequeño local en el segundo piso de un edificio en el centro, y Charlie ya estaba instalado, al menos en papel, desde hacía unos tres meses. Los documentos que acreditaban a Charlie Reed como Corredor de Bolsa ya habían sido tramitados apenas el chico se había graduado.

—Vacía, no tiene más que un teléfono en el piso y una placa en la entrada.

—No es cierto, hace un par de semanas mandé a dividir el local, una para el publico, la parte interna dividida en cabinas para ti y tus futuros socios, se colocaron los muebles, archivos y algunas computadoras, ahora necesitaras una secretaria para atender al publico mientras haces clientela, o es que piensas pasarte el resto de la vida dando el culo.

—No, pero tampoco quiero terminar siendo quien atiende en las noches a todos los reclusos del pabellón n°69 en la prisión.

—Ya te lo dije no estás haciendo nada ilegal, y si alguien te busca en tu oficina, tu simplemente explicas que estabas en obras y trabajabas desde tu casa por ahora. Y por el momento tienes un solo cliente.

—Que por pura casualidad es mi arrendatario.

—Y cuál es el problema, los primeros clientes son siempre los familiares

Charlie no iba a seguir discutiendo. Norman tenía razón en lo que decía, pero él seguía sintiendo que todo esto era algo turbio. Comprar acciones bajo cuerda, fingiendo distintos clientes, cuando en realidad era uno solo; si se sabía él podría terminar realmente implicado y complicado. En los últimos años, Norman había estado comprando a escondidas las acciones de su antigua empresa; ahora con la ayuda de Charlie había acelerado las compras, tenía más del veinte por ciento de las acciones, distribuidas en una serie de testaferros virtuales, y que juntas lo colocaban ya como un socio con voz y voto dentro de aquella empresa de Almacenes. Pero Norman aspiraba al 50%+1 para tener el control total de la empresa, y esa era la verdadera preocupación de Charlie.

Obligado - Serie: Étoile Producciones - 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora