Capítulo 10

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Capítulo 10

Germán se puso contento cuando terminó con su último cliente a las 7 de la tarde. Rápidamente llamó a Tomás para avisarle que iría temprano a su casa para comer con ellos, se baño y se puso su mejor ropa, y se preparo para salir; cuando fue a tomar su celular éste empezó a sonar. – por favor otro cliente no – rogaba. Por suerte no era otro cliente sino Tomás preguntándole si podía pasar por el súper para comprar una botella de vino. Germán suspiró y se preguntó si esto podía ser una típica escena familiar.

Se dirigió hasta su habitación y corrió un cuadro homoerótico que estaba enfrente de su cama, detrás de éste se encontraba su caja fuerte. Al abrirla contempló la gran cantidad de dinero que tenía, siempre se preguntó ¿qué haría con él? Con muchos años de trabajo, había logrado acumular una pequeña-gran fortuna. Una vez un cliente le había aconsejado depositar su dinero en un plazo fijo por unos años para generar intereses, él no lo necesitaba pero ya tenía tres plazos fijos de miles de pesos en tres bancos distintos a varios años. Es bueno es su trabajo. A parte le dedicaba todas las horas de sus días, y no tenía gastos ya que siempre estaba solo. ¿Lo seguiría estando? – esta noche sabría esa respuesta.

Estacionó su auto en el estacionamiento de súper, se sentía feliz, bajó con una gran sonrisa. Dentro del súper muchos se lo quedaban mirándolo, era muy lindo, y lo sabía, cada vez que entraba a un lugar nuevo todos volteaban a verlo, tanto hombres como mujeres intentaban coquetear con él, aunque sin éxito, él siempre pensó que si querían estar con él que entonces deberían pagar. Fue a la parte de vinos y un repositor se acercó con una gran sonrisa.

- Buenas Noches Sr. ¿Puedo ayudarlo en algo? – Le dijo mientras lo miraba de arriba abajo, nada disimulado, y mordiéndose los labios.

- Sí, quiero llevarle un buen vino a mi futuro novio, ¿Qué me recomienda? – dijo sin dejar de ver los vinos – ¿tiene algún sector de juguetería para llevar a mi futuro hijo algo también? – Agregó con una gran sonrisa.

- No – contestó de mal humor – la venta de bebidas alcohólicas es hasta las 21, si no se apura no va llevar nada.- terminó, alejándose de ahí, Germán simplemente lo miraba alejarse con una sonrisa, - Tom tiene un mejor culo que el de ese flaco – pensó.

Una vez comprado el vino, y habiendo pasado por una juguetería que encontró en el camino, donde tuvo casi la misma escena que en el supermercado pero con una mujer, Germán estaba llegando a casa de Tomás; antes de bajarse del auto, miró su celular y lo apagó. Esta vez no se sentía sucio, todo lo contrario, y no quería que nada arruinada esa noche.

Se bajó del auto, fue hasta la puerta, antes de golpear dejó las cosas en el suelo y se agachó lo mas que pudo y golpeó.

La puerta se abrió y como esperaba un pequeño duende salió corriendo, con su piyama puesto y lo abrazó con todas su fuerzas, estaba vez estaba preparado y no se cayó.

- ¡Hola peque! – Dijo con una gran sonrisa. Detrás del niño apareció Tomás, también con una sonrisa, ayudando a levantar las cosas que Germán había dejado en el suelo.

Santy se puso a jugar con su nuevo juguete muy emocionado, mientras que Germán y Tomás lo miraban desde la cocina tomando un poco de vino.

- ¿Te Gustaría quedarte a dormir? – pregunto Tom de la nada, sintiendo como Germán se ponía tenso.

- Me encantaría – dijo sin pensarlo mientras se acercaba al peque para jugar con él, Parecían dos niños jugando.

- Niños, a lavarse las manos, la comida ya va a estar. – gritó Tomás desde la cocina, provocando que los dos estallaran de la risa, ambos se levantaron y fueron al baño jugando una carrera para ver quien llegaba primero, obviamente Santy ganó.

Mi TaxiBoy - Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora