暁 ~Akatsuki [Completa.]

Capítulo 8

  «Celos y dolor»

Por la mañana, Hana, mi mejor amiga, me había llamado. Me hizo feliz. Nos habíamos puesto a platicar y ambos concordamos en juntarnos en una hora en el centro. La esperé sentado en un banco, mirando la gran fuente que yacía frente mío, cuando ella me sorprendió por detrás con un cálido abrazo

—¡Ruru-kun! —sonrió. —¡Te he extreñado muchísimo!

—¡Hana! ¡Por fín nos volvimos a ver! —reía mientras la abrazaba.

Ella solo sonrió como de costumbre y me llevó de la mano a unas mesitas que había por allí adelante. Se sentó a un lado mío y pedimos para de desayunar.

—¿Qué tal está todo? Y no me digas que todo “bien” —rió.

—Pues está todo como siempre, excepto que hemos avanzado con la banda y las actividades cada vez aumentan. ¿Y tú? ¿Como has estado?

—Pues regresé del extranjero hace días y apenas llegué quise venir a verte.

—¿Y porqué viniste tan apresuradamente?

—El intercambio solo duraba un año y medio, pero como hubieron cambios nos mandaron de vueltas a nuestros países y yo ya estoy aquí —sonrió.

—Eso me alegra mucho, Hi-chan

***

Me levanté por la mañana alrededor de las 6:30 am y salí a correr. Cuando regresé cansado a casa me di un baño refrescante y al terminar, me cambié rápidamente y fui hacia la cocina a buscar una fruta para comer, cuando me encontré una nota que Kate había dejado diciendo que habia salido con mi madre a hacer compras.

—Entonces creo que iré al centro a pasear un rato.

El centro estaba lleno de personas y una gran multitud de gente. Entre esos tantos pude distinguir a Kuruto quien estaba sentado en un banco solo. Sonreí y me acerqué a el para poder saludarlo pero una chica se acercó detrás de él. De verlo así con ella, me volvía muy loco.

Me puse mi capucha para que no me vieran y me senté en un banco lejos de ellos a verlos, esperando a que aquella mujer pudiera irse. Después ambos se levantaron y se fueron a pasear, a lo que yo los seguía a escasos metros, escuchando un poco de su conversación.

—Vaya... tiempo sin haber pasado por aquí... —dijo viendo las decoraciones de navidad.

—Este año quedate, no te vayas otra vez

—¿Me has extrañado, Ruru-kun?

—¿Acaso tú no? —alzó una ceja divertido.

—¡Claro que sí! ¿Cómo no extrañaría a mi mejor amigo? —dijo abrazándolo del cuello.

¿Mejor amigo? ¿Son amigos?

—Jejeje, niiñaa —revuelve sus cabellos.

—¡Ya! ¡Me despeinaras! —rió mientras acomodaba su cabello. —Sabes... Me enteré de que él está de regreso, ¿Es de verdad?

—Si, es cierto. Después de tanto tiempo... —cierra sus ojos para luego sonreír.

Admito que me siento tan mal al escuchar conversaciones ajenas pero a la vez me interesa.

—¿Y tú cómo estás al respecto?

—Supongo que bien...

—¿Y por que estás así de ese modo? ¿No tendrías que estar feliz por su llegada?

—Lo estoy, más que feliz, pero que te había dicho era cierto... tiene pareja. —bufo llevando ambas de manos hacia su rostro.

—Kuruto... el no sabe de lo que se pierde —lo miró apenada. —¿Y ahora que harás?

—No lo sé. Supongo que seguir con mi vida aunque muy feliz —la miró.

—¿Feliz? —lo miró confundida.

—Yo verdaderamente estoy muy feliz por él, pero dime Hana —lo miró triste. —¿Que haré yo sin Shohei? Si todavía lo sigo amando...

Me hizo tan feliz en este preciso momento, hasta me daban ganas de abrazarlos y decirle "¡Yo también sigo enamorado de ti!"

—Mmhm —suspira y le toma sus manos. —Sólo tómate un tiempo...

Minutos después ella recibió una llamada que al parecer era importante. Se despidió de el con un abrazo y se fue apresurada. Kuruto en todo el camino hacia su casa iba cabizbajo, hasta que en un momento se tropezó y este cayó al suelo.

—¡Kuruto! —gritó.

Me acerqué rápido hacia el y lo tomé en mis brazos al estilo princesa, mirándolo a los ojos muy preocupado.

—¿S-hohei? ¿qué haces aquí?

—Salí a caminar por aquí y vi que te tropezaste, ¿estás bien?

—Si, yo... lo estoy —dijo con su cabeza gacha. —¿Pero podrías bajarme? —le dijo con un leve sonrojo.

Miré su cuerpo por si se encontraba herido y tenía sus mejillas raspadas, sus manos y labios estaban sangrando. Se había lastimado y sus ojos estaba rojos más las lágrimas que desbordaban

—Estás sangrando y puedes enfermarte si no te curas...

—Estoy bien.

—Vamos a mi casa, te curaré.

—¡N-no Shohei! ¡Ya bajame! —pataleó.

—¿Porqué no?

—No quiero causarte problemas... —dijo desviando su mirada.

—No te preocupes, no hay nadie en mi casa.

Lo llevé en mis brazos con sumo cuidado y al llegar a la casa, abrí la puerta y lo dejé con cuidado en el sofá de la sala, mientras buscaba vendajes y agua para curarlo. Mojé un pequeño paño y lo pasé suavemente sobre sus manos.

—Ah, duele~ —se quejó.

—Lo siento —preocupado mira sus manos. —Tus manos son muy lindas como para estar lastimadas de ese modo... —dijo curándolo suavemente.

Este se sonrojo y rió leve. Se veía muy adorable

—Gracias...

Terminé de curar sus manos y empecé con su rostro, me miraba fijo a los ojos sin desviar su mirada de mí, en el podía ver que en el fondo sufría

—Kuruto —deja las cosas a un lado luego de haberlo curado. — ¿Te ocurre algo?

—No, no es nada

—Te conozco...

—Ha pasado mucho tiempo, no se si todavía me sigues conociendo.

—Pero tu mirada, tus ojos me dicen otra cosa. ¿Qué es lo que sucede?

Miró detenidamente sus manos y tocó suavemente su rostro, cabizbajo. Cuando alzó su mirada nuevamente con una de sus manos me acarició una mejilla. Me estremecí

—Te extrañé y no puedo creer que todavía estés aquí conmigo

—Prometo que nunca más volveré a irme...

Escuché el ruido de la puerta abrirse cuando vi entrar a mi madre y a Kate a la casa. Kuruto se exalto rápido y se levantó, quejándose de su rodilla.

—¡Kuruto, niño! ¿Qué te ocurrió en el rostro? —le preguntó la madre de Shohei.

—Sólo me cai y me raspé un poco señora, no se preocupe. —sonrió. —Ahora si me disculpan debo irme —hace una reverencia y se va rápido.

—¡Vuelve cuando quieras! —sonrió.

—¡Kuruto, no te vayas! ¡Espera!

Salí rápido para poder alcanzarlo pero Kate quien estaba afuera me detuvo del brazo, dejando que Kuruto se me escapara.

—¿Pasó algo malo?

—No Kate, no te preocupes.

Me esquivé de ella y corrí para poder alcanzarlo pero el ya se había ido y no lo podía encontrar por ninguna parte. Debí haberlo seguido.