¿Qué soy?

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— ¡Flash, dejalo! — gritaban los amigos del menor.

Ned y MJ eran retenidos por dos amigos del mayor, quien ahora encerraba dentro de un freezer a Peter Parker, amordazado y atado para que no pudiera gritar o pedir ayudar en ningún momento. Lo tiró sin ningún cuidado antes de mirarlo con burla.

— ¿Sabes? Oí por ahí que una persona sobrevive más o menos, no recuerdo bien eso, viente minutos antes de morir congelado. Quiero probar esa teoría, vendré en media hora.

Y cerró la tapa, importándole poco los gimoteos que soltaba el menor, los pequeños gritos de ayuda ahogados por la cinta. Miró a sus amigos haciéndoles unas señas que ellos lograron comprender, a rastras lograron sacar a ambos jóvenes que quería volver e ir a ayudar a su amigo.

— Ahora seras como tu héroe favorito, mandale saludos al capitán si lo ves — se burló antes de apagar la luz y cerrar la puerta, los pocos segundos que tardó en hacer eso pudo escuchar los golpes dentro del freezer. Sonrió altanero y se fue.

(Dentro del freezer) Narra Peter.

Logré quitarme la cinta que cubría mi boca, irritando mi piel en el proceso. El idiota de Flash eligió la cinta más pegajosa que pudo encontrar, aun puedo sentir el pegote en mi piel.
 
Solo pasaron 3 minutos antes de que me diera cuenta de una cosa, solo tenia puesto una remera a rayas y un jean negro, pero no sentía frío.. Alcé mis brazos para ver que estaban de un color azul, por un momento creí que era porque estaba todo un poco oscuro, pero al acercarlo al pequeño foco que había dentro, sobre mi cabeza supe que era mi piel, mi piel estaba azul.. ¡MI PIEL ESTA AZUL!
Pegué un pequeño salto con todo el cuerpo chocando con la pared del Freezer, contuve la respiración por unos largos segundos antes de que me sentiera obligado a exhalar.

Intenté calmarme comenzando a regular mi respiración, mientras me acercaba lentamente al pequeño foco otra vez para primero observar mi dedos, luego mi palma y por último mi brazo entero.

— ¿Qué es esto?

Pregunté a la nada, esperando que ésta me dé las respuestas de todo lo que quería saber ahora. Movía mis dedos lentamente, cerrando y abriéndolos, así hasta que recordé la escena de una película y traté de imitarla. Moví bruscamente mis dedos e idealice lo que quería que pasara. para mi sorpresa así pasó, un filoso hielo salió de mis dedos antes de que chocara contra la pared del freezer.

— ¡La tía May tiene que ver esto! Es asombroso — me dijo a mí mismo.

Volví a hacer el mismo movimiento que hice anteriormente, pero esta vez apuntando a las ataduras que se rompieron rápidamente por el filo del hielo, con mis manos ya libres traté de empujar la tapa, notando que algo estaba arriba de ella, algo pesado. Frustrado me acosté en el piso de este freezer y usé mis pies para levantar la tapa, lográndolo con mucho esfuerzo. Di un empujón más fuerte y lo que estaba arriba cayó al suelo.

— Punto para Peter — me felicité solo después de salir.

Me acerqué a la puerta que estaba abierta por mi suerte y la abrí para poder salir, girando la perilla y jalando hacia afuera, asomé mi rostro para verificar que no haya nadie cerca.

Nadie, los pasillos estaban solitarios, aproveché eso para salir corriendo de ahí hasta mi departamento, donde vivía con mi tía. Estaba feliz e intrigado por ese descubrimiento, al igual que esperanzado, quería que ella me dijera que era o porque me puse así.



[...]


— ¿Piel azul? ¿Poderes de hielo? ¿Seguro que estas bien?  — le preguntó su tía, tocándole la frente para medir su temperatura.

Él le corrió la mano suavemente, ahora se encontraba totalmente frustrado, ella no le daba las respuestas que quería, hasta lo trató de mentiroso. Con el ceño fruncido se fue a su pieza, esperando cualquier milagro y que bajara cualquier Dios del cielo a decirle la verdad.

— ¿Qué soy? ¿Y si soy algún alíen? O seré la versión inversa del chico de los 4 Fantásticos.. — se preguntaba, ahora acostado sobre su cama, mirando el techo en busca de respuestas.

Cerró los ojos y trató de concentrarse, imaginando como quería mostrarse, utilizando un poco de fuerza en vano.
Supo que lo logró al sentir una brisa mucho más fría de lo esperada en verano. Abrió los ojos y alzó sus brazos, azules, estaban azules otra vez y ahora podía verlos más claro. Sonrió emocionado e intentó hacer nieve.

Los primeros siete intentos no lo consiguió, pero suspiró e intentó despejar su mente, idealizó una vez más la blanca nieve en su mente y movió con un poco más de suavidad sus dedos, logrando ver como de la nada en su pieza comenzaba a caer pequeños copos.

— Lo logré — susurró feliz, poco a poco los pequeño copos de nieve fría caían sobre su cuerpo, cara, brazos, pero no le causaban nada.

Seguía teniendo dudas, pero por el momento quería saber todo de lo que era capaz.

¡Sólo quiero a mi hijo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora