Junior llegaba tan tarde como fuera posible a la casa de Blas.
Lo hacía cada noche, y Blas no parecía incómodo por ello. Pero su "relación", si es que la tenían, consistía en compartir una comida, a veces cerveza, hablando de nada y devorarlo con todas sus fuerzas, todo lo que él lo dejase.
Pero en un punto, comenzó a sentir que Blas también estaba bien con ello, como si él no quisiera involucrarse, y eso le puso de un pésimo humor.
Blas encendía un cigarrillo en la cama, acostado sobre su espalda con el torso desnudo, mirando el techo. Junior se quedó observando.
Para Junior, lo que tenían, ya no era suficiente.
-Blas...
-¿Qué?
-¿Cuántos años tenés?
Blas lo miro extrañado. Junior ,en general, no hablaba y cuando estaban tan próximos, en su intimidad, tenía una coraza impenetrable.
-Veintisiete.
-¿Tan viejo?
-Anda a cagar. -se rió. -¿vos? -preguntó por la mirada expectante de Junior.
-Cumplí veinte hace un mes.
Esta vez Blas se movió en la cama hasta quedar enfrentados y tocó la mejilla del menor.
-Sos muy joven.
-No es como si tuvieras cuarenta, vos. -dijo Junior, mientras su mano recorría la cintura desnuda, sus manos no eran tímidas ni se escondían.
Y recién en ese momento se percató de una cicatriz casi imperceptible en el lado externo del brazo. Se quedó en ese lugar, sin entender como es que nunca la vió. Quizás es el hecho de que Junior se perdía en otros miles de detalles, como su ceño fruncido, el sudor en su frente, o cuando aprieta sus labios intentando callar los quejidos.
-¿Qué te paso?
-Me rozó una bala. No fue nada, apenas una cicatriz.
Eso fue un baldazo de agua fría. Recordó la peligrosa vida que estaban teniendo. Junior no podía dejar de mirar esa ciactriz y la acariciaba suavemente, con una expresión claramente conmovida. Blas lo notó.
-¿No te gustan las armas?
-¿Por qué lo decís?
-Eso me diste a entender cuando me citaste en ese galpón.
-No me van las armas. Me agarré a las piñas muchas veces por de mi carácter de mierda, pero nunca agarré un arma, no podría matar a alguien.
-Si estás metido en esto podrías hacerlo alguna vez. -dijo Blas como si lo que dijese fuese una verdad absoluta, y sus ojos perdieron brillo.
-Vos... ¿mataste alguna vez? -quiso saber y abrazarlo y contenerlo.
Blas no contestó, sólo le mostró una mueca y su expresión suplicaba el dejar de hablar de ello.
"Tus ojos, volcan de tu alma
escupen verdades que sangran"Júnior no pudo evitar pensar en esa canción, en su canción favorita. El menor también quería compartir su verdad, la mochila que cargaba. Con Blas sentía esa necesidad.
-Yo no maté, pero vi matar. -dijo recordando la sangre de esa chica en sus manos, cuando Juan disparó luego de que el secuestro saliera mal.
"Se un hombre" le gritó.
Junior se abrazó a Blas, buscando un lugar seguro. El mayor lo acarició la espalda y la cabeza, como si se tratara de un niño pequeño.
-Hoy solo trabajo en robos especializados, en countries. Es grotesco lo que encontrás a veces, la otra vez tuve un rolex con incrustaciones de diamantes.
-Algo así te quedaría bien. -Quiso hacerlo sonreir.
-No, a vos te quedaría bien. A vos todo te quedaría bien.
-No necesitas chamuyarme, ya me tenés en la cama.
-No es chamuyo, sos hermoso.
Blas le sonrió tristemente.
-¿Por qué te metiste en esto? -preguntó el mayor.
Junior se vio visiblemente incómodo, sorprendido y teniendo miedo a donde iba la conversación.
-¿Estabas sólo? Tu familia...
-Sólo se dio, que se yo. -lo interrumpió. -y sólo soy yo. ¿tu familia, Blas?
-No viven en Buenos Aires.
-Estas sólo.
-Podemos estar solos los dos juntos.
"Cuando hablan tu corazón y el mío
se entienden muy bien, muy bien
le doy crédito a esta unión
que es para siempre"-Podemos. -"es lo que quiero" pensó. -Pero por ahora me tengo que ir, quizás mañana no venga. -dijo mientras buscaba su ropa del piso.
-¿Por qué no vendrás? -preguntó Blas sin controlar la exaltación de su voz.
Junior lo miró extrañado.
-Tengo un trabajo importante, es de los difíciles.
El mayor se levantó también con él y lo acompañó a la puerta, Junior le dio un beso demandante, cargado de ansiedad anticipada, ya lo comenzaba a extrañar.
Desde la calle, el menor vio despedirse a Blas con su mano por la ventana. El mayor estaba extrañamente dulce y vulnerable.
-Será que sos un angel. -dijo sólo para él, pensando en que el gran golpe que llevó meses de preparación, por fin había llegado el día, y le daría la posibilidad de de escapar de una vez por todas y llevarse a Blas con él.
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Blas tocaba el vidrio de la ventana, mientras Junior subía a su auto. El terror de no verlo más se sintió como mil agujas en su cuerpo.
Incluso si ponía en peligro su vida lo tenía que ayudar. Sin embargo, en ese momento, no tenía otra opción que entregarlo.
Tomó su celular y marcó.
-Es hoy. Él acaba de salir de la casa en el Ford K rojo. No lo pierdas, Moreno.
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Empecemos otra vez (Blasnior/Quallicchio)
Fanfiction"Relojito" es un experto en cajas de seguridad y alguien, a quien no conoce ni confía, le propone un plan. Sus instintos se niegan, pero él no puede resistirse a Quevedo, un ladrón de poca monta.