—Hum... espera, espera, espera... no tengo un cóndon.—murmuró entre besos mientras sus manos recorrían desde sus piernas hasta brazos con necesidad.
—Ve por unos unos entonces.—susurró Tate sin despegar sus labios de la boca de Stiles.
—¿Voy?—preguntó enseguida dejando ver sus labios hinchados y sus ojos miel encendidos por el deseo.
—¡Ve!—indicó palmeando ligeramente su brazo.
—Voy.—confirmó levándoselo de la cama de un salto para después salir corriendo a toda velocidad sin fijarse con las cosas con las que podría chocar.
En efecto así sucedió al intentar entrar al baño no logró abrir la puerta y se estrelló contra ella, provocando que su cuerpo rebotara y desparramara en el piso.
—¡Stiles! ¿Estás bien?—la voz preocupada de Tate salió de inmediato al ver como si novio se había dado un fuerte golpe en la frente.
—Ni me dolió, ahora vuelvo.—aseguró levantándose rápidamente y sonrió mientras se tocaba su roja frente. Entró corriendo al baño casi golpeándose una vez más y cuando logró entrar cerró la puerta bruscamente.
—Un condón, un cóndon. ¿Dónde demonios deje los condones?—masculló revisando todos los lugares posibles donde los pudo haber guardado.
Buscó entre los cajones y detrás del espejo pero lo único que halló fue tijeras, pasta dental, cepillos nuevos y papel higiénico.
—Sólo necesito un estúpido cóndon.—gruñó en voz baja moviéndose de aquí para allá por todo el baño.
Entonces miró el último cajón dónde no había revisado, juraba que alguna clase luz divina iluminaba directamente hacia ese cajón acompañada de un coro angelical, por supuesto que ahí debían estar. Corrió hacia el y sus manos inquietas revisaron todo hasta que en el fondo al fin halló un preciado cóndon.
ESTÁS LEYENDO
¿Cuatrillizos?® [Dylan O'Brien] [Reeditando]
HumorCuando Tate Holds creía haberlo visto todo desde serpientes de dos cabezas, baños extra asquerosos de autoservicios y ver como una boa devoraba a su cerdito cuando tenía 6 años estaba segura que ya nada la impresionaría hasta que conoce a los O' Bri...