Capítulo 7.

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Amaia se mira al espejo. Suspira y un escalofrío le recorre la espalda. No se siente bien. Antes de la gala creía que eran nervios. Ahora no sabe porque se siente así.

Aitana pasa por detrás de ella, le pone una mano en el hombro y la mira atentamente.

—Vamos a ducharnos. —A Amaia no le apetece. Hace un puchero y Aitana se ríe. —Venga que tenemos que hablar.

Amaia se lleva una mano a la cabeza, buscando los ganchos que le recogen el pelo hacia atrás, dejando escapar unos mechones rizados que le adornan la cara.

Un gancho. Dos. Amaia pierde la cuenta al sexto gancho que saca de su pelo y mira hacia atrás.

—Ay Aitana. No me mires así. La culpa es del peluquero no mía...

Aitana se impacienta. Ella ya ha llevado sus cosas a la ducha y Amaia todavía se está deshaciendo el pelo.

—Vamos Amaia, ya lo haces en el baño.

Aitana tira de ella hasta las duchas de chicas, abre la puerta y la cierra tras de ellas.

La ducha les proporciona intimidad. Es tarde. Demasiado tarde cómo para quedarse en el salón ya que el equipo que controla las cámaras necesita dormir. Pero demasiado pronto como para ir a la habitación y que todos estén lo suficientemente dormidos como para poder hablar tranquilas.

Aitana se quita el pijama que se ha puesto para el chat y se sienta en el banco que hay contra la pared. Deja caer su espalda sobre las baldosas blancas y suelta un gritito. Están muy frías en comparación a la temperatura de su cuerpo.

Amaia sonríe y la imita. Poco a poco se deshace del pantalón del pijama, lo deja hecho un ovillo en una esquina del baño. Al pantalón le sigue la camiseta. Aitana ladea la cabeza y mira a su amiga.

—¿Amaia... te han salido más tetas?

—Sí. Y me duelen los pezones un montón... están súper sensibles. —Aitana ríe. —Buah, que mal... Todo el mundo está empezando a ponerse fuerte con Magalí y yo empiezo a engordar.

—Que va Amaia. No estás engordando.

—Que si, que te lo digo yo.

—¿Te toca la regla?

—Me tendría que haber bajado el doce.

—Pues va a ser por eso. Yo me hincho como un pez globo cuando me tiene que bajar la regla. No te preocupes. Seguro que te baja mañana.

—Ya es verdad.

La conversación se termina. Un silencio incomodo aparece. Amaia sabe que Aitana quiere hablar de algo y sabe exactamente de que es.

—¿Te encuentras bien?.

—Si...

—Amaia...

—No...

Aitana se levanta y la abraza. Ella es mucho más bajita que Amaia pero ésta última aprovecha la diferencia de altura para apoyar su cabeza en la de ella y cerrar los ojos.

—¿Qué te pasa?

—La verdad es que estoy muy cansada. Esta semana me he ido a dormir bastante tarde todas las noches, me cuesta un montón despertarme pero no llego a descansar porque tengo miedo de quedarme dormida y no poder ir a clase.

Aitana se ríe. Y Amaia le muestra el dedo corazón sacándole la lengua.

Amaia se queda desnuda y abre el grifo de la ducha. Coge su toalla y se enrolla el cuerpo. Aitana sigue hablando pero ella no le hace demasiado caso. Se siente terriblemente agotada, tanto que se apoya en la pared de baldosas blancas mientras espera la llegada del agua caliente.

Flor de LirioWhere stories live. Discover now