Pasaron meses desde la última vez que vió a Junior. Aquel trabajo de encubierto, en el que vivió al filo del peligro en más de un sentido, parecía un sueño. Físicamente, por fin comenzaron a desaparecer los moretones en todo su cuerpo y emocionalmente, había días en que pensaba en Junior, preguntándose como pudo ser que haya llegado tan lejos por alguien que no conocía del todo.
Ese era uno de esos días. No podía esperar para llegar al departamento, ducharse y dormir.
Se sentía sólo por las noches. Cuando veía a Junior, el chico llegaba a la casa en horas de la madrugada interrumpiendo su sueño. "Sólo sexo" se había excusado él mismo, pero nunca tendría relaciones sólo por que le convenía. Sólo era la excusa perfecta para acallar aquello que sintió cuando encontró a aquel casi niño rodeado de peligrosos delincuentes.
Y la forma en la que él lo miraba, siempre buscando una razón para acercarse, para hablar. Él mayor era ya lo suficientemente experimentado como para darse cuenta de que le gustaba al famoso "Relojito", y se sintió mal al usar eso a su favor.
Sentía el agua tibia correr por su cuerpo cuando creyó escuchar un sonido en el departamento. Sus instintos de policía reaccionaron tarde, porque al salir del baño, Junior lo estaba esperando con un arma en sus manos.
-Hola, señor policía.
El menor estaba vestido de negro en su totalidad. También tenía una gorra del mismo color. Estaba aún más lindo de lo que recordaba.
-¿Qué haces acá?
Junior tenía la mirada fría, sin embargo no le fue indiferente la cintura del otro joven, donde colgaba una toalla mal puesta.
-Aunque me dejaras escapar, no te perdoné que me engañaras. Me costó encontrarte pero por fin estamos cara a cara, Blas. Quise decir Gabriel Gallicchio. -sonrió con ironía. -Otra más de tus mentiras.
-Sabes que no puedo usar mi nombre cuando estoy encubierto.
-El problema es que nunca planeabas decirmelo. -sus ojos se perdieron en la sobra de vellos que nacía bajo el ombligo y continuaba hacia abajo de la toalla.
Junior sabía que la imaginación siempre fue su peor enemigo. Imaginar lo tentaba más que la realidad, así que se acercó y apoyó el arma en el cuerpo de Gabriel y recorrió la fría punta del revolver por el abdomen hasta el nudo de la toalla, destándola y cayendo a los pies de ambos. Gabriel no se inmutó.
-¿Así que sólo me usaste? ¿Te acostaste conmigo sólo por que era tu maldito trabajo? -susurró el mas joven con el mismo tono de ese día que lo conoció, duro y peligroso, mientras el arma se trasladaba a la mandíbula del mayor.
-No es cierto, Junior.
-¿Entendés que es difícil creerte, no? Sos un gran actor, Gallicchio.
-Nunca dejo que mi vida privada afecte mi trabajo. Por eso me mandaron de encubierto. Sólo por vos arriesgue todo. Incluso mi vida.
-¡Callate! ¡Me mentís en la cara! Yo se sé de tu vida, Gabriel. Tenías novia cuando nos conocimos. ¿Acaso no te ibas a casar con ella?
Junior estaba evidentemente invadido por los celos.
-Estabamos distanciados en ese momento, y ya terminamos nuestra relación. ¡Entendé que me importas, pendejo!
-¿Qué? ¿me vas a a decir que cortaste por que te gusto?
Gabriel besó al menor, sin ninguna antelación, y a pesar de tener el arma en la mandíbula. Junior no aguantó y tiró el arma, dejándola en el piso junto a su buzo.
Sin separarse llegaron hasta la cama, cayendo el mayor de espalda y Junior, desde arriba, estaba embelesado al mirar los cabellos oscuros desparramados de Gabriel y los ojos encendidos. Ganas crudas esta vez. A diferencia de Blas que no dejaba que leyera sus expresiones.
-Yo siento cosas muy fuertes por vos. -dijo Gabriel con sus labios rojos y brillantes, esperándolo.
El mayor abrazó con su cuerpo desnudo, la piel suave de Junior. Quien besaba las marcas de los golpes que estaban desapareciendo.
El menor amoldó el cuerpo del otro bajo de él. Hizo lo que él quería, en realidad lo que él podía. El pretendió ser cuidadoso, pero la lujuria que Gabriel le hacía sentir, iba más allá de todo movimiento consciente.
El mayor se retorcía entre el movimiento del cuerpo de Junior, los sonidos que emitían ambos, la sensación de las sábanas húmedas y los besos excesivos y desesperados que ellos no sabían que podían dar.
-En verdad me gustas mucho, Gabriel. No lo olvides.
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Junior lo miraba entre sus pestañas pobladas, sus ojos marrones y profundos parecían que querían decir muchas cosas, pero su boca no se movió. No había visto su sonrisa todavía.
-Yo te busqué, Junior. No te pude encontrar, aunque queria verte. ¿Quién sos en verdad? ¿Y tú familia?
-Sólo soy yo.
-¿Dónde están tus padres?
-Deja de joder. Mi padre es como esos hijos de puta que robé, se lo merecen. No tengo nada que ver con él.
Gabriel tocó su mejilla.
-Sos muy puro para haberte metido en ese mundo. No lo comprendo.
-Callate, no sabes nada de mí. -dijo Junior mientras su mirada se volvía vulnerable.
Gabriel entendió que si presionaba demasiado, el menor se cerraría a él. Así que lo atrajo hasta sí, abrazándolo y Junior se colgó de su cuello, sin necesidad de insistirle.
Al día siguiente, Gabriel lo buscó a su lado en la cama, pero no lo encontró. Se fué antes que despertara, yéndose de su vida con intención de que no lo buscara.
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Empecemos otra vez (Blasnior/Quallicchio)
Fanfiction"Relojito" es un experto en cajas de seguridad y alguien, a quien no conoce ni confía, le propone un plan. Sus instintos se niegan, pero él no puede resistirse a Quevedo, un ladrón de poca monta.