Capítulo 11

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«Desintegración»


Las semanas se habían pasado como el viento y ya la preocupación se apoderaba de mí. Sabía sobre la discusión que Kuruto y Shohei habían tenido, y fue por eso que él no asistió a ninguna reunión de la banda. De un modo estaba preocupado ya que pensé que esto le habría podido afectar en todo, y asi fue. Llegué a la compañía justo a tiempo y cuando entré a la sala los demás miembros estaban totalmente callados, cada uno sentado en su respectiva silla.

—Vaya expresiones, es como si hubiesen matado a alguien —bromeó sentándose en uno de los sofás.

—Esto es muy serio... —habló en vocalista de la banda.

—Estamos teniendo muchos problemas en esta banda. —comentó el baterísta, seriamente.
—Y por eso los tres hemos tomado una decisión...

—No me asusten —rió nervioso. —¿Qué clase de decisión fue?

—No se si lo sabes, pero hace días llego la carta de renuncia por parte de Kuruto y supusimos que tú sabrías algo al respecto con esto

Sentí como mi corazón fuera a salir de mi propia boca, se había descontrolado todo. Me costaba creerlo ya que sabía que algo así al fin y al cabo sucedería, pero nunca pensé que Kuruto fuera capás de dejar la banda, la cuál estaba comenzando a crecer.

—No... Yo... no lo sé, no se el porqué hizo eso. —titubeó.

—La decisión es sumamente definitiva. Dejaremos Arpege aunque nos duela, porque ya no podemos seguir de éste modo —dijo muy angustiado. —Hablamos con Kuruto de todos modos y con el presidente. Se acabó, Ryuno.

Trague en seco y no les dirigí ninguna palabra, solo asentí, les sonreí a los tres y me lleve mi bajo de ahí. El dolor me emanaba por completo.

***

Había dado mi carta de renuncia para la banda, no podía haber seguido más tiempo, no podía ni siquiera tocar la guitarra ni  los ánimos para estar arriba del escenario. Fue lo mejor que pude haber hecho, la hice en casa y la firme con mi firma entregándosela al propio Presidente quien apenado lo recibió. Todos me habían preguntado la causa de mi retiro, por lo que solo contesté “Por el momento no podré seguir” “Me siento cansado y ya no tengo las fuerzas que necesito”. Supieron comprenderme y no preguntaron más, a lo que luego me despedí de los dos y traje conmigo mis instrumentos a mi casa.

El dolor de las palabras dichas por Shohei seguían resonando en mi cabeza una y otra vez, estaba cansado. Cada vez que pensaba en aquel momento me angustiaba pero cuando recordé el pequeño abrazo que ambos nos dimos, nuestras ambas respiraciones agitadas y la manera en la que me miraba a los ojos, seguía sonriendo como idiota enamorado.

—¡Kuruto! ¡Abreme, por favor! —gritó con desesperación.

Reí sentado en el sofá escuchando los golpes que daba en la puerta, fueron muchas las veces en las que lo había hecho pero no podía abrirle la puerta, porque si lo hacia iría a sus brazos y caería rendido.

—Olvidate de mí, como yo lo hago contigo —murmuró tras la puerta.

Es imposible olvidarme de él teniéndolo siempre en la cabeza.

—Siento todo lo que dije anteriormente, ese no fui yo... —lamentó apoyando su frente en la puerta. —Kuruto... Por favor... Abreme. —suplicó.

—Vete de aquí, dejame solo —contestó fríamente.

—No olvides lo mucho que te amo, ¿si? —sonrió para luego irse.

Sonreí secando mis lágrimas. Al oír el silencio suspiré tristemente acostándome boca a bajo en el sofá sin nada que hacer. Miré en el mueble de la sala la foto en la que estaba con Ryu y luego en la que salía con Shohei.

—La única persona que me ha demostrado su amor en mí fue Ryu... —susurró entre mientras agarraba un cojín para abrazarlo. —El único.

***

Necesitaba el consejo de un amigo hace tiempo, necesitaba contarles de mis problemas a alguien pero no sabía a que persona exactamente. Cuando, en el momento justo y exacto, había mensajeado a un viejo amigo de secundaria que no veía hace tiempo por lo que concordamos en juntarnos. Fui hacia su casa y me recibió amablemente, siempre había sido esa persona dulce y comprensiva. Sabía yo que su consejo me podría ayudar.

—Ahora que me has platicado de ese problema, ¿por qué lo hiciste? —interrogó un joven de igual estatura, de cabello fucsia.

—Tuve miedo...

—¿Miedo de que tu novia se enfadara contigo?

—De que se decepcionara de mí...

Alzó una ceja, ladeando su cabeza levemente.

—¿Y porqué no le dijiste la verdad al principio?

—Debí haber hecho eso y no lastimar a Kuruto. No sé en que pensé —suspiró culpable. —Fui un completo idiota.

—Le hiciste caso a su mejor amigo, el te obligó a hacerlo y lo entiendo —destacó sirviéndole una taza de té. —¿Tú crees que Kuruto le creerá a él antes que a ti?

—Así es... —agarró a la taza y bebió un sorbo. —Tamon... ¿Qué crees que deba hacer al respecto?

—Yo si fuera tú iría hacia Kuruto y me disculparía pero si el no acepta recibirte pues deberás esperar un tiempo, porque supongo que el deberá de estar triste —le mencionó.

—Tienes razón

—Espero que eso te ayude.

—Eso es seguro —contestó amable.

—Y si no ayuda haz lo que tu corazón te diga —le aconsejó dulcemente.

Era todo un gurú en el amor, era admirable. Sonreí y le revolví sus cabellos a lo que el se sonrojó.

—Por cierto, cuando todo el tinte fucsia se vaya, pintalo de color Violeta.

—¿Violeta?

—Así es. Ese color es para ti pues te favorecerá Tamon-chan —le guiñó un ojo.

—Gracias, pues lo consideraré —sonrió.

Me despedí de el dándole las gracias e hice lo que me había recomendado, visitar a Kuruto.
Mi corazón ardía como fuego. Lo único que deseaba en este momento era estar de su lado, aunque estuviese enojado conmigo lo comprendería, pero el de seguro no querrá verme y eso era seguro.

—¿Qué puedo hacer? —pensó.

No podía aguantar más tiempo aquí solo y encerrado, necesitaba verlo una o de otra forma. Golpeé la puerta de su apartamento tres veces seguidas, pero la puerta no se habría y al asomarme a la puerta no podía oírlo.

—¡Kuruto! ¡Abreme, por favor! —gritó en desesperación.

Oí sus pasos que se acerbaban lentamente hacia la puerta, apoyé mi mano sobre ella y golpeé una vez más.

—Olvidate de mí, como yo lo hago contigo —murmuró tras la puerta.

Negué con mi cabeza cerrando los ojos, no podía olvidarme ni tampoco quería que lo hiciese. Sus palabras comenzaron a simplemente doler.

—Siento todo lo que dije anteriormente, ese no fui yo... —lamentó apoyando su frente en la puerta. —Kuruto... Por favor... Abreme. —suplicó.

Necesito verte.

—Vete de aquí, dejame solo —contestó fríamente.

Asentí secando mis lágrimas con la manga de mi abrigo. Podía entender del porqué de su comportamiento, mis palabras fueron dolorosas para el y me había dado cuenta de mi error.

—No olvides lo mucho que te amo, ¿si? —sonrió.

Me di la vuelta y sin más me marché de allí mirando nada más que el suelo al caminar. Esperaba a que el me hubiese abierto.

暁 ~Akatsuki [Completa.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora