Así estaban las cosas. Una madre desmayada. Los chicos sin aparecer. El plazo de tiempo que había vencido... y el señor Reinoso furioso.
Miriam no podía creerlo. ¡Los había dejado en el sótano, los había encerrado con llave!... No podían haber desaparecido en el aire... No podía ser.
-Señores- dijo el señor Reinoso una vez que la madre de Paula se recuperó- yo tengo algunas determinaciones tomadas y me importa poco si me acompañan en ellas o no. La indecisión nos llevó a esto. Son las doce del mediodía y esos chicos no aparecen. Gracias a Dios, mi hija esta acá, pero para que vean que lo que a mí me preocupa es la escuela, y no mi hija... quiero decir, no sólo me preocupo por mi hija, voy a hacer la denuncia correspondiente a la comisaría.
-Como usted quiera- dijo secamente la Directora.
-Yo voy con usted- le dijo la madre de Paula.
-Pero antes- siguió el señor Reinoso, que no se daba por satisfecho-, quiero decirle a usted, frente a esta gente de testigo, que cuando mi hija salga por esa puerta conmigo, como corresponde, no volverá a entrar en esta escuela. Yo tengo muchos contactos y no va a ser difícil conseguir uma vacante a esta altura del año...
-Pero, papá...- protestó Miriam otra vez.
-De papá se debería haber acordado antes- le contestó Reinoso sin dejarla hablar-. ¡Cuando no cumplió con su deber yéndose con esos chicos y cuando, para encubrirlos, nos mintió a todos!
-Yo no...- empezó Miriam otra vez.
-Se calla la boca- la cortó el padre-. No quiero una palabra más. Hubiera hablado cuando debía. Es inútil llorar sobre leche derramada. Vaya a buscar sus cosas, que nos vamos.
Miriam salió corriendo hacia el grado, secándose las lágrimas con la mano abierta y pateando el piso con furia. Sabía que su papá iba a cumplir lo que había dicho y que iba a ser peor aún, porque el castigo iba a llegar a su casa. Entró al grado. Todo estaba silencioso. Sólo las mochilas sobre las sillas estaban ahí para despedirla. El mapa de la Foca abandonado contra el pizarrón. Camino hasta su banco. Su mapa, a medio dibujar, estaba todavía ahí, con el marcador azul. En cuatro bancos más habían quedado las cartucheras y las carpetas cerradas. Guardó todo en la mochila. Después agarró el marcador azul y se acercó al banco de Graciela. Apoyó la fibra sobre la fórmica y vio el puntito resbaloso que dejaba. Los había echo muchas veces. Escribió sobre el banco "perdoname".
Después lo escribió en el banco de Fabián, en el de Paula y en el de Fede. Se borroneó con una lágrima. Cargó su mochila sobre un hombro y salió. Al pasar por el pizarrón de detuvo nuevamente. Agarró una tiza y escribió con letras gigantes "LOS ODIO A TODOS". Cerró la puerta de un portazo y se fue a buscar a su papá.
Los vio venir por el pasillo. Escuchó la voz de su papá que decía algo sobre el buen ejemplo. Pasó por delante de la biblioteca y ahí de detuvo. Quedó parada frente al vidrio de la puerta con los brazos colgando, la boca abierta y los moco cayéndole de la nariz.
Holi❤️
Faltan pocos capítulos para que termine!
Les pido que les den mucho amor comentando y votando!
Gracias!•
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Jane🥀
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Caídos del mapa
Teen FictionHola❤ Este libro prometo terminarlo, ya que vi que todos los que hicieron están muy incompletos, asi que me comprometo a terminarlo y si me dan ganas, quizás haga toda la saga, ojalá lo disfruten, GRACIAS❤. Cuatro chicos de séptimo grado planean rat...