Capítulo XXIV

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Luces, cámaras, ...

Lucas Bravo esperó como le indicaron ese sábado en la mañana a las siete en punto en el local de la cafetería estudiantil ubicada en el campus universitario. El padre de Adrián paso puntual a recogerlo. La primera parada fue en un consultorio médico y en el laboratorio respectivo. «Los exige el gobierno», le aclaró el hombre. Luego fueron a las instalaciones de la empresa de grabación. Lo pasaron a maquillaje. No le gustó la idea de que le cortaran le cabello, pero iba a interpretar a un novato de policía que iba de rondas con un compañero, no podía hacerlo con el cabello largo como hippie. Lucas lloró interiormente su cabello perdido; pronto el piso estaba cubierto de los rizos largos y castaños del chico.

Tras quedar con un corte militar, casi calvo, le tiñeron los restos del pelo de color negro, él no entendió eso, pero no iba a discutir, estaba demasiado nervioso para ponerse exigente; total él había aceptado hacer esto sin condiciones y sobre todo sin protesta alguna. El corte no se limitó a su cabellera, sino que, tras obligarlo a desnudarse, le recortaron un poco el vello púbico, los sobacos, y depilaron el resto de su cuerpo. Y el negro tinte no se quedo sólo en sus cabellos, sino que fue agregado a cejas, pestañas, y los restos de vellos en su pubis y sobacos, que también se pintaron de color noche, cubriendo los campos de espigas doradas al sol anteriores.

Su sorpresa fue mayor cuando le indican que van broncearlo con spray; tuvo que bañarse primero antes de que la pintura cubriera todo su cuerpo, y usaron dos capas. El maquillador le aclaró que este bronceado duraría a lo más una semana como máximo. Lucas pensaba que la cosa iba a terminar ahí, pero luego vinieron los tatuajes temporales con diseños tribales en sus brazos y torso. Se acercó otro maquillador que le colocó una nariz falsa, tapando su fina con una más ancha, y finalizó su trabajo colocando lentillas de color chocolate en los ojos azules del chico.

Cuando Lucas se contempló finalmente en el espejo, no se vio a si mismo, había dejado de ser un chico blanco para pasar a verse como un latino de color canela, de esos que salen en películas de pandilleros. Todo este proceso de transformación duró casi cinco horas y estaba agotado; comprendía ahora las quejas de aquellos actores en películas de ciencia ficción que reclamaban que pasaban agotadoras horas en maquillaje y eso ante de empezar a actuar.

—¿Por qué ... ? —se atrevió a preguntar.

El padre de Adrián, que había estado presente durante casi todo el proceso lo contemplo, examinando el resultado.

—Sólo agradece sí.

—No entiendo, se suponía que iba a reemplazar a Adrián en la película, asumí que sería expuesto tal como soy.

—No somos tan desgraciados, ahora escoge un nombre.

—¿Nombre?

—Nombre artístico, muchos lo usan; —dijo el hombre.

El chico lo pensó un momento, finalmente respondió.

—Daniel Valiente.

—Bien Daniel empezamos, ya estamos todos listos y esperando.

Y todo empezó. 

Inicialmente él y otro hombre, un mulato claro que actúa como el oficial a cargo y que él no conocía. Lucas hace de novato, primera vez en las calles, están en un auto-patrulla vigilando un callejón. Eso fue grabado en los exteriores de la empresa; entre una serie de galpones que dispone la compañía. Supuestamente ellos sólo vigilan, pero el novato sale del auto para entrometerse en una discusión entre dos tipos que están en el callejón adentro; pese a la orden de no entrometerse del compañero en el auto. Los tipos se enfadan con el poli y le dan una patada que lo tumba en el piso. Su compañero viene en ayuda, pero es sorprendido por atrás; termina esa escena con ambos policías en el piso, desmayados.

Obligado - Serie: Étoile Producciones - 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora