Disimula (Larry Stylinson)

Prologo.

Prologo

Estamos todos en el estudio de grabación, esperándote, los chicos empezaron a suponer que estabas con ella así que decidieron perdonar tu retraso de ante mano. Después de varios minutos apareciste. Entraste por aquella puerta, tan perfecto como siempre, tu cabello un poco revuelto y esa sonrisa que derrite a cualquiera, tus ojos pasearon rápidamente por todo el estudio hasta que se encontraron con los míos.

– Siento llegar tarde. – te disculpaste con todos, pero me mirabas a mi, efectivamente habías estado con ella.

Baje mi cabeza y evite tu mirada. Me dueles y lo sabes. ¿Por qué tuve que enamorarme de ti? ¿Por qué simplemente no te puedo sacar de mi mente?

En todo el tiempo que estuvimos metidos en esa pequeña cabina, no deje de sentir tus ojos azules taladrándome, y yo, aunque no quisiera mirarte, no podía dejar de hacerlo. Cuando los chicos estaban distraídos hablando de cualquier cosa te acercaste tanto a mí que nuestras manos rozaron y vacilante entrelazaste tu mano a la mía.

–Lo siento. –susurraste cerca de mi oído y apretaste mi mano suavemente. 

Te mire con tristeza. ¿Qué podía hacer? No podía enojarme, eras de ella.

Cuando terminamos de grabar, me sacaste de aquel lugar con la excusa de que me tenías que contar algo importante, como siempre los chicos no sospecharon, claro, eres mi mejor amigo. Una vez fuera, miraste hacia todos lados revisando que no hubiese nadie cerca y me besaste con tus manos aferradas a mi rostro haciendo el beso más profundo e intenso, no me podía alejar ni aunque quisiera, me necesitabas y te necesitaba.

¿Cómo llegamos a esto? ¿Cómo llegaste a ser tan indispensable para mí? ¿Cuándo empecé a necesitar tus besos tanto como respirar? No lo sé, pero sucedió. Sentí como tu dulce lengua se adentraba en mi boca para encontrarse con la mía que siempre estaba deseosa de ti.

Escuchamos unos pasos a la distancia y con brusquedad me alejaste. Te mire y tenias los labios rojos y levemente hinchados, supongo que los míos están en igual condición por ese beso que nos acabábamos de dar, apenas si pudimos recuperar el aliento cuando los chicos salieron.

–Después continuamos. –susurraste tan bajito que apenas yo te pude escuchar.

Y sonreíste, sonreíste con esa sonrisa tan hermosa que solo tú puedes dar.