Capítulo XXXVI

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Regalos de Navidad

—¿No ha llegado nadie?, —reclamaba Oliver.

—No aún, pero estoy yo, ¿eso no cuenta?, —respondía Norman abriendo la puerta y dejando entrar al abogado.

—No, realmente no, y no me gusta salir en estas fechas, hay muchos alcoholizados en la vía, pero en fin que se le va a hacer; toma, —lo dijo pasando a Norman un paquete con un par de panettones. —Estos son para el... Árbol?..., —completó el abogado mirando a todas partes de aquella pequeña casa y buscando el tradicional pino lleno de guirnaldas y luces para dejar otra bolsa, esta con presentes.

—Déjalas en el cuarto de Charlie, sobre la cama, ahí los estamos poniendo todos; —aclaro el viejo oso indicando una puerta abierta anexa a la sala y sin dar mayores explicaciones.

—¿Dónde están todos?, sabía que venía temprano, pero esperaba a más gente aquí, —preguntó Oliver mientras iba al cuarto a dejar los presentes y Norman volvía a la cocina a revisar el ave en el horno.

—Charlie fue con Luis a ver a sus padres, según que en un toque técnico, eso espero; —eso último lo hizo levantando los ojos al cielo en señal de suplica al divino.

—¿En serio?, eso si es novedad, no es que ya los había enterrado.

—Al parecer se encontró con una de las hermanas y digamos que quiere acercarse a ellos de nuevo. Cassius iba a venir con su madre, pero ella cambió de idea ayer cuando fue a la penitenciaría, ella quería saludar para estas fechas a su otro hijo; y bueno no te cuento. Así que en resumen todos llegaran tarde, espero que el pavo no se queme o se enfríe, una de dos.

—Sólo somos tú y yo entonces, —dijo Oliver regresando donde Norman, mientras este le servía un vaso con un trago del ponche de frutas.

—No, aquí está Pablo.

—¿Pablo?

—El hijo de Luis, —aclaro Norman.

—¿Al que violaron?, —preguntó intrigado Oliver.

—Podría decirse eso.

—¿Y dónde está el famoso niño?

—Afuera en el patio, acomodando las luces y la mesa.

Oliver se asomó por la ventana trasera y miró al chico afuera, llevaba una camisa blanca manga larga y un pantalón de vestir azul marino; ya se imaginaba Oliver al chico con tenis deportivos, pero este estaba usando zapatos de cuero negros, seguramente todo el conjunto era de estreno. Oliver miró al chico, iba bien vestido, limpio y pulcro, el pelo negro recién cortado en barbería; y esos ojos oscuros.

—Es lindo el niño, —comentó Oliver.

—Delicioso, lastima que esté aún verde.

—¿Verde?, como va ha ser verde si ya dieron una dentellada fuerte a ese culito; —eso lo dijo saboreando en su boca al chico, como quien chupa un caramelo.

—Cierto, y si vieras lo que se mete por el culo el chico, —aclaró Norman. —Mira aquí tengo unas fotos, estas me las pasó Charlie para mostrarme como disfrutó su regalo de cumpleaños hace más de un mes.

Norman movió sus dedos sobre la pantalla de su teléfono y mostró un catalogo de fotos a Oliver. El abogado se atragantó al ver lo que el niño podía tomar por el culo.

—¿Cuánto?, —dijo Oliver

—Está verde, te dije, —volvió a repetir Norman.

—¿Verde?, como puedes decir algo así, metiéndose eso por el culo, debes estar bromeando.

Obligado - Serie: Étoile Producciones - 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora