Capítulo 8

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Capítulo 8

Germán se levantó a la mañana temprano, no había logrado dormir nada, había tenido tres clientes a los que no había podido complacer muy bien, le costó mucho concentrase, su mente estaba en lo que había pasado la tarde de ayer. Y ahora al ver toda su casa se sentía tan vacía, tan fría, nunca le había importado pero hoy se encontraba muy distinto, tenía ganas de salir corriendo de ese lugar.

Tomás se levantó cuando un enérgico Santy se tiró encima suyo. Esta mañana el Peque estaba mucho más contento que otras y no paraba un segundo de hablar de todo lo que había hecho el día de ayer con su nuevo gran amigo Ger. Esto lo asustaba un poco, no por el hecho de que Santy le tomara cariño a Ger, sino porque no podía recordar cuándo fue la última vez que Alexis y Santy se habían divertido tanto, como el Peque le contaba.

Los dos llegaron al local casi simultáneamente, Maxi ya los estaba esperando con dos cafés en la mano; en realidad estaba esperando a Tomás.

- Tom, Buen día – Dijo con una gran sonrisa entregándole el café.

- La próxima vez si vas a traer café que sea para todos – dijo muy seriamente – Ger, ve a la esquina y cómprate un café para desayunar.

- ¿Ger? - Tanto Maxi como Germán dijeron al mismo tiempo, nunca lo había llamado de esa forma. Sonriendo para los dos entró al local y se sentó frente a la computadora a revisar unos archivos.

La mañana transcurrió con normalidad, o eso parecía, Tomás no dejaba de pensar ni de mirar a Germán y este no dejaba de mirar ni de pensar en Tomás. Alguno de los dos tenía que hacer algo.

- Ger.... Germán – Dijo algo nervioso Tomás – Tengo que ir a buscar a Santy al jardín, mmm ¿Te...gustaría....acom...pañar...me? – logró decir muy tímidamente.

- Me encantaría, Tal...vez... podríamos....¿Ir a comer algo con el Peque? – Los dos estaban muy nerviosos, parecían adolescentes.

- Sí, es una buena idea, me gustaría...digo... al peque le gustaría.

- Bien, solo déjame decirle a Maxi que nos vamos – se apresuró a decir Germán, quería ver la cara que este pondría.

- Max, te quedas solo, Tom y yo, nos vamos a buscar a Santy y de ahí a comer y después quien sabe. Pero no te preocupes según tu, no soy su tipo – diciendo eso se alejo de un Max que tenía los ojos más abiertos de lo normal y con una furia muy grande creciendo dentro de él.

El camino al jardín fue muy tranquilo, iban los dos en el mismo auto, ninguno sabía que decir, hubo un par de miradas pero nada más. Realmente parecían dos adolescentes.

Al llegar al jardín lo primero que vieron fue el flamante auto rojo con un flamante rayón.

- Ese es el auto de una de las mamas de los compañeritos de Santy, le daría un premio al que hizo eso. – dijo en tono burlón.

- ¿Qué clase de premio?

- Jaja. Una noche de sexo salvaje – dijo, con intención de sonar divertido y tratar de calmar la tensión entre ellos.

- ¡GENIAL! – exclamó, mostrando con orgullo la llaves que todavía tenían un poco de pintura roja- ¿donde reclamo mi premio?

- ¿Fuiste tú?

- Si, resulta que esa rubia teñida es la mamá del gnomo que hizo llorar ayer al Peque, y como está mal visto pegarle a un niño o a una mujer, bueno, tome una pequeña venganza por hacerle daño a mi hijo – dijo muy confiado y casi sin pensarlo.

Mi TaxiBoy - Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora