Capítulo 8

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VIII

Tu boca en mi boca, tu lengua encontrándose con la mía. Tus manos en mi cabello y las mías en tu cadera. Ya no había más distancia entre nosotros. 

--Harry… – dijiste aun sobre mis labios, lograste separarte con dificultad de mí y con la mirada más intensa que tus ojos me habían dado dijiste:

--Tengo ganas de ti.

Una enorme ola de calor invadió mi cuerpo. Sabía a lo que te referías con esas palabras y no pude evitar sentirme nervioso. Nunca habíamos llegado a tanto, nos habíamos masturbado juntos infinitas veces pero cada quien con su propia mano y había llegado tantas veces mientras nos mirábamos a los ojos. Pero ahora seria diferente.

—Quiero probarte. – volviste a decir.

Me acerque a ti como si fuese a darte un abrazo y…

—Hagámoslo. –dije susurrando en tu oreja para luego morder levemente tu lóbulo.

Volviste a devorarte mi boca, mis labios y mi lengua. Caminamos con mucha dificultad hacia la cama aun sin despegarnos ni un poco, tu cuerpo choco con algo. Te quejaste dentro de mi boca. Reímos.

Por fin encontramos la cama y caímos en ella, quedaste sobre mí. Nuestros besos se mezclaron con nuestras risas y sonrisas.

--Dime que nunca has hecho esto con ningún otro hombre. –lograste decir separándote un poco de mi.

--Emm…–dije pensativo. – Con Niall la semana pasada. –bromee.

Al parecer fue una mala broma. No sonreíste, frunciste el ceño y te tornaste serio.

--Es broma, Lou. – dije y te bese, no respondiste. –¿Estás celoso?  –me atreví a preguntar, sin poder ocultar mi sonrisa.

Me encantas.

--Um… –dijiste simplemente evitando mi mirada.

--Lou, mírame. –me hiciste caso y tus ojos se impactaron en los míos. –No haría esto con nadie que no fueses tu. –dije y tus ojos se suavizaron, mirándome ahora de la manera más tierna, tome tu rostro entre mis manos. – Te amo. – finalice.

Me diste la sonrisa más hermosa y te adueñaste de mis labios de nuevo. Tus manos comenzaron a desabrochar mi pantalón desesperadamente. Lograste tu cometido, soltaste mi boca para pasear tu lengua traviesa por la piel de mi cuello descendiendo a mi pecho. Me quite la camisa con dificultad para que tuvieras total libertad de hacer de mi lo que quisieras y miraste mi dorso desnudo con tus preciosos ojos azules llenos de deseo. Con tan solo esa mirada, con tan solo esos ojos posándose sobre mi, sentí dulces cosquillas en mi abdomen, bajando a mi vientre y situándose en mi ya notoria erección, logrando intensificarla. 

Te quitaste tu camisa, y no me diste mucho tiempo para deleitarme con tu perfecto cuerpo cuando ya estabas depositando pequeños besitos en mi pecho, haciendo un camino que descendía a mi abdomen y luego a mi vientre. Tenia que permitirme ver esta imagen y apoye mis codos sobre la cama para así tener una visión más erótica de lo que estabas haciendo conmigo. 

Volviste la mirada hacia mí y tus ojos me preguntaron si estaba listo para lo que se avecinaba. Asentí y te deshiciste de mis pantalones para posteriormente bajar mi bóxer negro… 

Mi corazón palpitaba demasiado rápido, aferre mis manos a las cobijas blancas que estaban debajo de mí, apretándolas con fuerza, tenia miedo de volar por que con tus caricias me estabas llevando al cielo, saboreaste cada parte de mí y yo experimente un sinfín de sensaciones. No lo iba a soportar más, tu lengua caliente hacia un trabajo excepcional sobre la parte más intima de mi anatomía. Y explote, explote en tu boca sin poderme controlar más, y tú parecías disfrutar de mi sabor.

Solté mis codos y me deje yacer en la cama agotado y cerré mis ojos intentando controlar mi respiración. Sentí como te acostabas a mi lado.

–Sabes delicioso… –te escuche decir.

Abrí mis ojos encontrándome con los tuyos. Te acercaste y me besaste dejándome degustar de mi sabor en tu boca. 

~~~

Disimula… haz como si no pasara nada, bésame en tu mente pero amor, no te arriesgues nada.”

Mire el reloj, ya eran las 8:39 pm habíamos pasado todo el día dándonos besos y caricias. ¿Podía ser más feliz? Hoy eres mío, hoy me perteneces. No nos soltamos por nada, no separamos nuestros labios.

Tu celular sonó, te incorporaste en la cama y corriste a buscarlo donde sea que estuviese, reí ante tu desesperación y me incorpore yo también para comenzar a ponerme algo de ropa. Y atendiste el teléfono.

--¿Hola? –te escuche decir. –Hola, amor…bien…y ¿tu?..si… olvide llamarte cuando llegue……si amor… si…

Un nudo se estaba formando en mi estomago. Es Eleanor. ¿Estaba soportando esto? ¿Cómo no lloré?

–…Si… yo también…un beso…adiós. –Colgaste.

Eso dolió. Pude sentir el dolor justo en el medio de mi pecho.

—Yo… lo siento. – dijiste mirándome.

—¿En serio? – te pregunte sorprendiendime a mi mismo. – ¿De verdad lo sientes? – las palabras se escaparon de mi boca.

—Si…

—¿Y que sientes, Louis? ¿Qué es lo que sientes en realidad?

—Todo, todo esto.

—Louis, ¿Qué soy para ti? – traté de aguantar mis lágrimas.

Espere tu respuesta pero no dijiste nada.

—¿Soy una aventura? ¿Un juego? ¿Soy tu simple diversión pasajera?

–Harry… no…– dijiste mirandome dolido.

Te acercaste a mí y me aleje. ¿Te estoy rechazando por primera vez? Me termine de vestir lo más rápido que pude. 

–¿Todo este maldito sufrimiento terminará algún día, Louis?

Te mire por ultima vez y salí por aquella puerta. No pude soportarlo, mis ojos comenzaron a derramar las lágrimas que reprimí allá dentro. ¿Qué hice? Resbale mi espalda por la pared contigua a la puerta de nuestra habitación y caí sentado en el piso esperando que salieras corriendo detrás de mí y me dijeras que me amabas, que lo soy todo para ti, que la vas a dejar.

Pero el tiempo pasó y eso no sucedió.

Disimula (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora